Opinión
Culpables, cómplices y responsables
‘Las izquierdas españolas han sido cómplices objetivas de la defensa de privilegios, nombrados derechos, renunciando a la lucha por la idea de España regalándosela al dictador muerto, pensando que los débiles en este caso no eran los trabajadores españoles en sentido amplio, sino las “nacionalidades oprimidas” por un centralismo inexistente cuya mojigatería ha sido responsable de que estas izquierdas reaccionarias se crezcan. Nuestro desprecio más absoluto por todas ellas no implica volvernos de derechas o de ‘tercera posición’, sino señalar que un tonto es más peligroso que un malvado, aún cuando el tonto lo sea de buena fe y pretenda salvar a la humanidad desde ideas supuestamente racionalistas, universalistas y moralmente ‘superiores”.
En mi artículo anterior, publicado en el prestigioso medio digital LA VOZ DE BARCELONA, que se ha convertido en la voz de los sin voz en Cataluña, el portavoz de aquellos que tienen que soportar día sí y día también el apartheid rosa del neofeudalismo catalanista, señalé cómo la trampa democratista del secesionismo consiste en convertir en derecho un privilegio, en llamar democracia pura a lo que no es sino un privilegio por razón de origen geográfico, que permitiría a los españoles censados en municipios catalanes el decidir, por encima de la voluntad del resto de españoles no censados en esos municipios, sobre la unidad de España, algo que nos importa a todos.
Esto no es otra cosa que un expolio, un robo, de una parte de España al resto, considerando ciudadanos de segunda al resto de españoles solo por un motivo: por no ser catalanes. Esta idea básica hay que repetirla y machacarla hasta la saciedad. Los catalanistas neofeudalistas no combaten contra la libertad realmente, sino contra la libertad de los demás. La libertad, algo que ha existido siempre, no obstante, unas veces ha existido como derecho común, pero otras (la mayoría) como privilegio de unos pocos. Y sobre la transformación de unos privilegios neofeudales, vía neolengua política, en derechos, pivota el gran drama español de nuestro tiempo, agudizado por la crisis económica.
Sobre esta enorme tomadura de pelo que nos afecta a todos giran responsabilidades, complicidades y culpabilidades varias. Algunas de las personas que comentaron mi artículo anterior señalaron muchas de ellas, creyendo quizás que yo no lo hacía, o que no lo hacía lo suficiente. Pero, ¿qué es la responsabilidad, qué la complicidad y qué la culpabilidad? ¿Son lo mismo? ¿Y cómo aplicar distinciones entre estas tres cosas al caso que nos ocupa, el del neofeudalismo catalanista?
El neofeudalismo, en su vertiente etno-política, de recuperación de lo telúrico como leitmotiv de diversos movimientos sociales en diversas partes del mundo, más allá de una recuperación económica del vasallaje, del derecho de pernada, o de la entrega del producto total del trabajo al señor de las tierras, es también la recuperación de la descentralización política de la Alta Edad Media en los tiempos democráticos hoy existentes. Recuperación comprensible, en tanto que en historia no se puede prescindir de edades que duraron siglos y que permitieron la conformación del mundo actual, no en sentido lineal, sino dialéctico, pues influyen en nuestro presente.
Este neofeudalismo recupera la idea de descentralización de poder, de privilegios por motivos de nacimiento, de origen étnico-regional, y les da un barniz a tenor de los tiempos presentes, democrático, progresista, liberal y capitalista (e incluso socialista). Una versión más académica de esta definición del neofeudalismo puede encontrarse en un artículo mío publicado en la prestigiosa revista El Catoblepas (número 72, febrero del 2008, página 12) disponible en internet.
Pero en el caso español hay mucho responsable, cómplice y culpable de que el neofeudalismo esté visto como algo positivo, como algo democrático. Decía antes que estas tres palabras definen, aún pareciendo lo contrario, cosas distintas. Tomemos las acepciones básicas del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), dejando para otra ocasión el análisis filosófico de estas definiciones, necesario sin duda. Responsable, según el DRAE, es el que está obligado a responder de algo o por alguien, el que pone atención o cuidado en lo que hace o dice y el que tiene a su cargo la vigilancia y dirección de algo. Cómplice es el que, también según el DRAE, manifiesta o siente solidaridad o camaradería hacia algo, el participante o asociado en crimen o culpa imputable a dos o más personas y el que, sin ser autor de un delito o falta, coopera a su ejecución con actos anteriores o simultáneos. Mientras que culpable es aquel a quien se imputa una acción u omisión ilícitas por haberlas cometido de forma deliberada o con negligencia de sus deberes y, en derecho, toda persona declarada responsable civil o penalmente.
