Opinión

El quid de la cuestión

‘Tal y como están las cosas, el Gobierno central debe entender que en Cataluña hay un problema que se arrastra desde hace mucho tiempo y hay que buscarle solución, pero la pregunta es: ¿saben como hacerlo? Para bien o para mal, en Cataluña se han movido muchas cosas en muy poco tiempo y algunas de ellas de mucha envergadura. Por ello, hay que tomar decisiones y en ese contexto cabe preguntarse si la posibilidad de un pacto fiscal a imagen y semejanza de los conciertos que tienen en Euskadi y Navarra, frenaría el independentismo’.

Bernardo Fernández
miércoles, 31 de julio de 2013 | 07:40

España ha sido vista desde Cataluña, casi siempre, como un lugar donde se concentra el poder y adonde es necesario acudir para resolver problemas y hacer negocios. Por el contrario, Cataluña para España ha sido una región avanzada en algunos aspectos pero demasiado celosa de sus costumbres y rasgos diferenciales, y los catalanes gentes de poco fiar. Los recelos y las desconfianzas de aquí para allá y de allí para acá han sido una constante a lo largo del tiempo.

Desde hace siglos, y por los avatares de la historia, las dos nacionalidades se encontraron dentro de una misma entidad política. En su relación, la nacionalidad más grande y poderosa, la castellana, diluyó a la catalana, hasta hacerla casi desaparecer. Influyeron para ello numerosas cuestiones. La demografía (seis millones de habitantes contra menos de medio), el afán colonizador (todo un imperio, bajo una sola nacionalidad), la economía (con derechos exclusivos sobre América), el predominio institucional y militar (con carácter dominante de unos sobre otros) y el lingüístico-cultural (el castellano expansionándose en la península como una cuña, según el esquema plástico de Menéndez Pidal).

Sin embargo, todo evoluciona y el aumento del anhelo independentista en buena parte de la ciudadanía de Cataluña pone de relieve la creciente desinhibición de un sentimiento que durante mucho tiempo los catalanes han tenido larvado. De alguna manera, ha existido un cierto complejo de inferioridad en las cuestiones de gobernanza del Estado y la utilización de un determinado victimismo han hecho que lo catalán se viera como cosa ajena en casa propia. A su vez, para algunos, ha venido como anillo al dedo el escaso reconocimiento del hecho diferencial, ha generado incomodidad el café para todos, se han considerado menospreciadas la cultura y la lengua o se ha calificado de expolio lo que es un desajuste fiscal.

En cambio, en España la situación ha sido diametralmente diferente. A lo largo de la historia se ha hecho, casi de forma permanente, un manejo abusivo del poder. Poder que la Constitución vigente, al mencionar en su artículo 8 la ‘integridad territorial’, pone en manos de las Fuerzas Armadas. No obstante, hay otras maneras de tratar la cuestión que nos ocupa, que no es otra que la disputa por el poder.

Tal y como están las cosas, el Gobierno central debe entender que en Cataluña hay un problema que se arrastra desde hace mucho tiempo y hay que buscarle solución, pero la pregunta es: ¿saben como hacerlo? Para bien o para mal, en Cataluña se han movido muchas cosas en muy poco tiempo y algunas de ellas de mucha envergadura. Por ello, hay que tomar decisiones y en ese contexto cabe preguntarse si la posibilidad de un pacto fiscal a imagen y semejanza de los conciertos que tienen en Euskadi y Navarra, frenaría el independentismo. Quizás esta sea una de esas preguntas que admita más de una respuesta. Es posible que el haber logrado un objetivo de esa magnitud fuera, a medio plazo, un estímulo para ir en pos de otros logros aún más ambiciosos. Porque con el acuerdo por el pacto fiscal la aspiración a la obtención del poder no se vería plenamente satisfecha.

Saciar un apetito de poder solo puede lograrse ofreciendo una cota de poder mayor. Ello sucedería cuando Cataluña viera que dentro de España puede tener más poder que saliéndose de ella. Y aquí entran en juego dos factores de singular importancia. Uno de ellos es Europa. Y otro, un acuerdo federal, al que ya me he referido en más de una ocasión en este mismo espacio.

