Opinión
Las tribulaciones del PSC
‘Es comprensible la frustración del sector catalanista pues la comparación entre 2003 (justo antes del desplazamiento del sector catalanista de la cúpula del PSC) y 2012 es catastrófica: pérdida del 50% del electorado, en particular teniendo en cuenta el sensible aumento de la participación ciudadana en éstas últimas (del 69,6% en comparación con un promedio del 60,5% en todas la elecciones autonómicas anteriores). La lectura del sector catalanista es consecuente: tenemos que reforzar ese rasgo del partido, pues, desde que se redujo su importancia (después de Maragall), vamos de mal en peor’.
Con motivo de la votación de la declaración de soberanía celebrada el pasado 23 de enero en el Parlamento autonómico de Cataluña, los ciudadanos hemos asistido atónitos a un nuevo capítulo de las tensiones internas del PSC. Como todos conocemos, el grupo parlamentario socialista, por mayoría de sus componentes, decidió votar en contra de la propuesta de declaración acordada entre CiU, ERC y ICV-EUiA. El principal motivo de dicha decisión fue que “la declaración desfigura la consulta porque prefigura el resultado”, según palabras de Pere Navarro.
Efectivamente, no podría ser de otro modo, ya que al declarar que ‘el pueblo de Cataluña tiene carácter de sujeto político y jurídico soberano’, amén de estar claramente en contradicción con lo dispuesto en la Constitución, se está dando por hecho que la mayoría de los ciudadanos de Cataluña votaría afirmativamente en una consulta por la independencia, pues eso es lo que significa (al menos en términos jurídicos) esa parte de la declaración.
El voto en contra del PSC es consecuente con el programa político con el que se presentó a las pasadas elecciones del 25 de noviembre en donde se incluía el ‘derecho a decidir’ en el marco de la legalidad, a la vez que propugnaba un Estado federal. Es decir, el PSC estaba a favor de una consulta sobre el futuro político de Cataluña (dentro de la legalidad), pero no en el sentido de la secesión, como propugnan CiU y ERC (y, al parecer, una parte de ICV-EUiA), sino en el de la creación de un Estado federal. Ya es sorprendente de por sí que un partido defienda una consulta planteando una alternativa (Estado federal) diferente e incompatible con la propugnada por sus promotores (la independencia), pero todos comprendimos que ésta fue la única manera de evitar la ruptura del PSC.
Sin embargo, cinco diputados del sector catalanista del partido, en una particular manera de entender la democracia, no acataron la decisión mayoritaria del grupo parlamentario y se negaron a votar en contra de la declaración, sobre la base de argumentos un tanto difíciles de comprender: primero, que el PSC es plural, de vocación mayoritaria desde el catalanismo integrador y social y, segundo, que votar junto al PP y Ciudadanos significaba apoyar una política de frentismos. Esta argumentación no se tiene en pie.
Primero, porque no hace un análisis de las bondades y defectos de la propuesta sometida a votación (que es lo que debería corresponder a una discusión parlamentaria). Segundo, porque implícitamente supone hacer una equivalencia entre catalanismo y derecho de autodeterminación hacia la independencia, conceptos que deberían ser diferentes, puesto que siendo integrador debería ser contrario a la secesión que ha provocado una fractura en la sociedad catalana. Y, tercero, porque refleja un prejuicio, el de no ser confundidos con los que no comulgan con la fe más o menos nacionalista. Por esa regla de tres, el PSC debería preguntar al PP y a Ciudadanos qué es lo que van a votar en el futuro en este tipo de discusiones parlamentarias para no caer en el error del frentismo, a pesar de que el frente nacionalista ha sido el primero en constituirse. En cualquier caso, el desacato les ha salido barato a los disidentes (400 euros de multa), además de haber tenido eco en muchos municipios catalanes, particularmente fuera de la provincia de Barcelona.
Pero, en el fondo, lo que esto denota es una falta de claridad y firmeza en las propias convicciones. Efectivamente, el partido lleva ya bastantes años practicando un equilibrismo político intentando contentar sus dos almas: la socialista (obrera) y la catalanista. Como es bien sabido, el grueso de los votantes del PSC provienen de Barcelona capital y de su cinturón industrial donde se concentra (particularmente en este último) el caladero de votos obreristas: alrededor del 46% de todos los votos que obtuvo el PSC en las tres últimas elecciones catalanas se concentraron en dos comarcas, el Barcelonés y el Bajo Llobregat.
