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“El periodista debe llegar a la verdad en un océano de desconocimiento”
Espada elogia a un diplomático español durante la II Guerra Mundial y destapa la impostura de otro, también héroe, en la embajada de Budapest. La obra le cuesta al periodista que los familiares de ambos protagonistas le critiquen. Sin embargo, no hay opción: la verdad hay que gestionarla con “modestia” porque su búsqueda “genera problemas”.
Verano de 1942. En Konstancin (Polonia), una niña de diez años arrastra a un hermano suyo de seis años de edad. Ambos, esqueléticos. Sus padres habían sido exterminados por los nazis. Su pecado, ser judíos. Los dos niños pudieron escapar milagrosamente. Llevaban escondidos un par de semanas, entre la muerte y el hambre. Se acercan a un hombre que descansa en un balneario y le piden algo para comer. La recompensa: tres terrones de azúcar y algunos eslotis. Lo agradecen. Se van. A los pocos minutos, dos disparos. Los cuerpos de los niños yacen convulsivamente, mientras un uniformado se aleja de la escena silbando y acariciando a un perro.
Arcadi Espada firma un nuevo libro de investigación que pone de relieve la historia, sobre todo, de cuatro héroes que convivieron al frente de la embajada española en Budapest durante gran parte de la II Guerra Mundial salvando vidas de las garras de los nazis. Pasajes como el descrito al inicio, durísimo, relatado por el duque de Parcent -otro héroe en tiempos de guerra-, recuerdan la peor etapa de la Europa del siglo XX.
En su obra, En nombre de Franco. Los héroes de la embajada de España en el Budapest nazi, el periodista describe una doble historia, la primera, en positivo, protagonizada por uno de los diplomáticos de la legación española, Ángel Sanz Briz; la segunda, por uno de los compañeros de este, Giorgio Perlasca; ambos, héroes, pero uno impostor.
“Desvelo algunas de las imposturas de Perlasca”
Espada charla con LA VOZ DE BARCELONA sobre su libro: “Desvelo algunas de las imposturas de Perlasca. Solo existe su relato de muchas de las cosas que se han explicado. Un ejemplo, que él se apoderara de la gestión de la embajada en Budapest, tras la salida de Sanz Briz”. Difícil cuando Perlasca no era capaz de hablar húngaro y nadie más que lo que figura en la autobiografía del italiano refleja esta situación.
El periodista, columnista en El Mundo, señala que la obligación de un investigador es comprobar todo, pues la única palabra de muchas de las cosas que se daban por seguras de los hechos de la embajada española en la capital de Hungría salieron de una única fuente, Perlasca. “No quiere decir que no sea verdad lo que cuente, pero la duda se extiende sobre su testimonio”. Pese a todas las precauciones, Espada repite sin parar que una cosa ha de quedar clara: “Perlasca estuvo allí. Fue un héroe”.
El libro de Espada también son dos viajes, el personal del autor, avanzando en su investigación, y el histórico, que sitúa al lector en los últimos meses de 1944. La primera parte del libro es la historia de Sanz Briz, un diplomático español (monárquico y franquista, conceptos no incompatibles en los años 30 y 40 del siglo XX) que se convirtió en el Schindler español para unos 3.000 judíos. La segunda parte de la obra es una obsesión. La búsqueda de la verdad. Desenmascarar a Perlasca.
¿Por qué Sanz Briz? “Después de estudiar la historia de la novia judía de Pla tuve contacto con el mundo diplomático. Tras leer sobre Sanz Briz me di cuenta de que lo que se había escrito de él eran todo novelas”. Es ya conocida la provocación atrevida de la mentira cuando cae en manos del periodista Espada: “Empecé a rascar y pensé que valía la pena explicar la historia en Budapest, pues fue en esta capital donde quedaron judíos durante la II Guerra Mundial”. De ahí a Perlasca solo hay un paso.
En cuanto al título, ciertamente provocativo pero ajustado a la realidad, el periodista vuelve a recordar lo que ya manifestó en otros foros: “Es preciso, las órdenes para salvar a los hombres de Budapest salen de Franco, y los que las ejecutan son franquistas”. No es extraño. A partir de 1944, Hitler empieza a perder la guerra, y los aliados.
Una investigación, un precio
El libro tiene un blog (“bonus track”, en palabras de Espada) que permite mantener abierta la investigación. Fotografías, intercambio de correspondencia, amplia bibliografía, discusión… “En la era digital un libro no se acaba nunca”, advierte, pero deja claro que no habrá segunda parte. ¿Y película? “Me gustaría pero creo que es muy complicado. En España cuesta mucho dinero hacer cine”.