En este contexto, adquiere la máxima fuerza la reflexión de Juan José López Burniol cuando dice que quizá valga la pena reconsiderar la conveniencia de agotar las posibilidades de reforma, lo que exige, en primer lugar, priorizar los problemas existentes en estos términos: 1) La reivindicación –ya irreversible– del derecho a decidir. 2) La reforma del sistema de financiación autonómica. 3) La reforma de la Constitución para culminar el desarrollo federal del Estado autonómico.

Y, una vez planteados, ¿cómo afrontarlos? El derecho a decidir es una reivindicación irrenunciable para el Gobierno autonómico catalán y su reconocimiento inmediato, pero es imposible para el Gobierno español dentro del marco constitucional actual. En consecuencia, su admisión se tendría que subsumir dentro de una reforma constitucional que acometer en esta legislatura, con el compromiso previo y firme del PP y del PSOE de aceptar la convocatoria de consultas por los presidentes autonómicos. Mientras tanto, se tendrían que cerrar dos pactos de carácter económico, que serían la mejor garantía de la seriedad negociadora de ambas partes. Con carácter inmediato, una distribución asimétrica de la reducción del déficit, favorable a Cataluña, como justa compensación a la continuada solidaridad catalana expresada en el déficit crónico de la balanza fiscal; y, a final de año, una reforma del sistema de financiación que establezca un límite a la aportación catalana al Estado, para homologarla con la de países de similar estructura territorial. Y culminaría el proceso con una reforma constitucional que tendría que incluir la conversión del Senado en una auténtica cámara territorial, una redefinición clara de las competencias respectivas del Gobierno central y de los autonómicos y el régimen de financiación autonómico previamente pactado.

Desde luego, no es poco lo que sugiere el notario afincado en Barcelona. Muchos opinarán, y no les faltará razón, que una propuesta de esas características es imposible que se lleve a cabo ya que ningún gobierno, sea del color político que sea, permitirá una consulta que podría suponer el principio de la desintegración del Estado. Aún y así, Artur Mas debería negociar hasta la extenuación y sin perder nunca las composturas. De igual manera, sería deseable que agotara todas las vías legales a sabiendas que una tras otra rechazarán su propuesta; pero es la mejor forma para cargarse de razones y poder acudir después, como seguramente tiene previsto, a buscar el amparo de los organismos internacionales.

Como dice un viejo amigo mío, siempre se está a tiempo de romper la baraja y, si no estás seguro de ganar la partida, la ruptura no es otra cosa que escapismo. Sería deseable que los soberanistas, de forma limpia y sin cicaterías, intentaran sumar apoyos y lograr una amplia mayoría en la que también puedan incluirse aquellos catalanes que apuestan por el derecho a decidir dentro de la legalidad –y en cuyo ejercicio votarán sí o no según les convenga–. Estoy pensando en esos ciudadanos que quieren un sistema de financiación justo y que apuestan por una reforma constitucional que racionalice la vida en común dentro de España de acuerdo con el interés general.

Esa amplia mayoría existe, hace falta saberla galvanizar, pero hay que tener la capacidad y el carisma necesarios para conformarla. Entre la nada y el todo existen un sinfín de posibilidades. Y el posibilismo es señal de fortaleza y confianza. En cualquier caso, el quid de la cuestión se condensa en aquella firme convicción de Vicens Vives según la cual “para nosotros, los catalanes, ser españoles es una condición geográfica”.

Bernardo Fernández Martínez es ex diputado autonómico del PSC y consejero nacional de la Federación de Barcelona del PSC

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32 Comments en “El quid de la cuestión”

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  1. Pau - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 08:46

    Es bueno leer a este señor. Nos explica en un lenguaje para niños cuales son los próximos planes del PSC en su traición a las clases populares catalanas.

  2. José Miguel - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 09:12

    Vomitivo artículo

  3. Romualdo - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 09:43

    Produce pena ver que una ideología claramente insolidaria, manipuladora de la historia y excluyente de los derechos de los ciudadanos ha calado en el PSC.

    ¿Y el PSOE? ¿Este es el discurso que va a hacer al resto de los españoles? La ruptura es inevitable y cuanto antes se produzca mejor. El PSC que se disuelva y se integre en un partido nacionalista y el PSOE que presente candidatura propia en Cataluña.