Estas tres definiciones no son definiciones aisladas y estáticas, pues además de haber grados de responsabilidad, complicidad y culpabilidad variables en el tiempo, también puede haber entrecruzamientos entre estas tres, pudiendo alguien ser responsable y culpable de algo, culpable y cómplice o cómplice y responsable, o las tres a la vez, siempre en niveles distintos. Pero en relación al auge del neofeudalismo en España, auge que viene de lejos (de la época de la Restauración canovista), los responsables, cómplices y culpables, según las definiciones dadas, podrían clasificarse, a mi juicio, del siguiente modo:
1) Responsables del auge del neofeudalismo: todos los políticos profesionales municipales y autonómicos de España, en mayor o menor grado, y de manera particular aquellos llamados del “nacionalismo moderado”, como Artur Mas, pero también todos los gobiernos centrales españoles que, desde Madrid, por cobardía y por cálculo de intereses electorales y de mantenimiento de chiringuitos autonómicos, han omitido explicar a la nación española, que está a su cargo por mandato electoral, por qué no somos iguales ante la ley, por qué hay fueros económicos medievales en Navarra y País Vasco que permiten a estas regiones tener un estatus privilegiado que les sirve de colchón en tiempos de crisis, y por qué el café para todos no fue más que una excusa de bar para servir a unos descafeinado, a otros solo y a otros con leche. El gran responsable de lo que en Cataluña ocurre es el Gobierno de la nación, el Gobierno con sede en la Moncloa. Nuestro señalamiento conduce, o ha de conducir, a una denuncia política continua hacia quien debía, por obligación y por honor, defender a todos los españoles ante cualquier tipo de explotación u opresión.
2) Cómplices del auge del neofeudalismo: los padres de la Patria, los constitucionalistas de 1978, sin excepción alguna, desde Fraga hasta Herrero de Miñón, pasando por Peces Barba, Solé Tura, Roca o Cisneros. Aquellos que en el artículo 2 de la Constitución de 1978 hablaban a la vez de nación española y de nacionalidades, sin advertir que nación y nacionalidad es lo mismo, o sí advirtiéndolo, pero esperando de esta manera atenuar aspiraciones secesionistas del momento, al mismo tiempo que metían la cuña de la división entre españoles que anulara la dialéctica de clases sociales en sentido económico que ya en el tardofranquismo se manifestaba de manera bastante seria. Una dialéctica anulada también por las izquierdas españolas, particularmente por la socialdemocracia y el (euro)comunismo de Carrillo, el PCE e Izquierda Unida posteriormante, anulación todavía mantenida por (casi) todos los grupúsculos izquierdistas españoles que hoy día se mueven por la piel de toro, incluidos los sindicatos de clase mayoritarios.
Las izquierdas españolas han sido cómplices objetivas de la defensa de privilegios, nombrados derechos, renunciando a la lucha por la idea de España regalándosela al dictador muerto (como señalé en mi artículo anterior), pensando que los débiles en este caso no eran los trabajadores españoles en sentido amplio, sino las “nacionalidades oprimidas” por un centralismo inexistente cuya mojigatería ha sido responsable de que estas izquierdas reaccionarias se crezcan. Unas izquierdas que, por ir contra la derecha, se han aliado simpáticamente con el neofeudalismo contra la tierra que las da de comer, que las cobija y que las da sentido histórico, que no es otra que España. Y entre otras cosas, por eso, las izquierdas españolas, desde el PSOE hasta Izquierda Anticapitalista, son cómplices de las desigualdades legales, económicas e internacionales también que los españoles sufrimos en el presente. Nuestro desprecio más absoluto por todas ellas no implica volvernos de derechas o de tercera posición, sino señalar que un tonto es más peligroso que un malvado, aún cuando el tonto lo sea de buena fe y pretenda salvar a la humanidad desde ideas supuestamente racionalistas, universalistas y moralmente superiores.
