¿Reformar el Port Vell, en beneficio de quién?
Hoy dedico mi espacio a apoyar un manifiesto que algunos vecinos del barrio de la Barceloneta (Ciutat Vella) han lanzado ante la nueva operación urbanística especulativa que desde el Ayuntamiento de Barcelona se pretende impulsar con el pretexto de la transformación del Port Vell.
A semejanza de lo que pretendió hacer Jordi Hereu (PSC) con la operación del Miniestadi -que gracias a la presión de los vecinos y las asociaciones acabó en fiasco-, ahora Xavier Trias (CiU) repite los errores de aquél -no contar con los afectados en la realización de una magna transformación de una zona emblemática de la ciudad negociando a sus espaldas-. No lo permitamos.
La reforma del Port Vell de Barcelona amenaza con transformar el barrio pescador de la Barceloneta. Este barrio popular está directamente amenazado por dicha reforma, que engloba su tradicional Muelle de Pescadores y colindantes; y pretende substituir los amarres para pequeñas embarcaciones por una zona de amarres para yates de lujo. Esta transformación implica, por un lado, la eliminación de una estructura cultural y económica tradicional, aumenta la presión turística e inmobiliaria sobre los barrios del entorno, y por otro privatiza y limita -por seguridad- el acceso al mar de los habitantes de Barcelona.
Súmate a la campaña y adhiérete al manifiesto Reformar el Port Vell, en benefici de qui? (¿Reformar el Port Vell, en beneficio de quién?):
Hoy vuelan tan altas las gaviotas del Puerto,
que planean solamente:
el palo más joven y delgado
del “Mari Angeleta”
bajo la bola de oro,
[ou] el retintín trasparente de sus alas quietas.
De cara al sol
cien velas;
y el banderín rojo que rumbea su fresco.
El vaporcito pasea lo bellos sueños atlánticos.
A ras de muelles en calma:
el hombre de las naranjas pasa la carreta llena.
(Joan Salvat-Papasseit, Domingo)
El Port Vell ha sido, de siempre, un espacio estrechamente vinculado a la vida de los barceloneses. Sin el comercio marítimo y la industria que se deriva y lo propicia no se entiende el desarrollo económico, cultural e identitario de barrio de la Barceloneta, de la ciudad de Barcelona y del país. Lamentablemente, sin embargo, este puerto que sentimos como nuestro, y que administra la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB), se ha convertido hoy día en un espacio hermético que los ciudadanos más bien asociamos a escándalos diversos por malversación de fondos y narcotráfico.
Y pese a esto, continuamos pensando que el puerto forma parte de la ciudad y entendemos que las transformaciones que le afectan hemos de decidirlas entre todos. Creemos, además, que este decidir es necesario escuchar muy especialmente la voz de los vecinos y las vecinas de los barrios adyacentes. Estamos en un momento de crisis económica y social profunda y cualquier actuación que pretenda transformar nuestro entorno habría de estar pensada y destinada a garantizar los derechos y el bienestar de la ciudadanía. Pero la experiencia nos demuestra que las reformas del puerto, bien al contrario, han estado pensadas e impulsadas por empresas privadas, las cuales, a través de las concesiones que otorga la APB, se apropian y se lucran con los espacios públicos de la ciudad.
¿En beneficio de quién se hacen estas reformas?
La actual reforma del Port Vell aplica, por enésima vez, una fórmula de la cual ya conocemos el resultado, la misma que se aplicó con el Hotel Vela, el Maremágnum y el World Trade Center, aquella fórmula que se basa en el dogma de que las grandes estructuras de lujo, pensadas para una reducida élite económica mundial, podrán, en tiempos de crisis, beneficiar a toda la ciudad.
Pero el gran beneficiado de la reforma del Port Vell será, sin duda, Salamanca Group, de la mano de Marina 92, una atarazana de yates de lujo vinculada a Roman Abramovich. Esta atarazana se instaló en el puerto ahora hace dos años, en un momento en que no había yates de lujo para reparar, y echó a una atarazana anterior, pero histórica, que daba trabajo a mucha gente de la Barceloneta, la Vulcano.