    Produce vergüenza ajena leer que se defiende, aunque no se diga expresamente, que se sacie un apetito de poder ofreciendo un poder mayor.

    ¿A quién, al que sabemos insaciable? ¿Acaso cuando se fundó el PSOE la burguesía española, agraria e industrial, teniendo el poder, no ansiaba más cota de poder para saciarse? ¿Por qué se la enfrentó el PSOE y no defendió una mayor claudicación de obreros y trabajadores del campo?

    Les hay que llaman evolucionar a volver al pasado o a construir un futuro más insolidario. Eso sí en nombre del Progreso.

  4. Joja - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 10:30

    El problema no es dar más competencias o más recursos, porque si es así desde hace más de treinta años en el que se ha seguido esa vía al menos el nacionalismo se hubiera moderado, pero no todo lo contrario. Primero porque el nacionalismo ha utilizado sistemáticamente esos recursos y competencias para evangelizar en catalanismo a la población catalana, siendo el objetivo último conseguir una mayoría social para lo que están haciendo ahora mismo; un proceso independentista, y 2º porque toda cesión del estado ha sido retratada por el nacionalismo como algo insuficiente, como migajas de un estado opresor y expoliador en una masiva y continua propaganda anti-española sin escrúpulos. El PSC se define como la 3º vía, pero es más nacionalismo siempre da la razón en última instancia al nacioanalismo, es el aliado indispensable del nacionalismo, el que saca tajadas directemente de un partido central del estado como el PSOE y el que mantiene pasivas las clases hispano-parlantes e hispanófilas de Cataluña, que de otra manera estarían más organizadas para oponerse a la deriva nacionalista, utilizando esos votos además para dar cobertura al nacionalismo y catalanizar a sus propios votantes. El estado federal no es mala idea si se persiguiera la simetría, pero no es el caso, el PSC quiere una federación asimétrica favorable a Cataluña, en el fondo sólo están intentando las recoger las nueces del árbol que agitan CDC y ERC.

  5. Romualdo - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 10:46

    ¡Enhorabuena Joja! Así es. Y ahora quiero hacer una pregunta que ya he hecho contestando a Independencia en otro hilo:

    Me quiere decir alguien ¿Qué Partido Político va a defender el SÍ en el referéndum sobre la secesión de Cataluña?

    Porque Durán y Pujol han reconocido públicamente que el que se salga de España se sale de la UE. ¿Tan cínicos van a ser de defender el SÍ con las funestas consecuencias que tendría la secesión para Cataluña? Y no valen preguntas sesgadas porque el secesionismo e incluso el PSC proponen a Cameron como modelo de tolerancia. Y a Escocia se le ha puesto ante una disyuntiva clara.

    Se ha recomendado el SÍ en referéndums ilegales, lógico porque hacerlo no tenía consecuencias.

    ¿Para qué se quiere uno legal si todo apunta a que NADIE defenderá el SÍ? ¿Que se esconde detrás de la defensa de ese “derecho a decidir” cuando se va a defender, como no puede ser de otro modo si se es un Partido Político mínimamente responsable, la permanencia en España para seguir estando en la UE?

  6. enric - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 10:51

    La incapacidad de los socialistas para hacer un análisis mínimamante racional de las circunstancias que nos han traido hasta aquí, y de sus gravísimas responsabilidades, los inhabilita como partido político y de hecho su descomposición es cada vez más evidente…: siguen invéntándose cuentos que solamente se los creen ellos.

    ¡Vaya diferencia con el artículo de Francesc de Carreras hoy en La Vanguardia!:

    La hora de la audacia, de Francesc de Carreras en La Vanguardia
    el 31 julio, 2013 en Derechos, Libertades, Política, Sociedad
    ImprimirOPINIÓN

    Despedimos el curso de la política catalana con una carta. Lo reanudaremos a principios de septiembre con el inicio anticipado de los fastos sobre 1714. La carta se la ha dirigido el president de la Generalitat al presidente del Gobierno. En ella le pide que aborde el diálogo y la negociación para que los ciudadanos catalanes sean consultados sobre si desean separarse de España y constituir un Estado independiente.

