Domingo, 6 de septiembre de 2009. Año XXI. Número: 7.201
ESPAÑA
 
LA ENTREVISTA DE ESTHER ESTEBAN / ARTUR MAS
«Si el Constitucional descafeína o diluye el 'Estatut', tendremos un problema serio»
Lo puede decir más alto pero no más claro. «No aceptaremos que el Tribunal Constitucional toque una coma de un 'Estatut' que ha sido aprobado en referéndum por los catalanes». El líder de CiU está dispuesto a dar la batalla y habla sin tapujos del derecho a decidir de la nación catalana.
ESTHER ESTEBAN

Barcelona

Su objetivo político tiene una fecha señalada en el calendario: noviembre de 2010, cuando los catalanes serán convocados a las urnas. Aunque aún queda un largo año, en su presencia una tiene la sensación de que la cita electoral es inminente, y en la sede de su partido, Convergència Democràtica de Catalunya, en Barcelona -lugar donde se celebra esta entrevista-, la actividad es frenética, como si ya se hubiera iniciado la cuenta atrás. Si de muestra vale un botón sólo ha tenido 10 días de vacaciones estivales y el resto lo ha dedicado a preparar la estrategia ante la sentencia del Estatut. «Si el TC fuera independiente debería inhibirse. Cataluña es una nación, no es una más del café para todos», sentencia.

Pregunta.- Parece que la sentencia del Constitucional sobre el Estatut es inminente. ¿Qué pasa si finalmente sale un Estatut descafeinado en los aspectos esenciales que aprobaron ustedes?

Respuesta.- Si la sentencia del Constitucional descafeína, diluye o disminuye el contenido del Estatut, tendremos un problema serio, porque hay un choque de legitimidades: la voz y la decisión del pueblo de Cataluña en referéndum y una decisión legal por parte de un tribunal dividido, condicionado y claramente desprestigiado que no se ha renovado cuando tocaba, y cuya capacidad para dictar una sentencia sobre el Estatut es dudosa.

P.- ¿Está diciendo que el Constitucional está deslegitimado para decidir sobre el Estatut?

R.- No sé si está deslegitimado, porque debo tener un respeto por los órganos del Estado, pero igual que hay productos que caducan, hay tribunales que caducan. Y éste es un tribunal que está caducado, porque ni se renueva a tiempo, ni resuelve a tiempo y está condicionado por todo el mundo. Yo ese producto, si tuviera que comprarlo, no lo compraría. Las sentencias que haga ese tribunal están bajo sospecha y son desnaturalizadas.

P.- ¿Y usted qué cree que debería hacer el tribunal para no crear ese conflicto de legitimidades?

R.- El Constitucional debería decir que el Estatut ha pasado todos los filtros habidos y por haber, que ha sido aprobado por el Parlamento de Cataluña, por el español y en referéndum. Si fuera independiente, debería inhibirse de estos recursos y dejar el Estatut tal y como salió del referéndum.

P.- Montilla ya ha advertido que un fallo contrario al Estatut pondría en apuros a Zapatero. ¿Usted comparte ese criterio?

R.- Son unas declaraciones que ni las entiendo ni las comparto. El problema aquí no es Zapatero, sino cómo Cataluña puede aspirar a ganar autogobierno y capacidad de decisión propia si haciendo las cosas bien y por los cauces legales se le acaba diciendo que no. Éste es el tema. Zapatero pasará y Cataluña se queda. Zapatero dentro de un tiempo será historia, pero el pueblo catalán persistirá. A mí lo que le pase a Zapatero me trae sin cuidado, pero no lo que le pueda ocurrir a Cataluña.

P.- No exagere. Tampoco el Estatut será tan decisivo para la vida de los catalanes, ¿no?

R.- Por supuesto que será decisivo. Si la sentencia no es favorable, no se puede pretender que Cataluña renuncie a sus ansias de autogobierno y a sus libertades más grandes. El Constitucional puede dictar una sentencia, pero no puede anular la voluntad de un pueblo. En mi opinión, los estatutos y las leyes que son refrendadas por el pueblo en referéndum no deberían ser recurribles ni llegar al Constitucional.

P.- Rubalcaba ha advertido de que España no puede negar el Estatut, porque es una decisión que se ha tomado en el Parlamento catalán, pero también ha recordado que el término nación sólo figura en el preámbulo, y no tiene carácter normativo.

R.- En eso Rubalcaba se equivoca. Cataluña es una nación, y eso se reconoce en una ley española, que es el Estatut. Será normativo o no, pero tiene un valor simbólico tremendo. Los preámbulos sirven para interpretar las leyes. Además, en el articulado, con rango normativo, se habla de los símbolos nacionales de Cataluña. Si en el preámbulo habla de que Cataluña es una nación y en el articulado de los símbolos nacionales de Cataluña, la ecuación se resuelve fácilmente: Cataluña es una nación.

P.- ¿El reconocimiento de Cataluña como nación favorece la independencia, como temen algunos?

R.- Toda nación tiene derecho a decidir su futuro, y si Cataluña es una nación tiene derecho a decidir su futuro. Otra cosa es que los catalanes decidan que ese futuro quieren compartirlo con España, o no.

P.- ¿Le parece bien que Arenys de Munt mantenga su consulta separatista, pese a la prohibición?