Pero en esta complicidad, las izquierdas y los constitucionalistas de 1978 no están solas. Todos los españoles, en tanto no hemos sabido ni podido organizarnos antes contra todo esto, desde la llegada de la democracia hasta ahora, tenemos parte de culpa en todo esto. Hay instituciones de mayor rango con una mayor complicidad. Su mayor aliada objetiva, en tanto institución en la cúspide de la pirámide social española, es la monarquía. Una monarquía que representa el continuismo con el régimen anterior, jerárquico-estamental, y que ante los desbarres de ERC solo esgrimía que “hablando se entiende la gente”. Una monarquía que, para proteger los privilegios aristocráticos de sus miembros, recurre a abogados de partidos abiertamente hostiles a España, como ocurre en el caso de la infanta Cristina en el caso Nóos y la defensa de sus privilegios que realiza el constitucionalista identitario Miquel Roca. ¿Acaso no cabe mayor conchabamiento? ¿Cómo le va a importar a la monarquía española la igualdad ante la ley de todos los españoles? No cabe, frente a la presunta corrupta familia Borbón, sino defender un modelo republicano para España. Pero lo triste es que como presidentes de una hipotética Tercera República podamos sufrir a un Rajoy, un Rubalcaba o un Cayo Lara. Las salidas a esta aporía son las más inquietantes.
3) Culpables directos del auge del neofeudalismo: todos aquellos que han dado dinero público y privado a su causa, coaccionados o de manera voluntaria. Todos los intelectuales orgánicos que les han dado justificación a su defensa de privilegios nombrados como derechos, desde un supuesto liberalismo (Xavier Sala i Martín) hasta un supuesto marxismo (Iñaki Gil de San Vicente), más todos aquellos que desde Sabino Arana o Enric Prat de la Riba han tratado de minar a la nación española con el objetivo de ser europeos progresados hacia un edén económico negado por una potencia universal venida a menos. Todos aquellos también que permiten, justifican y aplican multas a comerciantes en Cataluña por rotular únicamente en el idioma español, el idioma oficial de la nación, también idioma de todos los catalanes, y hoy día hablado por más de 500 millones de personas en todo el mundo. Todos aquellos que, contra España, han esgrimido y esgrimen la leyenda negra, agitprop creado en las potencias europeas protestantes rivales de España en las disputas imperialistas desde el siglo XVI, que se han comido con patatas y sin digerir muchos de nuestros compatriotas, amén también de muchos hispanoamericanos. Y por supuesto, todos los grupos terroristas, con la ETA al frente, pero también contando con Terra Lliure, Resistenza Galega o el GRAPO, que han matado en conjunto a más de 1.000 españoles por el mero hecho de ser españoles, dando igual si vestían de uniforme militar, policial, escolar o mono de trabajo.
Estos señalamientos que hago, no siendo el único ni el primero en hacerlos, no tienen la vana pretensión de ser un mero desahogo, pero tampoco pretendo caer en la ingenuidad de creer que este escrito vaya a cambiar el mundo a día de hoy. Pero sí veo necesario que, desde la parte activa de la sociedad española donde todavía quedamos algunos que defendemos a España desde una perspectiva nacional política, ciudadana, republicana, popular y democrática, tanto contra el antiespañolismo como contra el españolismo esencialista y telúrico del franquismo, hoy minoritario, pero el mejor aliado objetivo de los señalados en este artículo, podamos identificar tanto a los nuestros como a los adversarios. Pues solo si sabemos qué queremos, qué defendemos y contra quién, aún en minoría, nuestra unidad en la lucha será más efectiva, más clara, contundente y concisa. Lo que toca, por tanto, es seguir trabajando con ahínco, firmeza y responsabilidad, en ser nosotros responsables, cómplices y culpables de la victoria frente a los que han postrado al pueblo español en la desigualdad social y ante la ley, en la descalificación política activa y en el complejo de inferioridad, en el pedir perdón al mundo por ser españoles. Solo las claras ideas pueden dar luz en el camino a emprender. Sigamos adelante.