    Si yo fuera Rajoy no dudaría un instante y aceptaría el reto: pondría inmediatamente en marcha los mecanismos necesarios para llevar a cabo la consulta. Quizás es la última ocasión que se le ofrece para resolver limpiamente un grave problema del que por ahora parece no enterarse. Y, además, resolverlo de una tacada. Como hizo Cameron al día siguiente que el Partido Nacional Escocés ganó las elecciones con el 51% de los votos. También este partido fue a las elecciones pidiendo una consulta y ahora una de las preocupaciones de los nacionalistas catalanes es que el referéndum que solicitan se celebre antes que el escocés, tan convencidos están allí de la derrota.

    El buen político debe combinar prudencia y audacia. Adolfo Suárez, por ejemplo, es una muestra de cómo se deben simultanear ambas virtudes. Por un lado, fue sobre todo prudente al desmantelar, paso a paso, las estructuras del franquismo. Convenció primero a unos para que se suicidaran políticamente –no otra cosa fue la aprobación por las Cortes franquistas de la sutil ley para la Reforma Política– y después negoció con los otros para dar los indispensables pasos previos a una convocatoria electoral que debía acabar eligiendo una asamblea constituyente.

    Pero Adolfo Suárez tenía también preparada otra inesperada jugada, más audaz que prudente: el retorno de Tarradellas como presidente de la Generalitat. Todos los políticos catalanes, de boquilla, estaban pidiendo el retorno de Tarradellas, pero ninguno lo deseaba. Jugaban de farol sabiendo que se trataba de un imposible lógico: no era pensable entroncar la legitimidad histórica republicana con la nueva monarquía democrática. Pero inopinadamente Tarradellas aterrizó en Madrid ante el pasmo general.

    Las izquierdas, el PSC y el PSUC, que habían ganado abrumadoramente las elecciones en Catalunya, se vieron desbordadas y no tuvieron más remedio que acoger con falso entusiasmo al viejo político, un auténtico desconocido hasta un año antes. ¿Sería Tarradellas aceptado por los franquistas recién derrotados en las urnas pero que aún controlaban importantes resortes del poder, especialmente dentro del mando militar? Las incógnitas eran muchas. Pero Suárez, por si acaso, había estado moviendo sigilosamente sus piezas desde meses antes para impedir que su interlocutor fuera la Assemblea de Catalunya, en la que no tenía peso alguno. Una jugada maestra, producto sobre todo de la audacia.

    Es evidente que la prudencia es la virtud política más destacada de Rajoy. Quizás a ella se debe que España no haya sido intervenida cuando hace un año parecía inevitable. Pero durante este año, en que tanto le ha preocupado la economía, no ha dedicado ni un minuto a la nueva situación política catalana, a excepción de interponer recursos judiciales. Y desde el pasado Onze de Setembre han cambiado en Catalunya algunas cosas sustanciales: el movimiento nacionalista, que ya no está bajo el control de CiU, ha pasado de pedir un concierto económico como el vasco a demandar un referéndum de independencia. Un embate complicado para el Gobierno, qué duda cabe, pero perfectamente sorteable si, además de la prudencia, se aplica también la audacia.

    La carta de Mas es el comienzo de la última etapa en el itinerario trazado por los nacionalistas. Rajoy puede hacer lo mismo que el año pasado, cuando respondió negativamente a la petición del concierto económico. Entonces tenía razón, no podía contestar otra cosa ya que ni jurídica, ni política ni económicamente era este posible. Pero ahora la situación es distinta. Es posible llegar a un acuerdo en celebrar un referéndum consultivo en Catalunya de acuerdo con el art. 92 de la Constitución. Creo que Rajoy haría bien en coger al vuelo la propuesta de Mas y poner manos a la obra. Son tantos los argumentos para decir no a la independencia que es imposible que una sociedad como la catalana, compuesta en su mayoría por personas razonables, escoja una vía que tanto la va a perjudicar.

    Lo que falta es debate y razones. Los medios de comunicación públicos catalanes, y algunos privados, sólo dan voz a una parte, a los partidarios de la independencia. Por algo será, señal que tienen miedo a las razones del contrario. En cuanto se escuchen estas otras razones sucederá lo mismo que en Escocia y antes en Quebec. Para abrir este debate es necesario que los catalanes, todos, se tomen la cuestión en serio: sepan lo que vale un peine. Sólo será así cuando se vean abocados a votar en las urnas. Son muchos los que deseamos votar no a la independencia, pero queremos votar. Rajoy es prudente pero escasamente audaz. Estamos en la hora de la audacia, no sólo de la prudencia.