En el futuro, si la reforma sigue, los vecinos habremos perdido otro espacio. El Port Vell lo habrán cerrado y fortificado con una reja, seguridad privada y guardaespaldas, y nunca más nos podremos acercar. Allí donde los ciudadanos nos podríamos haber reencontrado con nuestro patrimonio marítimo, como por ejemplo la lonja del pescado y la torre del reloj del puerto de pescadores, allí donde podríamos haber gozado de equipamientos públicos y comunitarios, toparemos con la cara más excluyente de los millonarios.
Una reforma que es una guerra declarada a los vecinos
La exclusión de la ciudadanía, la negativa a contemplar sus derechos y necesidades en este proyecto, provocará la destrucción de la economía tradicional de la Barceloneta. La pesca y el pequeño comercio de toda la vida, actualmente ya bastante amenazados, desaparecerán de manera definitiva, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y la degradación del tejido social. El pequeño tendero no podrá competir por unos precios de alquiler y licencias que sí se puede permitir el tipo de comercios que atraería la reforma.
Hemos de subrayar, además, que el incremento de la presión del turismo sobre la Barceloneta tendrá, entre otros efectos, la aparición de más apartamentos turísticos, que hoy en día ya constituyen un problema muy grave. Hay por una parte, el deterioro de la convivencia y la vecindad, y de otra, y sobre todo, el encarecimiento de los alquileres de las viviendas, que alcanzan cifras inauditas. La vivienda, convertida en mercancía por los especuladores, se convierte en inaccesible para los vecinos y vecinas, que se ven indirectamente -y a veces directamente- expulsados del barrio donde tienen las raíces y la vida.
Pedimos
Hace falta una reforma interna de la APB que establezca mecanismos democráticos de decisión sobre los proyectos urbanísticos que impulsa, y también sobre la elección de los cargos de Presidencia y Dirección General. Este necesita de la implementación de protocolos de transparencia por lo que hace a la documentación, los acuerdos, los presupuestos y la gestión, en la línea que proponen Red-SOStenible y Access-info.
El planeamiento urbanístico que se lleve a cabo en el puerto de la ciudad ha de ser redactado y consensuado de manera vinculante con los vecinos y en ningún caso se ha de supeditar a los intereses privados, sino al bien común y a la garantía del derecho a la ciudad, y ha de contemplar en todo momento las necesidades sociales, de recursos y equipamientos, del barrio de la Barceloneta y de la ciudad de Barcelona.
Una reforma del Port Vell ha de incluir el fomento de la economía tradicional, como por ejemplo la pesca, con un incremento de las ayudas a la reparación de barcos y al pago del gasoil. Una reforma del Port Vell ha de promover ayudas con la finalidad de que personas con pocos recursos puedan asistir a la formación que se requiere para ser pescador. Una reforma del Port Vell ha de incluir una escuela de oficios de la mar a la cual puedan acceder las personas con menos recursos de nuestros barrios.
Esta reforma no se puede llevar a cabo sin mecanismos que protejan a los vecinos de las consecuencias indirectas que tendrá en el mercado de la vivienda, en la seguridad, en el ahogamiento del comercio tradicional y en el incremento en el precio de la cesta de la compra. Esta reforma no se puede llevar a cabo si no hay una garantía de realojo, con las mismas condiciones económicas y de acceso a servicios, para los vecinos que ahora viven en el Port Vell, y sin las indemnizaciones pertinentes por las molestias generadas.
Por esto, a nuestros gobernantes les decimos: vosotros no sabéis qué es guardar madera en el muelle; ni sabéis la oración de los candelabros de los barcos; nosotros, los vecinos, sabemos que la ciudad no se construye sin nosotros; nosotros, los vecinos, sabemos que la democracia no se hace al dictado de una empresa privada.
Adhesiones en: pdefensabarceloneta@yahoo.es y labarcelonetarebel.org
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