Por el contrario, y hasta hace sólo algunos años (desde la elección de José Montilla como secretario general), la dirección del partido pertenecía en su gran mayoría al sector catalanista. En teoría, todo parecía funcionar bien hasta que Pasqual Maragall lanzó su idea de redactar un nuevo Estatuto de cara a las elecciones autonómicas de 2003, para sorpresa incluso de CiU que se vio desbordada por su flanco nacionalista por un partido que se decía hermano del PSOE. Todos conocemos lo que siguió después: un tripartito presidido por Maragall, un segundo tripartito presidido por Montilla y la aprobación en referendo del nuevo Estatuto con una participación del 48,85%, lo que habría invalidado su ratificación por el electorado en otros países de nuestro entorno europeo donde se exige un mínimo del 50%.
Esta falta de claridad en el mensaje, tratando siempre de dar satisfacción a ambos sectores, ha provocado una vertiginosa reducción en el voto desde 2003. De hecho, el PSC es el único partido político en Cataluña que ha sufrido un descenso de votos prolongado en la última década. En las elecciones autonómicas desde 1980 hasta 2003, el PSC obtuvo 824.000 votos de promedio (con un pico de poco más de un millón de votos en 2003), el 28% del total de promedio (con un pico del 31,2% en 2003). En cambio, en las tres últimas elecciones al Parlamento autonómico (2006, 2010 y 2012) obtuvo un promedio de 628.000 votos (que fueron sólo de 523.000 en las celebradas en 2012), el 19,8% del total de promedio (que fue sólo del 14,4% en 2012).
Analizando estas cifras, es comprensible la frustración del sector catalanista pues la comparación entre 2003 (justo antes del desplazamiento del sector catalanista de la cúpula del PSC) y 2012 es catastrófica: pérdida del 50% del electorado, en particular teniendo en cuenta el sensible aumento de la participación ciudadana en éstas últimas (del 69,6% en comparación con un promedio del 60,5% en todas la elecciones autonómicas anteriores). La lectura del sector catalanista es consecuente: tenemos que reforzar ese rasgo del partido, pues, desde que se redujo su importancia (después de Maragall), vamos de mal en peor.
Pero, no tan deprisa. Vamos a analizar también las resultados de las elecciones generales en Cataluña para poder comprender mejor la situación. Para hacer la comparación homogénea, tomemos los datos desde 1979 hasta 2004: el PSC obtuvo alrededor de 1.296.000 votos de promedio (con un pico de 1.579.000 votos en 2004), alrededor del 37,5% del total de promedio (con un pico del 39,5% en 2004). Por otro lado, en 2008, obtuvo 1.674.000 votos (45,4% del total); y en 2011, obtuvo 920.000 votos (26,6% del total). En términos de participación de los ciudadanos de Cataluña en las elecciones generales, el promedio fue del 71,9%.
Creo que las cifras son claras y confirman lo que muchos intuían desde hace tiempo: hay una parte del electorado catalán que se abstiene en las elecciones autonómicas, pero que vota socialista en las elecciones generales. En el período desde las primeras elecciones democráticas en España hasta 2004, podríamos estar hablando de alrededor de 500.000 votos (alrededor del 10% de los votantes, que coincide aproximadamente con el promedio de la diferencia de la participación electoral). Esta situación podría haber empeorado sensiblemente en los últimos años pudiendo alcanzar hasta entre 700.000 y 800.000 votos (diferencia de los promedios entre los resultados electorales después de 2003), alrededor del 17% de los votantes. Sin embargo, este aumento podría deberse también en parte al efecto Zapatero, como parece indicar la comparación entre las elecciones catalanas de 2012 (523.000 votos, un 14,4% del total) y las generales de 2011 (920.000 votos, un 26,6% del total).
Esta diferencia sistemática de al menos 500.000 votos (10% del total del electorado) no puede ser explicada, a mi entender, más que desde la óptica de una cierta alergia que el catalanismo confeso del PSC produce en una parte de su electorado tradicional. Precisamente, este hecho parece haber sido corroborado en las últimas elecciones autonómicas (a la vista del nivel de participación en las mismas, más en concordancia con unas elecciones generales): parte de este electorado ha optado por votar por otras opciones (en particular por Ciudadanos).