  7. Lluis C - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 11:24

    Ay, Berardo, Bernardo: Ara que trona i llampega t’enrrecordes de Sta Bàrbara??…

  8. mirlo - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 11:30

    “para nosotros, los catalanes, ser españoles es una condición geográfica”.
    Y para los demas españoles ¿es un acto de fe? ¿o que es?
    Los demás españoles antes de nacer elegimos nacer en España

    Que nos quiere decir. ¿que ustedes son diferentes? venga ya….

    Por otro lado, el derecho a decidir de unos pocos es un invento sin pies ni cabeza…En el que NO deciden unos muchos…porque amigo mio España es de todos los españoles, incluida Cataluña….guste o no

  9. Pepitox - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 11:32

    El artículo es totalmente prescindible, igual que el PSC. Ya no engañáis a nadie.

  10. Josep - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 11:34

    Para opinar hay que saber leer y comprender lo que se ha escrito y parece que algunos no tienen esa capacidad

  11. amm - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 12:27

    Más poder y más chantaje.Eso es lo que han conseguido hasta ahora.Cuanto más débil esté España mejor para ellos.Tan difícil es darse cuenta de esto?

  12. amm - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 12:30

    El quid de la cuestión y visto lo que hacen los del PSC,lo mejor es que desaparezcan de una vez.

  13. Cómo? - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 12:55

    A este señor lo he leído otras veces, y nunca escribió en esos términos. Parece que ya ha sido vampirizado por el nacionalismo, y como buen nacionalista emplea hasta su vocabulario: “proceso irreversible”, etc.

    Si esas cuotas de poder que se reivindican para Catalunya lo fueran para aunar fuerzas con el resto, serían lógicas, pero no, esas cuotas de poder se quieren para diferenciarse, alejarse y poner “muros” con el resto, y eso es el quid de la cuestión que el PSC no entiende.

  14. Patxi - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 13:14

    Es verdad que los nacionalistas pueden ser insaciables, pero hemos de admitir que en democracia y en paz tienen todo el derecho del mundo a hacer los planteamientos que les parezca más oportunos y esa es una de las cosas que yo entiendo de este artículo. Por eso me parece muy razonable cuando dice que los catalanes puedan votar en total libertad. También es lógico cuando dice que ningún Gobierno permitirá una consulta de estas características.
    Así nos encontramos en un conflicto de intereses. Tan legítimo es que unos se quieran ir y otros en función de la legitimidad vigente lo quieran evitar.
    El problema, según mi punto de vista, está en la cicatería de unos y la cerrazón de los otros.

  15. Una opinión más - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 13:17

    De nuevo estoy en desacuerdo con el articulista Sr. Fernández, mi visión de la vida dista mucho de la este señor. La revolución de 1868 fue fomentada por la burguesía catalana y por otro catalán, Prim, al frente de la misma bajo el lema “Purificar a España”, que favoreció la insurrección cubana. La Gaceta de Madrid introduce la novedad de que, por primera vez, pueden votar los españoles en sufragio secreto a partir del hecho de ser varón y mayor de 25 años. Cristaliza la idea federal bajo su dirigente catalán Pi y Margall junto a los krausistas y teóricos profesores universitarios que viven ajenos a la realidad española.
    De esta revolución y del federalismo surgen innumerables juntas revolucionarias provinciales y locales (la segunda república vivió algo similar, con emisión local de dinero incluida) que armaron al pueblo. La Constitución de 1869, la más avanzada y respetuosa con la variedad de pensamiento, fue motivo de levantamiento de grupos republicanos revolucionarios en Andalucía, Aragón y Valencia.
    La Primera República era Federalista y republicana (a pesar de que España entonces era monárquica y dividida entre isabelinos y carlistas), y sus dos presidentes catalanes (Figueras y Pi) se empecinaron en el federalismo porque los extremistas afirmaban que había que imponerlo sí o sí “al ser expresión de los deseos del pueblo”. Tras la dimisión de Figueras, Pi rebajó la edad del voto a los 21 años en la creencia de que el acceso de medio millón de votos sería en favor del republicanismo federalista, pero las elecciones de 1873 arrojaron un 60% de abstención, sobre todo en el norte peninsular. De estas elecciones surgió la redacción de una Constitución Federal (que nunca llegó a estar en vigor) y el enfrentamiento en la Tercera Guerrra Carlista, la división de los españoles, el agravamiento de la insurrección cubana y, a lo que iba como fondo: EL CANTONALISMO.

