Cataluña
‘En Cataluña, un país sin estado, benévolo y acogedor, tres familias y un tribunal pugnan por modificarnos la boca, los dientes y la lengua propia. […] Pero cuando la ley la escribe el vecino monolingüe con derecho de pernada, o derrotados o insumisión’
[&hellip
Francesc Cruanyes, director del programa 59 segons de TVE-Cataluña, en un artículo publicado este jueves en El Singular Digital:
‘En San Mori, un pueblecito del Ampurdán interior, cuatro domingueros y un tribunal han tratado de silenciar las campanas seculares de la iglesia del santo patrón. […] Amparados por las constitucionalísimas leyes de la contaminación acústica y la protección ambiental presentaron recurso de amparo en los órganos supremos -ajenos a la sensibilidad, la idiosincrasia y la historia de San Mori. ¿Y qué dictaminaron los tribunales? Lisa y llanamente: las campanas, mudas. El folklore, para la fiesta mayor. Y punto.
En Cataluña, un país sin estado, benévolo y acogedor, tres familias y un tribunal pugnan por modificarnos la boca, los dientes y la lengua propia. La cosa no va de campanas, sino de inmersión. No se eleva hasta los limbos celestiales, se zambulle en las profundidades de la cívica convivencia, interfiere en las relaciones terrenales. O sangre, o podrido (que nadie se engañe: el bilingüismo es cosa nuestra, y mejor tres idiomas que uno solo -aquí nadie quiere guerra). Pero cuando la ley la escribe el vecino monolingüe con derecho de pernada, o derrotados o insumisión.
En el Ampurdán, la alcaldesa de San Mori tenía dos opciones: la obediencia por imperativo legal o la fidelidad al pueblo que democráticamente la eligió. Y el pueblo quería y quiere repique. El pueblo quiere mantenerse hospitalario sin renuncias. El pueblo, civilizado y abierto, ha elegido la vía más consensuada: no permitir excepciones, ni de día ni de noche. No separar, no establecer dos bandas sonoras. Y las campanas… batallan’.
FRancesc CRUANYES | ENDAVANT, te’ns tota la raó, un poble no pot canviar perquè 4 domingueros els hi molesten les campanes, això és el colmo, que tinguin que deixar de replicar les campanes per persones que ni siquiera viuen en el poble. Jo, quan vaig a un poble m’encanta sentir les campanes (i sóc i resideixo a Barcelona,ciutat), i he passat temporades de vances a bastants pobles, i no hi ha cosa millor que adormir-te amb les campanes, i el bord d’un gos, i despertar-te de la mateixa manera. MAI NO S’HA DE CANVIAR AIXÒ A CAP POBLE. Sàpigues, Francesc, que sóc una noia de la teva edat, que t’he seguit a la 2, i als 59 segons, i ahir et vaig veure al telemonegal.