Pero la cuestión no acaba aquí, pues, inicialmente, el dilema entre más o menos catalanismo no es un problema fácil de resolver en términos de estrategia electoral, ya que cuanto más cerca de Barcelona los electores parecen primar más a la componente socialista y menos a la catalanista y viceversa (sobre todo en Lérida y Gerona). Sin embargo, es importante recordar que en las últimas elecciones autonómicas (2006, 2010 y 2012) el voto socialista se ha concentrado en un 80% en Barcelona (con sólo el 9% en Tarragona, el 7% en Gerona y el 4% en Lérida). Es decir, en términos relativos, por cada voto que se gana en Lérida y en Gerona al subir el ingrediente catalanista, se pierden cuatro en el Barcelonés y el Bajo Llobregat (46% de todo el voto). Por lo tanto, lo que propone el sector catalanista del PSC parece un negocio de dudosa rentabilidad.
Otro elemento a tener en cuenta es el hecho que en procesos de ruptura dentro de la sociedad (en este caso provocado por el nacionalismo de CiU y ERC), suele ocurrir que la gente acaba tomando posición en favor de una u otra opción y los ambiguos que quieren contentar a las dos se quedan fuera de juego. Además, el PSC ha jugado a la ambiguedad intentando conjugar dos enfoques diferentes: principios políticos racionales (ciudadanía y derechos individuales) y principios políticos sentimentales (nación, derechos colectivos e históricos). No se puede jugar a dos bandas, pues son incompatibles entre sí por mucho que los disidentes traten de encontrar una fórmula mágica en el catalanismo integrador y social, como bien apunta el PSE (Partido Socialista de Euskadi) en una ponencia que se ha discutido en su congreso, donde los socialistas vascos reivindican ‘el derecho a la libre identidad individual frente a la construcción nacional y frente al derecho a decidir colectivo’.
Lo mismo podríamos decir de otros partidos socialistas europeos como el francés y su correspondiente en Italia donde se propugna claramente la existencia de un Estado que permita poner en práctica el principio de redistribución de la riqueza entre ciudadanos como núcleo fundamental de un partido de izquierda. En efecto, en el contexto de los países desarrollados, sólo en España se produce el hecho que los partidos de izquierda otorguen a los partidos nacionalistas un cierto barniz progresista.
Lo más triste de todo es que a veces uno tiene la impresión que la prioridad del sector catalanista del PSC es preservar sus actuales puestos (Lérida y Gerona) y colocarse en posición ventajosa (tener un pedigrí catalanista) de cara a una descontada independencia. No sirve posponer la decisión sobre la base de un período de reflexión donde se reunirán diferentes foros intentando llegar a una síntesis entre los dos enfoques. Ante la ruptura de la legalidad, sólo cabe el Estado de derecho, sin estridencias pero sin dudas. Este es el principio fundamental sobre el que se basa la Unión Europea (UE). De no ser así, Cataluña corre el riesgo de colocarse fuera de la UE, no por motivos jurídicos (la independencia supondría su salida de la UE por no formar parte de ninguno de los estados firmantes del Tratado de Lisboa), sino por socavar un pilar cuyos cimientos van mucho más allá: el respeto de la ley y de las sentencias de los tribunales de justicia, es decir, el respeto del Estado de derecho. No queda tiempo, hay que decidirse, si no los votantes lo harán en su lugar.
Víctor Andrés Maldonado es economista y experto en relaciones internacionales
El problema que tiene el PSC mirandolo desde el punto de vista de un votante como fui yo,es que mi voto nunca se lo he dado por se catalanista,se lo he dado por pertenecer al PSOE.
En el PSC se fueron introduciendo dirigentes que se fueron transformando en catalanistas,palabra que utilizaron para seguir engañando,porque un catalanista no es otra que un nacionalista camuflado.Tenemos que hablar claro,los dirigentes del PSC,han estado utilizando los votantes del PSOE de Cataluña para sus interese personales a favor del nacionalismo catalan.De aqui sale que muchos del PSC justificaron que tenian dos almas,dos almas que son incompatibles,por eso quitaron las siglas del PSOE,porque sus dirigentes sabian que nadie podia entender que hacian la misma politica en muchos temas importantes que ERC y CIU.Se llego al absurdo que una dirigente como Carme Chacon,se paseo con una camiseta que decia “Puta España”,luego esta misma dirigente del PSC termino siendo nada menos que la Ministra de defensa de España y para terminar lo absurdo se presento para presidenta del PSOE,unica manera de poder llegar a Presidenta de España.Podria llenar cientos de paginas de las barbaridades politicas que representa el PSC,pero pongo un pequeño ejemplo sufciente para entender porque el PSC va camino de desaparecer.