    El cantonalismo contiene en sí tres revoluciones: regional, social y política. Tuvo como consecuencia la derechización de la política española y la intervención del ejército (Pavía y Mtnez. Campos), tras la dimisión de Salmerón y la llegada de Castelar que, sin temblarle el pulso, aplicó la pena capital a los insurrectos y suprimió el principio federal. Hay que decir que los españoles acogieron de buen grado la intervención militar y el regreso de la monarquía en la figura de Alfonso XII.

    Acabo: en la Guerra de Sucesión tanto austracistas como borbónicos buscaban españoles por los campos para obligarles a incorporarse a filas y, como nos demuestra la historia, la gente quiere vivir tranquila, sin estar experimentando federalismos desintegradores que convierten a la sociedad común de cinco siglos en grupos más débiles. Sólo en la unidad y en el tamaño hoy se puede competir con los grandes monstruos mundiales: China, India, EEUU, Rusia, Japón… y, de ahí, la necesidad de aferrarnos a la UE. Ésta, nacida de la división europea y de la confrontación, dudo mucho que mire para otro lado y consienta la desmembración de uno de sus socios principales en tamaño e importancia. No olvidemos que Italia y Alemania son recién nacidos y, hasta hace poco más de un siglo, eran un conjunto de regiones disputadas por unos y por otros.

  16. José - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 14:36

    No estoy para nada de acuerdo con este artículo. España tiene muchos problemas y la necesidad de reformas es acuciante, pero ninguna reforma detendrá el programa secesionista de los nacionalistas catalanes.

    Los nacionalistas llevan 30 años haciendo una propaganda feroz por sus ideas. Dejar la educación en sus manos fue un error, por no hablar de los tratos vergonzosos con PP y PSOE. Ahora lo pagaremos caro: forzarán el referéndum y lo ganarán porque tienen la sartén por el mango. Lo raro es que todavía haya españoles en Cataluña…

  17. Jaume - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 17:32

    Un poble té tot el dret a decidir el seu futur, això és la democràcia i els que pensen i dieun el contrari que s’ho fassin mirar, potser els manca quelcom

  18. Sevi - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 17:34

    Lo más parecido a un nacionalista catalán es un nacionalista español y por lo que veo abundan por estos pagos

  19. Cierzo - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 17:53

    El quid de la cuestión, de Bernardo consiste en someter las mayorías al dictado de las minorías separatistas…

    La nacionalidad española es general, para todos los ciudadanos (lo general) y no lo privativo y particular como el hecho diferencial catalán (catalanista) que quieren aplicar a todos los españoles residentes en cataluña no catalanes específicamente en “fet diferencial”…de ahí la imposición del régimen de inmersión lingüístico y atrofia cualtural a todo lo español no catalán…

    Sr.Bernardo no nos cuente milongan….Todo lo específico que prime sobre lo general es discriminador…

    El problema es que ahora no tenemos mercado colonial, no tenemos aranceles proteccionistas textiles…en fin no le damos un plus de beneficios a la burguesía separatista catalana de la estrellita cubana traída en 1898 (Peérdia de Cuba y Filinias)…

    No hay nada más que ver lo demás son milongas y discriminación….Prinmcipio de igualdad y solidaridad…

    Cierzo

  20. Alberto - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 18:57

    “Ser españoles para nosotros es una cuestión geográfica.” Sentencia lapidaria de uno de los grandes historiadores catalanes. Ahora bien, si el sentimiento español en Cataluña no fuera más que una simple cuestión geográfica haría ya mucho que Cataluña sería una república independiente. Ser español, catalán o chino es una cuestión sentimental, de adhesión emocional a una lengua, una sociedad, una historia, unos mitos, unas instituciones o un folklore. No tiene nada que ver con la geografía, sino con la subjetividad. Con la conciencia colectiva de un pueblo. Uno es catalán porque se siente catalán. Si hay una amplia mayoría de catalanes que no quieren saber nada de España, si España es para ellos una mera cuestión de mapamundi, entonces habría que ir articulando un mecanismo legal que nos permitiera a catalanes y españoles decirnos adiós de la manera más civilizada y menos traumática posible. Porque en ese caso la ruptura sería inevitable a la larga.

