Opinión
Cambio de paradigma económico
‘Aquellos pocos que creyeron insostenible el sistema, es decir aquellos que nunca se dejaron llevar por dicho paradigma eran los llamados antisistema (o una parte de ellos), una minoría entonces despreciada (antecesores de los indignados, ya no tan despreciados). Y sin embargo el tiempo les ha dado al menos, parte de razón’.
La crisis actual tiene a la deuda como protagonista principal. ¿Pero de dónde viene esa deuda? De una etapa durante la cual existía la creencia de que tanto endeudarse sin miramientos como dar créditos sin contemplaciones iba a suponer un beneficio, porque todo iba a seguir yendo a más y parar aquello no interesaba a nadie. Unos creían que podrían devolver las deudas y hacer negocios y otros creían que las deudas les serían devueltas con intereses.
Es por tanto el cambio de paradigma económico, de una época de paradigma económico positivo (basado en creencias que hoy sabemos falsas, sobre todo del sector financiero) a otra de paradigma pesimista (más realista, aunque eso lo sabemos ahora), lo que hay detrás de la crisis. Las barbaridades que se hicieron bajo la etapa positiva no eran vistas entonces como tales por casi nadie puesto que se sustentaban en la creencia de que fomentaban que todo siguiera yendo a mejor. Eran vistas como crecimiento, como negocio, como la forma lógica de intentar aprovechar oportunidades servidas en bandeja.
Aquellos pocos que creyeron insostenible el sistema, es decir aquellos que nunca se dejaron llevar por dicho paradigma eran los llamados antisistema (o una parte de ellos), una minoría entonces despreciada (antecesores de los indignados, ya no tan despreciados). Y sin embargo el tiempo les ha dado al menos, parte de razón.
¿Qué se hizo, y por qué, bajo el paradigma de crecimiento?
La burbuja inmobiliaria
Sí, la hoy célebre burbuja inmobiliaria de la cual tanta gente se benefició: propietarios convertidos en pequeños especuladores, inmobiliarias, bancos de aquí, bancos de allá, ayuntamientos, e indirectamente los empadronados en tales ayuntamientos, la sociedad, etc.
Ahora esa burbuja es vista como un error monumental, como algo monstruoso que debió haber sido frenado y por lo que hay que pedir responsabilidades a los que la impulsaron: políticos y banqueros. El vecino del 3º 2ª no soporta hoy ni a políticos ni a banqueros. Son su chivo expiatorio. Para él, para el del 1º 1ª, para el del 4º 2ª, y para muchos otros. Pero… un momento: ¿qué hubiéramos pensado si en pleno 2004 algún político hubiera querido hacer estallar la burbuja? Ese político hubiera provocado la crisis en 2004. Menos dramática, pero quién sabe cuánto. Y no sólo nosotros, sino el mundo entero, se habría lanzado con máxima crueldad contra él. Cuando las cosas van bien, los aguafiestas no son bienvenidos. Menos aún cuando quieren explícitamente reventar esa fiesta diciéndonos que el alcohol nos pasará factura y que las bellas mujeres y hombres que allí bailan no son más que maniquís de cartón. Es triste pero así es nuestra naturaleza.
¿Y si la burbuja nunca hubiera empezado? Si la burbuja en España nunca hubiera empezado por la precaución de sus gobiernos, o del Banco de España, entonces, la economía nunca hubiera crecido lo que creció. Esto hubiera significado además mantener una postura heroica. Heroica frente a las presiones brutales del resto del mundo para dejar correr el crédito y hacer negocio, pero sobre todo frente a los propios ciudadanos que hubiéramos culpabilizado al Gobierno del atraso en el crecimiento, en el progreso, en comparación con el resto de Occidente, por ejemplo con los vecinos más cercanos (Portugal, Italia, Grecia, Francia, etc).
Nos hubiéramos dicho: “¿Si los portugueses, los italianos… y todos los demás se lo están pasando en grande, por qué no nosotros? ¿Es que somos tontos? ¿Acaso somos un país de pandereta, atrasado, de segunda división? Fuera este Gobierno, que venga otro, que España vaya bien y que nos meta en la Champions League”. Triste, pero así es nuestra naturaleza. De hecho eso hicimos sin saberlo, y sin querer reconocerlo hoy. Lo mismo para la burbuja inmobiliaria como para los aeropuertos fantasma, y todos los derroches, que ahora son derroches y en su día, fueron inversión, modernización y progreso.