Los dirigentes del PSC durante 35 años han estado muy sutilmente haciendo pedagogia de ideologia nacionalista.La prueba de lo que digo quedo reflejada en la votacion por parte de 5 dirigentes del PSC en la declaracion de soberania el 23 de enero.Se tuvieron que quitar la careta porque para ellos era un momento crucial.Pero los 15 restantes son tambien nacionalistas y lo unico que intentan es seguir mientras puedan porque de ello viven.
Lo que tenemos muy claro muchos votantes,es que quien no se considere nacionalista catalan,no debe votar al PSC por dignidad hacia el mismo.
EL PSC SE RECUPERARÁ
El PSC ya ha optado por el Estado de derecho, esto es, por la legalidad. Lo que ha perjudicado electoralmente el PSC -como apunta el articulista- es su imagen borrosa, proyectada por la pugna interna entre el llamado ‘sector catalanista’ (en realidad son nacionalistas que tratan de convertir al PSC en un partido nacionalista más, por tanto, cuestionador de la legalidad) y su sector ‘socialdemócrata ortodoxo’ no solo ‘obrerista abierto a las clases medias’ sin también defensor de la legalidad democrática. La dirección actual, liderada por Navarro, está procediendo a la ‘desambiguación’ del PSC, afirmando su carácter ortodoxo y legalista. Ese es el camino de la recuperación. También debería revisar su política de alianzas en el sentido que yo sugiero, esto es, propugnando una alianza progresista entre PSC (socialdemócratas) y ‘Ciutadans’ (liberal-progresistas regeneracionistas).
DESPUÉS DEL 23 DE ENERO NADIE PUEDE AFIRMAR SIN MALA FE QUE EL PSC ES NACIONALISTA
Hay en el PSC un antes y un después de las votación soberanista del pasado 23 de Enero, donde esa fuerza votó en contra de la Declaración de Soberanía de Cataluña. El que 5 de sus diputados -4 del sector nacionalista y Rocío Martínez-Sampere del sector mayoritario que defendió la libertad de voto- se ausentaran de la votación no altera en nada el posicionamiento del PSC contra el soberanismo que es el ‘contenido’ actual del nacionalismo catalán. Incluso si el PSC hubiera sido nacionalista hasta el 23 de Enero (no lo ha sido, aunque ha estado ‘contaminado’ por algunas políticas nacionalistas) el 23 de Enero habría dejado de serlo con su pronunciamiento. Fue el momento de definirse. Después del pasado 23 de Enero no se puede afirmar sin mala fe que el PSC es nacionalista.
Hay que seguir profundizando en las contradicciones del PSC.
Llegará un momento, cuando se vean junto a PP y Ciudadanos defendiendo la unidad de destino en lo universal de Franco transmutada en la actual Constitución, que tal vez sientan vergüenza de si mismos por haber traicionado tanto la historia de este partido y la tradición que representaba que decidan auto-disolverse.
Por eso es fundamental seguir profundizando en la brecha que separa a los partidarios de Catalunya de los que no lo son.
Y los que no lo son, los que en su día vinieron aquí solo a medrar, sin ningún interés especial en el pais de acogida, se acabaran marchando. De hecho mucho ya se han ido. Y a medida que las empresas vayan cayendo y se queden sin trabajo se iran muchos más. Y el PSC irá perdiendo votante, el votante ciurcunstancial que vota al PSOE andaluz , al madrileño o al castellano-machego con la papeleta del psc.
Catalunya tiene que ser para los catalanes (de cualquier origen y lengua materna) y no para las sanguijuelas que han venido a sacarnos lo que han podido.
SOLUCIÓN PARA CATALUÑA: UNA NUEVA MAYORÍA POLÍTICA PROGRESISTA, ALIANZA DE LIBERAL-PROGRESISTAS Y SOCIALDEMÓCRATAS
Hay que dejar claro que la solución del problema que plantea el nacionalismo secesionista catalán -igual que la de cualquier problema que aparece en una democracia- debe venir del ejercicio de la misma democracia, o sea, por vía electoral. A los secesionistas catalanes hay que ganarles en las urnas. Tratando al mismo tiempo de neutralizar en lo posible el monopolio práctico de CiU en la prensa y los demás medios autóctonos, comenzando por denunciar su carácter antidemocrático pues efectivamente falsea la democracia.