  21. Joja - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 19:09

    He vuelto a releer el artículo de Bernardo Fernández, y me parece aún más infumable que la 1º vez, en todo,en todo da la razón al nacionalismo, en todo, el lenguaje reivindicativo y de crítica a España idéntico al que tiene el nacionalismo. La única diferencia pide dialogar, pero ojo deja claro que si este diálogo falla pues que intenten la insubordinación al estado. Pide al estado ceder sin límites, y de forma inmediata, a cambio de nada y al nacionalismo dialogar pero sin abandonar ninguna pretensión. Y por último pide a los soberanistas que dialoguen e intenten formar una gran mayoría con los cuasi-soberanistas (es decir del PSC) para “galvanizar voluntades” esto no puede ser otra que para conseguir que el estado ceda tanto con el referendo como con la reforma federal, como con la mejora sustancial de la financiación. Es decir aboga porque el PSC vaya de la mano con el nacionalismo para doblar la rodilla al estado, esto ya no es ambiüedad ninguna es nacionalismo puro y duro. Por último este señor llamado Bernardo Fernández Martínez, nada menos dice que el centro de la cuestión como dijo Vincens Vives es que los catalanes no tienen ningún afecto a España…y por eso Españ debe ceder.

  22. Angel - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 22:04

    El problema que tenemos en España es el PSOE y IU,dos partidos que sólo sirven para vivir del cuento de un polítiqueo de mercadillo.El PSOE en vez de defender los derechos constitucionales de todos los españoles se dedican hacer de nacionalistas en las autonomías que existen estos partidos.El cuento que nos cuenta quien escribe el artículo,no va a ninguna parte y sólo sirve para seguir con la política de mercadillo durante 50 años más.Parece mentira que a estas alturas gente que se consideran profesionales de la política no sepan que el nacionalismo catalán quiere hacer a Cataluña un Estado independiente y todo lo que no sea darles esto,para ellos todo lo demás no vale.

  23. robertg - miércoles, 31 de julio de 2013 a las 22:17

    Bernardo, en el PSC deberíais entender que no es el dinero lo que nos mueve , que también, sinó la profunda indignación que nos produce el seguir perteneciendo en contra de nuestra voluntad a un estado que no es hostil y que busca, de manera directa o indirecta, nuestra ruina económica , social, lingüística , cultural, humana, etc, etc.
    No descarto que dentro de algunas generaciones nuestros respectivos descendientes sean capaces de superar los términos actuales y proceder según otra lógica. Pero actualmente hay que separar. Y separar con todas sus consecuencias . Ya no nos van a sobornar con el caramelillo del concierto económico como a los vascos y a los navarros. Hay demasiada intensidad en nuestro deseo de cortar radicalmente con este estado como para descabalgarnos por unas migajas dinerarias.
    Además no es solo un estado o una clase dirigente que en un momento dado pudieran ser remplazados por otros de menos hostiles, sino todo el pueblo español el que está detrás en mayor o menor medida , como se demuestra con mayor radicalidad cada día que pasa.

  24. Fagot - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 01:24

    Vamos a ver, para mí, este artículo deja de tener valor en cuanto habla del idioma castellano como algo “unido como una cuña”. Nuevamente, los políticos espaoles no saben ni quienes habitan españa porque están demasiado pro encima del pueblo. En extremadura el castuo y la fala, en adalucía y cataluyña el caló (sí, señores separatas, hay un caló catalán que es tan nuestro como el catalán, ¿lo sabían? Evidentemente no, porque le cegaron con la bandera) el galego, el euskera, el bable, el churro y hasta el silbo gomero España nunca, y repito, nunca ha sido una cuña idiomática. Partiendo de esa base, hay que darse cuenta de que las “peleas” cataluña-españa surgen justos después de perder cuba y puierto rico, y vienen úinica y exclusivamente de que la burgesía catala se acojona pensando que es el fin del mundo y que españa está muerta poreque ya no es una potencia colonial (cosa que, a dia de hoy, algunos son de facto, pero no de acto) y ese es el problema catalán, que quiere ser parte de un imperio o de lo que considera un imperio (la UE, que lo es de facto) y no una nación (otra cosa es que lo reconozcan) y si España se ha ido imponiendo en cataluña, ha sido simplemente por su falta de complejos. En españa, no se necesita ser naciópn para ser persona, y aquí nos habéis vendido la moto de que para ser personas hay que ser imperio. Clasismo al 300% porque cataluña encarna los males de españa al 300% (como ha sido y será ciempre porque siempre seremos los últimos en dejar atrás la bandera)