El vecino del 3º 2ª
El vecino del 3º 2ª también era optimista. En el 2003 fue al banco X a pedir una hipoteca a 40 años para comprarse una vivienda (y un coche más potente) en una zona en la que los precios se estaban disparando. Solo tenía que esperar unos años y revenderla. Cinco años de sueldo como mínimo, esperaba embolsarse con la operación. Todo un artista. Solo un temor le rondó la cabeza antes de ir al banco: “¿Y si no me dan la hipoteca?”. Hombre previsor, ya tenía un plan B: “Si se les ocurre no darme la hipoteca lo cancelo todo con ellos y no me ven más el pelo. Y cuidado que no le escupa en la cara al empleado. Pringado. Luego me voy al banco de enfrente y se lo pido a ellos que sí me la darán”. Normal, si la oportunidad está ahí: ¿por qué no aprovecharla? Naturaleza humana pura y dura.
El banco
El banco X, como el Y, el Z y todos los demás se lo jugaban todo con las hipotecas y demás créditos. O las daban o no hacían negocio, se quedaban sin clientes. Dos opciones en el horizonte: quebrar/ser engullido en el futuro por los bancos que sí daban los créditos o hacerlo también y hacer el negocio del siglo. ¿Usted que haría? Endeudamiento salvaje, sí: el mismo que todos. O juegas o estás muerto. Puro instinto de supervivencia, naturaleza humana, otra vez.
La crisis europea
Angela Merkel: “España sufre los efectos de una burbuja creada por un comportamiento irresponsable durante los últimos diez años”. Eso dijo el pasado 15 de junio, ante el Bundestag, para justificarse por las ayudas a España.
La culpa siempre es del otro. Visto desde el punto de vista de nuestro paradigma actual, en el que sabemos que el dinero creado por el sistema financiero no era fiable, nos parece irresponsable todo lo que se hizo en la época de abundancia. El problema es que olvidamos que en esa época de crecimiento el marco mental era otro.
La frase acusatoria de Merkel es en sí misma un ejemplo para entender por qué estamos olvidando la cuestión de los paradigmas. Es muy simple de entender: olvidándolos es más fácil culpar al otro de la crisis. Fíjense ustedes que Merkel no dice nada de la actitud de los bancos y fondos alemanes que prestaron todo lo que prestaron a los bancos y empresas españolas. Visto desde ahora ese es también un error, fruto de una actitud de codicia e irresponsabilidad y es también una causa de la burbuja inmobiliaria española. Pero visto bajo el prisma anterior, el de abundancia, los bancos alemanes sólo hacían que invertir donde estaban seguros que harían un buen negocio. Igual que los bancos españoles cuando daban hipotecas. Nada más lógico. Pero Merkel aplica un paradigma a los españoles y otro a los alemanes. Y eso no es justo ni racional. Más naturaleza humana: “Yo no hice nada, todo es culpa suya”.
Cambio de paradigma y egoísmo
Es pues el cambio de paradigma lo que lo ha cambiado todo en pocos años. Los protagonistas son los mismos, las mismas personas. A partir de ahora tendremos que ir con más cuidado a la hora de valorar la realidad y pensar mejor si lo que hacemos no es un exceso que pagaremos en el futuro (con el medio ambiente seguimos en el error).
Habrá que controlar el ego para ello, para que no sea solo él quien se encargue de interpretar el sentido de los tiempos y nos empuje al despilfarro. ¿Pues quién sino él nos impulsa a no pensar en lo que hacemos? ¿A no entender los riesgos? ¿A generar etapas de crecimiento descontroladas marcadas por el egoísmo y la codicia?
Peor: odia la autocrítica y por tanto está siempre dispuesto a culpar a cualquier otro en caso de problemas. Se llame Angela Merkel o vecino del 3º 2ª, echarle la culpa a los demás no deja de ser lo fácil. Pero haciéndolo sólo estamos empeorando la que es la causa de esta crisis y de todas las otras: la naturaleza humana, con su ego.
Solución: reconocer y llegar a acuerdos justos
La solución a la crisis de deuda tiene que venir por un acuerdo entre endeudados y acreedores (personas, empresas, países, etc), para hacer viable el pago de las deudas, de las que sean viable poder pagar. Viable para los dos. Pero para ello, ayudaría reconocer que el error fue común, ambos han hecho poco más que dejarse llevar por dos épocas distintas (de abundancia y de escasez).