Santiago Armesilla es miembro de Izquierda Hispánica
Vaja, aquest es el paio que a la seva güeb “isquierda hijpánica” diu que Convergència Democràtica de Catalunya es una confederació de partits on hi es inclosa CiU.
Ja es veu que el bitxo es un gran coneixedor de la política catalana (ironia).
Que dolenta es la ignorància…
Un emocionante artículo de Santiago Armesilla que puede servir de punto de partida para empezar de nuevo. España lo necesita; porque no se trata de una simple crisis conyuntural, pasajera, que acabará pasando, sino, de un fallo del sistema que requiere de un cambio profundo de éste. Izquierda Hispánica, Ágora Socialista, Alternativa Ciudadana Progresista, y otras asociaciones y plataformas trabajarán unidas para dar una respuesta a los trabajadores y ciudadanos de este país a través de la Coordinadora de Agrupaciones Socialistas Autónomas (CASA). Podemos y los haremos.
SI SE SEPARA CAT. ES UN ROBO A TODOD LOS ESPAÑOLES.
MEJOR QUE NO OCURRA.L
El problema viene de la transición, y de la constitución.
http://www.youtube.com/watch?v=oDh7oAPKh0E
http://www.youtube.com/watch?v=ImBJytTwzfk
http://www.youtube.com/watch?v=1mL1HX0JuHk
Antonio-F. Ordóñez
Ojalá seáis capaces de crear una alternativa al sociofascismo identitario.
Lo veo difícil porque el PSC ya ha articulado los tentáculos propios de los regímenes totalitarios en la dirección del partido.
Sería bueno tener una izquierda socialista europea en Cataluña, para que con un centro (C’s) y una derecha (si se va la Camacho a pastar a Ciu ) se pueda articular un nuevo espacio político.
Para la juventud del articulista me parece un buen artículo: responsables, cómplices, encubridores, colaboradores necesarios, tontos útiles y demás sujetos estudiados en la parte general de Derecho Penal I han sido participes del saqueo y la destrucción de España, correcto, la cuestión es que todavía no se ha llegado a ese estado de cosas y, de momento, nadie ha hecho nada y siguen los mismos desde hace casi cuarenta años.
Dos pegas al artículo, por no dejar pasar las inexactitudes y las exageraciones:
Franco, históricamente hablando, no fue propiamente un dictador. Recordemos que todo comenzó con un directorio militar y continuó con el mando único. No intentó perpetuarse a sí mismo a través de su hija, a pesar de haber podido elegir personalmente al sucesor, sino que convocó refrendos para que el pueblo eligiese el modelo de Estado. Desconocer la Ley Orgánica del Estado, aprobada por referéndum de 22 de noviembre de 1966, algo que no se da en las dictaduras, es preocupante por la falta de información jurídica en la juventud.
En esta ley orgánica de enero de 1967 Franco se convierte en supervisor de las leyes que se le envían para su firma desde las Cortes, que ven en esta ley orgánica convertidas en órgano legislativo al estilo del resto de democracias intervenidas u orgánicas. Las Cortes se crearon en 1942, por Ley de 17 de julio.
Finalmente, echo de menos una referencia al terrorismo secesionista como de izquierdas, porque no han sido las derechas las que han asumido esa labor de eliminar al discrepante, lo que nos daría una idea de la calidad personal y moral de la derecha y de la izquierda, al menos desde la Transición o Transacción y en España.
Lo dicho, me ha gustado el artículo del señor Armesilla.
Enhorabuena señor Armesilla. Esa es la voz de la izquierda española. La de la mayoría de sus votantes, a menos que haya calado el discurso falsamente progresista de los dirigentes de PSOE, PP, IU u otros llamados “alternativos” que, en unos casos por intereses de partido y posibilidades de gobernar y en otros porque todo adversario del PP es mi amigo, han lanzado a los cuatro vientos.
El PP también tiene mucha autocrítica que hacer a este respecto y, en este caso, prácticamente ningún votante suyo está de acuerdo con las componendas y cesiones al nacionalismo. Aquí no ha calado ningún discurso en los votantes, únicamente respaldan los “apaños del PP con el nacionalismo” por motivos “prácticos”.
Pero no se puede ceder en lo incedible ni volver a privilegios medievales en nombre de ninguna “progresía” ni identitaria, ni territorial ni ninguna otra. Y efectivamente todos somos responsables. Hora es de arreglarlo. Gracias.