  25. Lluis C. - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 09:05

    Patxi – Miércoles, 31 de julio de 2013 a las 13:14
    El “problema real” saps quín és?. Doncs que es vol convertir un problema polític en un problema legal I fins que això, els espanyols no ho tinguin clar, no es pot resoldre.

  26. Lluis C. - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 09:11

    Sevi – Miércoles, 31 de julio de 2013 a las 17:34. Hi ha, per això, una diferència notable: Quan Catalunya sigui independent, desapareixerà el nacionalisme i l’independentisme català, per raons obvies. L’altre no. A part de que un és defensiu i l’altre agrassiu i imperialista.

  27. Lluis C. - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 09:17

    Joja – Miércoles, 31 de julio de 2013 a las 19:09
    Només fes-te una pregunta. Tu tindries visquent a casa teva a gent que no si troba a gust i vol marxar?. Qué t’estimes més par casa teva, que hi hagi tranquilitat o baralles constants?.

  28. drac - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 11:54

    En Nigeria los ricos eran los de Biafra y se quisieron separar de los pobres , asi les fue.
    Ferran el Catolic tenia el chollo en el Mediterraneo y no queria aventuras ,Isabel lo empeño todo y
    tarari el que arriesga a veces gana.Vaya manera de hacernos creer que los catalanes son especiales one. Vaya articulito.

  29. Jose Orgulloso - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 12:04

    Don Bernardo, Don Bernardo, ha adoptado Usted todo el léxico propio de los radicales y, además, viene aquí a cantarnos las alabanzas, nada menos, que del concierto económico y la reforma federal. ¡Por no hablar del embuste supremo de las “balanzas fiscales”, cielo Santo!

    Lo volveré a repetir porque Usted también a venido en repetir lo mismo que dice últimamente:

    a) El concierto económico equivale a conceder la independencia, económica sólo pero independencia al fin y al cabo.
    b) El tema del dinero es sólo una parte de las reclamaciones radicales, que incluyen las competencias descentralizadas que les “faltan” y la impunidad lingüística, motivo por el cual reincidirían en sus reclamaciones hasta tener todo lo que quieren.
    c) Por lo que respecta al derecho a decidir, no lo van a ejercer nunca porque saben mejor que nosotros que un referendo no lo van a ganar nunca jamás de la vida. Por tanto, esto de la consulta es de boquilla.

  30. Rodabrazo - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 15:09

    LLuis C. ¿Defensivo? ¿Defensivo de qué? Para ser defensivo tiene que haber un ataque. No hay tal. Ahora bien: no hay movimiento fascista que no se justifique de esa manera: los nazis decían defennderse de los judios, del ersto del mundo que estaba en contra de la “raza aria2, etc. ¿Agresivo el qué? Es nauseabundo, cuando la región más favorecida del imperialismo real español (toda nación que haya tenido importancia tuvo su imperio en la edad moderna) ha sido precisamente Cataluña ….
    Tu tindries visquent a casa teva a gent que no si troba a gust i vol marxar? Tú te marchas cuando quieras, el territorio se queda donde está.

  31. a Rodabrazo - jueves, 1 de agosto de 2013 a las 20:13

    El territorio se queda donde está, como no podría ser de otra manera, y la gente también. Lo que cambia es el estado de cosas que lo rigen empezando por la estructura de poder y las élites que lo mangonean para su beneficio

  32. salvador - viernes, 2 de agosto de 2013 a las 13:07

    España mala, España asesina a lo largo de la historia. Bla, bla, bla… ineludible… bla, bla, bla…

    ¿Porqué esto en vozbcn?¿No tienen medios los separatistas donde publicarse?

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