Víctor Francisco Bermúdez es profesor de Secundaria en la enseñanza pública holandesa
Más que la codicia yo diría que es la manipulación de la cantidad de dinero y de su precio que hacen los políticos. Al final, ¿qué es el dinero sino un trueque perfeccionado? Producción se paga con producción (de ahí la existencia del patrón oro), sino el dinero deja de ser dinero y se convierte en ficción. Es el mercado el que pinchó la burbuja como pincha cualquier negocio piramidal o cualquier estafa en cuanto la detecta cuando nadie la alimenta. Los indignados no tienen razón, solo quieren reforzar a la casta política, si se quejan es porque los políticos no tienen más poder y no dictan más leyes, leyes que ellos mismos serán los primeros en incumplir y si no que observen las corruptelas de los sindicalistas. Cuando el mercado negro empiece a crecer veremos lo que hacen los indignados, ¿sacar a la policía?
De acuerdo con todo.
Sólo una puntualización: los primeros que animaban a los clientes a endeudarse eran los mismo empleados del banco porque, gracias a unos ejecutivos del departamento de no sé qué que tenían muchos másteres y muchos MBA, se les retribuía con suculentos incentivos si llegaban a unos determinados objectivos de hipotecas concedidas.
¿Y esto por qué? Pues porque gracias a Don Ronaldo Reagan y a Doña Margarita Thatcher desde los años 80 se permitió que los bancos acudieran a la Bolsa con las deudas hipotecarias y las “titulizaran”. Conclusión: los bancos necesitaban deudas hipotecarias porque lo importante no era recobrar el préstamo con las cuotas mensuales sino tener deudas para poderlas subastar en el parquet.
Claro, si yo le doy a Usted 2.000 o 3.000 euros si consigue 1.000.000 de euros en hipotecas concedidas cada mes, Usted perderá el culo (con perdón) por tramitar cualquier mierda de piso por un precio doblado o triplicado de su valor razonable y con una cobertura al 110% o al 120% del valor tasado y aunque el tomador sea un trabajador con un contrato temporal en una obra… de las que caerán tan buen punto se hunda el mercado inmobiliario.
PRIMACÍA DE LA POLÍTICA
La economía es muy importante pero, como decía el general De Gaulle, no deja de ser la ‘intendencia’. Los problemas de las sociedades en el fondo siempre son políticos y su solución política. España tiene la inapreciable ventaja sobre otros países europeos con problemas económicos similares, especialmente los que han sido intervenidos, de la gran solidez de su sistema político, es decir, de su sistema de fuerzas políticas. Los sistemas basados en dos grandes fuerzas, una de centroderecha y otra de centroizquierda, que se relevan en el gobierno, son los que poseen mejor funcionalidad democrática y gobiernos más estables. Lo tenemos en España, con el Partido Popular y el Partido Socialista Obrero Español, de ideologías popularista y socialdemócrata. Fuera de esas fuerzas solo hay en España, como fuerzas nacionales, el comunismo residual de IU (contaminado de nacionalismo local) y una fuerza liberalprogresista creciente (UPD-Ciudadanos) de techo limitado, como partido bisagra, y en el plano regional, algunas fuerzas secesionistas que han tenido una influencia inmerecida en la política nacional, porque se lo han permitido las dos grandes (a falta de fuerza propia, han podido ‘inclinar la balanza’) y han creado el mayor problema y que exige tratamiento más urgente de España hoy, esto es, el desmedulamiento de la nación.
Las elecciones generales de 2011 han sido trascendentales, porque han fortalecido mucho a una de las dos grandes fuerzas, el PP, que casi ha doblado en votos a la segunda, el PSOE (11 millones de votos el PP, por 7 millones el PSOE). Eso ha reforzado la capacidad de decisión y la estabilidad del sistema, al hacerlo pasar de un modelo electoral bipolar 45%-45%, a uno 60%-30%. Lo que da un plus de operatividad al partido al que la historia ha encargado hacer la reforma estructural que necesita España. A la larga se restablecerá el equilibrio de las dos grandes fuerzas, pero el Partido Popular habrá tenido tiempo de cumplir su misión histórica. En base al cambio político producido por las elecciones de 2011, el Partido Popular puede esperar gobernar 4 legislaturas con mayoría absoluta. Superará la marca del PSOE de Felipe González, de 3 mayorías absolutas consecutivas.
Ese es el gran capital político que tiene España ahora y no puede malbaratar. Podría hacerlo por dos vías. Una, sería olvidando el PP que su base de gobierno es una mayoría absoluta muy amplia y no gobernando apoyándose en ella, sino diluyendo el protagonismo de la gobernación compartiéndolo con otras fuerzas. Sería un gran error, tras el resultado electoral habido. Sobre todo si sirviera para prestigiar a desleales fuerzas secesionistas, cuando lo que debe hacerse es mostrar a la ciudadanía que la existencia de tales fuerzas es inútil y dañina. El Gobierno debe asumir el protagonimo pleno y la responsabilidad plena ante los electores de la gobernación. La mejor manera de perder la mayoría absoluta es no usarla, pues los electores no votarán lo que no sirve para nada.