Una opinión más:
Discrepo de tu opinión sobre Franco. Un dictador no lo es únicamente por cómo accede al poder, tampoco por pretender transmitir ese poder a su familia. Eso puede suceder o no pero no cambia la cuestión. Un dictador lo es porque establece un sistema de gobierno autoritario donde se persigue, encarcela o elimina físicamente al discrepante.
Ninguna dictadura se denomina a sí misma con ese nombre. Se autodenominará República Presidencialista, Democracia Orgánica o lo que sea… pero todas tienen un denominador común y una prueba es la Ley Orgánica de 1966 aprobada en referéndum que citas. Porque uno tiene memoria y recuerda.
¿Se permitió hacer campaña en contra de esa Ley? ¿Estaban permitidos los Partidos Políticos? ¿Qué ocurría con el que decía que ese referéndum y esa Ley eran una farsa como en efecto eran?
¿Cómo se elegían las Cortes? Por tercios de cabezas de familia, sindicato vertical…no por individuos libres e iguales. ¿Quién se podía presentar a ellas? ¿Se podía hacer campaña a favor de unos u otros candidatos? Solo se podían presentar los adeptos a la Dictadura o con un “pequeño baño de discrepancia” que permitiese hacer propaganda respecto a la “tolerancia”. Los Partidos Políticos eran ilegales y sólo se podía hacer política siendo leal al “Régimen y a la persona del Caudillo”.
Respecto a lo del terrorismo de izquierdas ha sido una realidad casi exclusiva. Porque hasta para combatirlo con métodos terroristas el origen estuvo en la izquierda, y me refiero al GAL.
He dicho casi exclusiva porque no debemos olvidar que también hubo un terrorismo de derechas tras la Dictadura. El Batallón Vasco Español, Falange Negra Exterminadora creo que se autodenominaban los que atentaron contra Cubillo, los asesinos de los abogados de Atocha, los asesinos de la inmigrante dominicana o los que atentaron contra Iñaki Esnaola. Vinculados a la extrema derecha y formando parte incluso de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Eso sí, sin ninguna vinculación de éste salvo en lo ya citado del Gal.
De cualquier manera a la democracia la definen los medios fundamentalmente, creo que lo dijo Albert Camus. Por eso el terrorismo no es una lucha por la democracia, sean cuales sean sus fines y Franco fue un dictador y no sólo por los medios que utilizó, también por sus fines.
Por eso, en la presentación que se ha hecho de una obra de Aurelio Arteta titulada: “Mal consentido: La complicidad del espectador”, Ruiz Soroa ha acusado a los que teniendo influencia moral en la sociedad vasca como la Iglesia, política, como el nacionalismo o intelectual como muchos profesores universitarios, escritores… no han GRITADO a pleno pulmón contra los crímenes de ETA, salvo excepciones, pervirtiendo incluso las palabras con expresiones como conflicto, déficit democrático, etc. Y luego está toda la sociedad que ha preferido mirar para otra parte para no sufrir insultos, desprecios o amenazas.
Es la responsabilidad, complicidad y culpabilidad que denuncia Armesilla respecto al nacionalismo catalán y que puede extenderse a su cara más horrenda que es el crimen terrorista.
Romualdo – Viernes, 24 de mayo de 2013 a las 10:42
No recordará, Romualdo, que he dicho públicamente aquí que yo sí fui un beligerante contra el franquismo, de lo que me he arrepentido posteriormente tras la llegada del PSOE o izquierda del puño en alto y sueldo en concordancia. Desde el punto de vista de un historiador no hay franquismo sino franquismos ya que el Régimen I evoluciona al tenor de la realidad de los tiempos.
En 1942 Franco ya sospecha de la derrota del III Reich y es en ese año cuando de constituyen las Cortes, cinco años más tarde se abre legalmente el melón de la sucesión, ya se han ido los falangistas más extremistas, las discusiones con Serrano Suñer, el abandono de los carlistas y los enfrentamientos con los falangistas, etc.
Si el Régimen I evoluciona lo hace hacia el mundo occidental y bajo el paraguas británico y estadounidense, recibiendo el espaldarazo con la entrada en la ONU.