Además, las 239 páginas en busca de dos verdades ya le han costado a Espada tres disgustos. El primero, esperado. La familia Perlasca le considera un ultra. Desmontar a un impostor tiene estas cosas. El segundo ataque llegó de la familia de Sanz Briz, que no soporta que se diga que el diplomático cumplía órdenes. Y el tercer sobresalto llegó de la Casa Sefarad anulando la presentación del libro por presiones de la familia de Sanz Briz.
“No entiendo que me insulten. Trato con humor e ironía algunas afirmaciones de Perlasca pero soy respetuoso con el fondo de su actividad, que me parece heroica. Más sorprendente es el rechazo de la familia Sanz Briz. Obedecer órdenes, a veces, es heroico. Hago una apología de una persona que cumple con su deber. La obediencia debida se asocia al mal pero debe asociarse al bien; es fundamental para que las sociedades funcionen. Lo que les ha molestado es que se diga que Sanz Briz cumplía órdenes. Han dejado de hablarme. Me ha sorprendido. Y lo de la Casa Sefarad… es un escándalo porque es una institución pagada con dinero público, y encima con el objetivo de hacer pedagogía del holocausto”, explica el periodista.
“Es imposible no saber”
En momentos como los actuales, de crisis económica e inestabilidad política en Europa, es obligado preguntar si lo que ocurrió en nuestro continente hace 70 años podría volver a ocurrir. La cuestión es si sería posible repetir un régimen como el nazi, el peor entre los peores, y si lo narrado en la página 157 y resumido al inicio de esta pieza se puede volver a vivir.
La respuesta de Espada es tajante: “No. Creo que no es repetible. No hay nada que se repita en la historia. Todo suma y hay cosas que no se olvidan fácilmente. La ecología comunicativa, es imposible no saber, hace que sea imposible que el nazismo se repita. El nazismo es moral y técnicamente remoto. Somos mucho mejores que nuestros abuelos, tanto social como individualmente. Veo a mis antepasados como bestias, cuanto más remotos, más bestias y cercanos al animal. Cada vez somos más listos y mejores”.
Lo dice un periodista que publica un libro que debería firmar un historiador. Pero el propio Espada corrige esta afirmación: “Las diferencias entre los historiadores y los periodistas son muy pequeñas, los primeros se ocupan del pasado más o menos remoto, pero los periodistas también siempre nos ocupamos del pasado. El periodista siempre llega al lugar de los hechos después de que hayan sucedido; el resto es crónica o directos, y el corresponsal de guerra, que está en extinción. El periodismo es una laboriosa reconstrucción de lo que pasó hace un día, dos o hace años”.
Así, se entiende su rifirrafe público con el historiador Bernd Rother. “Me basta con los hechos”, se defiende, ya sea para indagar sobre Perlasca o para defender que las salvaciones en Budapest se hicieron por orden del Gobierno español. La verdad hay que gestionarla con “modestia” porque su búsqueda “genera problemas”, es la labor del periodista: “Llegar a la verdad en un océano de desconocimiento”.
¿Donde se presenta el libro? ¿Qué día? ¿A qué hora? Van tan ra´pidos lo anuncios en este digital que no da tiempo…
El diplomático aragonés ANGEL SANZ BRIZ,
fue el SCHLINDER español,
salvando a miles de judios de los nazis.
Amplien información que vale la pena.
Y les hablan del invento dels ‘ països catalans ‘ en las Públicas de la región catalana …
” La cuestión es si sería posible repetir un régimen como el nazi ” – La caída de la dictadura comunista de los Castro será más pronta que tardía y eso lo sabemos todos los que tenemos dos dedos de frente por la sencilla razón de las tecnologías actuales y su rapidez en información global , no hay totalitarismo que sobreviva sin propaganda mediática extrema , Cuba es la nueva Rumanía de los Ceaucescu , es cuestión de tiempo , Corea del Norte y el adoctrinamiento escolar anti-semita perpetrado por el populismo de Chávez en Venezuela son harina de otro costal , pero es evidente que la amenaza roja sigue vigente hoy en día y tiene a sus espaldas el peor genocidio de la Historia ; el comunista , seguido del nazi ; el Holocausto .
Las hambrunas provocadas por Lenin en Rusia y multiplicadas más tarde por Stalin – al margen de las torturas y los asesinatos masivos de campesinos ‘ sospechosos ‘ de criticar al régimen Soviet – no han cesado , los gulags chinos existen y el Partido Comunista que ‘ gobierna ‘ China los mantiene con mano férrea desde un extraño y pavoroso anonimato que hace presagiar lo peor en cuanto a dictaduras terroríficas , China no es precisamente Corea del Sur o Japón y eso da que pensar , la Historia se repite .
Sin cultura nos dirigimos hacia la nada .
Pinta bien el libro .