Abogo por una nueva mayoría progresista en Cataluña formada por una alianza de liberal-progresistas (‘Ciutadans’ =Azaña) y socialdemócratas (PSC =Prieto). Mi hipótesis es que la harán posible tanto el avance de la formación liberal-progresista, ‘Ciutadans’, como la recuperación por el PSC de su condición de gran partido de la izquierda clásica (socialdemócrata) en Cataluña tras haber sobrevivido a la cacería de exterminio que le ha librado CIU y su aparato mediático en los años pasados. Cacería vuelta ahora más difícil por nuevas circunstancias y porque el PSC ha generado anticuerpos defensivos.
Para explicar los resultados de las últimas elecciones autonómicas catalanas debe tenerse en cuenta que CiU ‘le hizo la campaña a ERC’ y en menor medida a ICV. Mientras que tiró a matar al PSC actuando como el ‘verdugo’ de esa fuerza que viene siendo desde hace años. Con la complacencia de la ‘quinta columna’ que CiU tiene dentro de lo que sigue siendo la fuerza fundamental de la izquierda que quieren un PSC sometido a CiU o diezmado. ¿Por qué esos infiltrados no se van a ERC? A mí no me cabe ninguna duda de que el PSC volverá a ser una fuerza mucho más importante que esa ERC engordada por los favores de la prensa de CiU y mucho mas débil de lo que aparenta. A los ojos del simple observador, ERC (una fuerza sin espacio político definido) aparece como un ‘partido acordeón’. Tuvo 23 diputados autonómicos en 2003, solo 10 en 2010, 21 en 2012. ¿Otra vez 10 la próxima vez?
A ver quién discute la legitimidad de un futuro gobierno progresista de coalición de Azaña (‘Ciutadans’) y Prieto (PSC) en Cataluña. Y quizá de una ICV recuperada para la socialdemocracia tras su actual sarampión abertzale y neoestalinista. Quedando en la oposición los conservadores de centroderecha (PPC) y la ‘familia nacionalista’ con todos sus componentes incluidos (CiU, ERC, CUP).
¿Por qué los nacionalistas del PSC no se van a ERC? ¿No quieren un partido de izquierda y nacionalista? Pues ahí lo tienen. Y tienen también a la CUP maoísta. Y al nuevo partido de E. Maragall igualmente de izquierda y nacionalista. O a CiU, destino preferido por Mascarell que ya se ha ido (igual que E. Maragall) haciendo lo correcto. ¿Por qué no se van de una vez y dejan ya de j.der en el PSC?
Sin duda los nacionalistas que quedan en el PSC se macharán por la misma senda de los que ya lo han hecho (Mascarell, E. Maragall) ya que están en el partido equivocado. O les echarán con motivo. Uno a uno, o pocos a pocos. Castells a CiU, Elena a ERC. No se atreverán a crear el enésimo partido de izquierda nacionalista. ¿Qué lograrían electoralmente? Pronto mejor, cada oveja con su pareja.
Imagino a plazo corto o medio un ‘Parlament’ próximo al que indico en diputados (total 135): PSC 35, CiU 35, PPC 25, ‘Ciutadans’ 20, ERC 10, ICV 10, CUP 0.
Angel lo explica estupendamente.
Y mientras, pues a seguir perdiendo votos y votantes…
EL GOBIERNO HA RESPONDIDO AL DESAFÍO SECESIONISTA DEL 23 DE ENERO ANUNCIANDO EL RECURSO CONTRA LA DECLARACIÓN SOBERANISTA, POR LO QUE HA RECIBIDO EL CÁLIDO APOYO DEL PSC
El Gobierno anunció, el viernes 08/02/2013, dos semanas después de producirse la Declaración de Soberanía de Cataluña, por boca de la Vicepresidenta, que recurrirá la Declaración votada el pasado 23 de Enero por el Parlamento autonómico catalán.
El recurso es lo que más temían los secesionistas (han movido todas sus influencias para evitarlo) pues desbarata toda su estrategia, basada en apoyarse en esa declaración para los pasos posteriores a la vez que pasearla por el mundo para reforzar el frente esencial de la propaganda. Su afán ha sido que el Gobierno mantuviera ‘intocada’ la Declaración y solo reaccionara frente a algún paso posterior del proceso. ¿A dónde van a ir ahora con una Declaración que será ‘declarada nula’ por el Tribunal Constitucional como carta de presentación? Nadie duda de que el recurso prosperará, ya que la Declaración de Soberanía choca frontalmente con la Constitución.