Otra vía para malbaratar el capital político surgido de los comicios de 2011, sería no denunciar (y con ello, derrotar) la perversa doblez actual del PSOE, que por un lado, busca a hacerse la ‘foto’ con el Gobierno, para ganar respetabilidad, mientras que por otro lado, instiga toda agitación y todo desorden callejeros. Donde la pasada huelga general ha representado el papel estelar. La huelga general siempre es huelga política, por tanto, ilícita en democracia, justificada solo para derribar a un Franco, o a un Pinochet, las que no fueron capaces de hacer sindicalistas y políticos en la ocasión. Todas las huelgas generales han sido en España antidemocráticas, sin excepción. Un error, o una inconsciencia, que espera la crítica pertinente. Huelgas pocas, por el bien de la economía, generales, ninguna en democracia.
La agitación callejera es peligrosa (erosiona al gobierno), porque puede activar a todas las potenciales fuerzas de desorden de una sociedad, que se unen en la negación aunque no puedan hacerlo en afirmación alguna. Al margen del partido que vaya a beneficiarse de tal desorden. Por ello, a pocos meses de su derrota electoral por goleada, el PSOE pinta capaz de sentar en el banquillo al Gobierno. La prevalencia de la calle sobre las urnas, representa la derrota de la democracia. Conjurar esa amenaza, es la primera batalla que tiene que dar y ganar el Gobierno.
Los que dicen que la mayoría absoluta (sinónimo de decisividad de un sistema político) es mala, o son pillos interesados, o son necios ignorantes, cuando en otras latitudes se llega a cambiar la ley electoral para dar esa mayoría a la fuerza que se aproxima a ella sin alcanzarla, con el fin de otorgar estabilidad y fortaleza a los Gobiernos. Nos preguntamos cómo puede España ganar la confianza exterior, clave hoy para la buena gestión de los asuntos domésticos. No hay que buscar mucho: Rajoy debe vender en el exterior la excepcional estabilidad política de España (el país con mayor estabilidad y fortaleza institucionales de la zona euro), lo que se ignora por falta de ser explicado. Con eso es suficiente, para los mercados y para las cancillerías.
“ERASMUS”
paradigma económico???
En España el único paradigma económico es eso que llaman SOLIDARIDAD y LIBERALISMO
Que en versión rojigualda significan:
Solidaridad : que a la hora de recibir, reciben por este orden: la casta, los amigos de la casta y los votante de la casta. Y a la hora de pagar pagan los de siempre, de preferencia las clases medias catalanas
Liberalismo : política tendente a favorecer a los aprovechados oportunistas de la casta y sus amigos a cambio de regalos e intercambios de favores entre ellos mismos.
Y si algo falla se “solidarizan” las pérdidas.
Todo lo demás es autoengañarse.
Independencia YA!!!
La economía británica en 1974 estaba arruinada por los gobiernos laboristas.
Aquellos pocos que creyeron insostenible el sistema, es decir aquellos que nunca se dejaron llevar por dicho paradigma eran los llamados antisistema (o una parte de ellos), una minoría entonces despreciada (antecesores de los indignados, y que, ahora, montados en su puta Partitocacia Coronada, vehiculada en un sistema de taifas caciquil, van locos por ver quien saca mejor tajada del Presupuesto, como jerifalte politico o politiquillo de poca monta, como sindicalero o sindicalerobancario, como “gestores” de empresas públicas inútiles y ruinosas para la soxiedad, pero un pozo sin fondo para el despilfarro y el trinque.
Los indignados son como las barras peronistas o las brigadas de Hugo Chávez, el problema solo es de casta.
Por cierto, antes me he olvidado de aclararle una pregunta (sospecho que retórica) que hace sobre qué hubiese pasado si un político hubiese dicho en el 2004 que la burbuja debía deshincharse. Pues muy fácil: le hubiese pasado lo que me pasó a mi a partir precisamente de aquel año, que me dijeron de bonito para arriba, todo lo que se pueda Usted imaginar, porque indiqué en algunos foros presuntamente amigos que la escalada de precios era insostenible i que en menos de 5 años los precios se desplomarían.
Lo que más gracia me hace es recordar la cantidad de cantamañanas, alguno de mí familia, que me aseguraron que, caso de tener yo razón y que los pisos dejasen de encarecerse, habría “un aterrizaje suave”. ¡Jolines con la suavidad!
Perdón, “i que en menos” debe ser “y que en menos”.
Es lo que pasa cuando debes trabajar durante ocho horas seguidas en lengua impuesta.
Los indignados me parecen un “bluff”.