Desde 1959 se establecen los Planes de Desarrollo y un avance imparable hacia lo que se llamó “el milagro español”, con empleos crecientes, sueldos crecientes, acceso a la vivienda creciente, incorporación de las clases bajas a la clase media…
Los datos del INE avalan lo que digo.
Por cierto, salvo que se fuese de izquierdas o secesionista, ahí estuvieron discrepantes como Ruiz Jiménez y hasta políticos del Régimen II que venían del régimen precedente.
Tal vez mis estudios en historia económica y jurídica me hayan llevado a una opinión incierta, pero, créame, los españoles tal vez acertaron con el régimen que excluía a los secesionistas y acaparadores del dinero público, al menos no era una acaparación masiva como ahora.
Acabo: los tecnócratas de la década final del régimen dejaron las condiciones idóneas para que se produjera la Transacción: vete tú que me pongo yo y déjame que yo también chupe de la vaca, hoy ya exvaca. Por cierto, me considero liberal, no sé si eso es ser de derechas.
Un cordial saludo de un ciudadano corriente pagano y soporte de todo el tinglado público que vive de un servidor y de gentes como yo. En el franquismo el tinglado era pequeño en comparación con todo esto que se montó para colocar a gente a costa de la vaca.
Una opinión más.:
Sí que recuerdo que Vd. se ha presentado como antifranquista en su juventud. También le diré que muchas de las cosas que dice las comparto: Que el franquismo evolucionó o más bien se adaptó a las circunstancias exteriores, que no es igual la autarquía que la etapa del Plan de Estabilización de 1959 que posibilitó el crecimiento económico, el llamado “milagro español”…que la Transición se hizo participando en ella franquistas que cambiaron de chaqueta pasándose no sólo a AP sino al nacionalismo e incluso al PSOE e IU, desde luego muchos hijos de familias franquistas y algunos padres, porque con el franquismo salvo Fuerza Nueva no estaba nadie, hasta Alianza Popular se distanciaba de él…que no fueron los únicos que participaron y que la izquierda y el nacionalismo que entonces ni se planteaba independentismos colaboraron elaborando y recomendando el voto favorable a la Constitución. Cedieron todos y algunos ahora dicen que cedieron “coaccionados”. Mentira.
Que hubo mucho oportunista que siguió viendo el chollo que suponía el Estado de las Autonomias y el superchollo que supone hablar de déficits democráticos, de derechos a decidir, de expolios fiscales, de “hechos diferenciales”, de inmersiones lingüísticas para “compensar desigualdades en las lenguas”, en realidad para adoctrinar…al final han sido los de siempre, los que viven bien esté quien esté, los que se han mantenido subidos al carro mas algún otro advenedizo.
Lo grave es que lo han conseguido cono el respaldo de la izquierda. Han respaldado o mirado para otra parte ante el discurso más retrógrado del siglo XX adaptado al XXI. Y lo han hecho para poder gobernar España, conseguir parcelas de poder en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas… Pero hoy se les está desenmascarando porque la izquierda ya no puede digerir tanta patraña y menos vendérnosla a los demás. No digamos nada del entreguismo y claudicación de la derecha. Pero al menos ella no llama al nacionalismo secesionista 2ideología de progreso”.
Pero recuerde. El tema entre Vd. y yo era el Dictador. Y eso es lo que fue Franco y lo que dicen los libros de historia que Vd. naturalmente conoce. Que esa dictadura se adaptase a los tiempos tras la victoria de los aliados no cambia nada. Y si quiere una prueba la tiene en que no se admitió a España en la UE hasta que no tuvimos democracia. Era y es un requisito indispensable.
Un saludo.
Excelente artículo, sobran las palabras.
Si hubiera más gente así, con principios, honradez y consistencia ideológica, no hubiéramos llegado a esta lamentable situación.
Especialmente por los cómplices
Le preguntaría al autor ¿ Qué se puede hacer en el ámbito de la propaganda? Pues de eso se trata el nacionalismo: propaganda ingeniería social, diseño de eslóganes, manipulación…para vender un producto, como si fuera un coche, excitando los sentimientos de exclusividad, de pertenencia la grupio, el deseo de ser diferente, importante,especial…