Las declaraciones de los nacionalistas (Mas, Junqueras, Homs, etc.), a renglón seguido del anuncio efectuado por la Vicepresidenta, no solo mostraron contrariedad sino también decepción lo que revela que alimentaban ampliamente la esperanza de que no hubiera recurso. El plan secesionista de Mas pone así fin a su carrera, ya que ha perdido la base en la que se pensaba sustentar todo el edificio.
El portavoz del PSC, Lucena, manifestó el mismo día del anuncio de la Vicepresidenta el apoyo irrestricto del PSC al recurso del Gobierno. Igualmente manifestó que la reacción del Gobierno de presentar el recurso era ‘previsible’. Al día siguiente de producirse el anuncio del recurso del Gobierno el líder del PSC, Navarro, expresó sobre el proceso secesionista catalán el demoledor juicio de que ’lo que empieza mal acaba mal’. Ninguna fuerza política ha expresado en Cataluña un respaldo más cálido al recurso contra la Declaración de Soberanía que el PSC. Es la actitud consecuente con el voto antisoberanista del PSC el 23 de Enero.
ES FALSO QUE MAS Y NAVARRO TENGAN LA MISMA POSICIÓN SOBRE EL ‘DERECHO A DECIDIR’
De lo que hablamos es del ‘derecho a decidir Cataluña sobre su estatus político’ (permanencia en España, o independencia), pues el ‘derecho a decidir’ sin concretar qué no quiere decir nada. La diferencia entre Mas y Navarro estriba en que Navarro dice ‘dentro de la legalidad’, esto es, dentro de la legalidad democrática que se deriva de la Constitución que es la única legalidad que existe en España. (“Solo hay un marco legal, no podemos comprar otro en el supermercado”, señaló Rivera en el debate sobre la Declaración de Soberanía).
Mas dice que Cataluña ‘tiene ya’ el derecho a decidir sobre su estatus político. Navarro (conforme con la legalidad) dice que Cataluña solo ‘lo tendrá cuando el Estado se lo otorgue’ por su procedimiento que es una reforma constitucional. Mas quiere aplicar un derecho que según él existe. Navarro quiere conseguir un derecho que según él ahora no existe.
RETIRO MI ACUSACIÓN DE MALA FE A ALGÚN FORERO
En el debate sobre la posición del PSC, llevado por la vehemencia, he acusado de mala fe a algún forero con el que discrepaba. Lo lamento. Pienso que no debí utilizar esa expresión. La retiro y pido disculpas.
Muy bien Ángel. La historia del PSC es exactamente esa.
Felicito al autor por este artículo que comparto plenamente y lo digo desde la decepción de muchos años de desengaños de haber votado socialista. Yo soy de los que votaba socialista en las generales y me abstenía en las autonómicas desde que comprendí la dinámica del PSC de Pascual Maragall. Inicialmente, todos le creímos una bendición desde su gestión en el ayuntamiento de Barcelona y las olimpiadas de 1992, pero enseguida comprendimos que sus ambiciones iban mucho más allá: primero, con el consorcio del Area Metropolitana de Barcelona, luego, con su intento de « reconstruir » la Corona de Aragón y, finalmente, con su propuesta de Estatuto. Ahora, el sector heredero de su legado lo llama « catalanismo integrador y social », lo de social, al final, claro está.
El PSC visto desde el PSOE es totalmente como se clama en esta web. El PSC nunca fue el PSOE y lo demuestran incluso sus siglas, por más gente que envien a Madrid.
El Estatut fue la piedra angular de toda su política, pero siguió siendo votado hasta por aquellos que hoy dia siguen diciendo que votavan PSOE, supongo que bajo la confusión que siempre tienen, porque Iceta el otro dia dijo que sí, y Navarro que no eran el mismo partido, pero el Estatut no gustó cortado como se produjo, y recortado como lo dejó Zapatero, eso, la pérdida de catalanismo, la deuda x4 y demás, como la escandalosa caida del 50% de voto sólo porque perdió el catalanismo, lo dejan muy tocado, pero hoy dia, después del 25N y de buscar un federalismo desde una constitución que lo prohibe, aún está peor, con 20 escaños. Y es que hay quien no quiere ver que con el catalanismo subió pero sin él se ha espachurrado. Pero bueno, es natural este enfoque vuestro, desde Madrid es muy fácil escribir la Voz de Barcelona como el País.