R.- Esa consulta la organiza una entidad privada de un pueblo. Es exagerado que se monte este follón monumental, que intervenga la Abogacía del Estado y que se lleve a los tribunales, es simplemente ridículo. Una entidad privada tiene derecho a poder hacer lo que crea conveniente, y un Estado que es campeón del paro bastante trabajo tiene como para entretenerse en estas cosas. Hay quien tiene mucho miedo a que la gente opine.

P.- ¿Usted se siente español?

R.- Yo me siento catalán. Sentimental y emocionalmente me siento catalán, pero administrativamente soy ciudadano del Estado español. Una cosa es la legalidad y los vínculos administrativos y otra cosa los sentimientos y emociones, y ahí yo me siento 100% catalán. Cataluña no es una más de la tropa, del café para todos, es algo distinto.

P.- ¿Usted es partidario de recurrir la sentencia del Estatut a tribunales internacionales, como han dicho algunos?

R.- Si la sentencia del Constitucional es negativa, sea por la vía de la interpretación o de anulación de artículos, Cataluña se tiene que reservar todos los mecanismos de recurso, incluido recurrir a tribunales internacionales. Además, no le quepa duda de que el pueblo de Cataluña debe tener una reacción serena pero firme, muy firme.

P.- ¿De qué tipo?

R.- Tiene que ser múltiple. Primero, una reacción popular en la calle, ordenada, pacífica. Segundo, el Parlamento catalán tiene que reaccionar. Y tercero, lo tienen que hacer el Gobierno y su presidente, por muy amigo que sea del PSOE. Además, buscar todas las vías legales para hacerlo.

P.- ¿Incluido el desacato, no aceptar la sentencia y que se siga aplicando el Estatut?

R.- El desacato no es una expresión que se pueda admitir en un Estado de Derecho. No soy partidario de desobedecer. Pero una cosa es una sentencia, que es la interpretación del Constitucional, y otra cosa es la voluntad soberana del pueblo catalán, que es aspirar a más autogobierno y más libertad, y eso no puede quedar simplemente circunscrito a una sentencia.

P.- ¿Y qué instrucciones dará a su partido el día que salga la sentencia si no cumple sus expectativas?

R.- La instrucción las tengo dadas, y son que, pase lo que pase con la sentencia del Constitucional, Cataluña ni se puede doblegar, ni se puede encerrar en sí misma, ni se puede resignar, sino que tiene que reaccionar. En eso apelo al espíritu del 12 de septiembre. El 11 de septiembre de 1714 Cataluña sufrió su derrota definitiva militarmente y Felipe V abolió todas nuestras instituciones, libertades y lengua, pero el 12 de septiembre los catalanes se pusieron a trabajar para levantar el país. No es un paralelismo exacto, pero sea cual sea la sentencia del Constitucional el pueblo de Cataluña debe trabajar y levantar el país.

P.- ¿Para usted qué aspectos del Estatut son intocables?

R.- CiU es partidaria de que no se toque ni una coma del Estatut, absolutamente nada. Ya se tocó demasiado en su tramitación. El Estatut tiene una columna vertebral, basada en que Cataluña es una nación con símbolos nacionales, tenemos unos derechos históricos, una lengua propia, unas competencias, y además tiene un sistema de financiación que no tiene por qué ser café para todos y que tiene que estar más acorde con la capacidad de esfuerzo fiscal del pueblo catalán.

P.- ¿Sueña con que la generación de sus hijos o sus nietos vea una Cataluña independiente?

R.- Yo no me he definido nunca como independentista, pero creo que el proceso de construcción nacional de Cataluña no tiene límites, no se le pueden poner límites. Mi sueño es que la gente en Cataluña pueda tener el país que ellos quieran. Lo que quiero es que mis hijos vivan en un país que pueda decidir por él mismo.

P.- ¿La constitucionalidad o no de este texto puede condicionar la aprobación de los presupuestos?

R.- Una cosa y otra no tienen nada que ver.

P.- Cambiando de asunto. ¿Cree que Zapatero será capaz de remontar la crisis tal como lo están haciendo los países de nuestro entorno?

R.- En economía Zapatero está demostrando ser un cero a la izquierda. Y lo único que hace es improvisar y frivolizar. No puedes aprobar hoy una deducción de 400 euros y al año cargártela. No puedes suprimir el impuesto de patrimonio y a los meses volverlo a reinstaurar. No puedes anunciar subidas de impuestos si antes no ha habido un plan de austeridad profundo. En plena crisis la peor medida es subir los impuestos. Eso es mirar para el Estado y no para la sociedad.

P.- Si las cosas siguen igual, ¿el Gobierno aguanta?

R.- Aguantará, porque no hay alternativa.

P.- ¿Usted no ve a Rajoy como la alternativa capaz de sacar a España del agujero?

R.- Quedan tres años para las elecciones, y en tres años pueden pasar muchas cosas. El problema es que Zapatero no está a la altura y Rajoy lo tiene que demostrar. Lo que es evidente es que mientras otros países del entorno se empiezan a recuperar, nosotros seguimos cayendo. Véase las cifras de paro que son espeluznantes. Véase el plan E, que ha sido un parche para hacer aceras y pavimentar calles. Todas las medidas del Gobierno son pan para hoy y hambre para mañana. Su actuación está siendo desastrosa.

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