El futuro inmediato del PSOE
La sociedad española no está vertebrada ni unida para el esfuerzo colectivo y esta realidad es el fruto de nuestra historia, pero también de políticas -nadie está exento de responsabilidad, aunque tiene más quien gobierna- poco o nada consensuadas. Es imposible pedir una reacción uniforme a la sociedad cuando durante años las políticas sobre el terrorismo han sido motivo de discusión, las autonomías han generado más división que acuerdo o la política de revisar nuestro complejo pasado ha sido dictada por la unilateralidad partidaria y el sectarismo. Hoy nos encontramos con una sociedad que responde a los dictados ideológicos y poco o nada a los impulsos nacionales o patrióticos o, siendo benevolentes, con unas formaciones políticas que llaman a los suyos en contra de los otros y no a la mayoría para una tarea común.
[…] Habrá muchos militantes y dirigentes [del PSOE] que verán la solución a nuestros problemas en un giro a la izquierda y en un partido confederal, condicionados por la fuerza del hecho autonómico. Yo no creo en esta sencilla, irreal e infantil solución, no creo que debamos ser el partido de los más desfavorecidos sino la organización que represente a quienes quieren dejar de serlo y mejorar, ellos y sus hijos. No creo en la incompatibilidad entre la ambición individual y la solidaridad, entre buscar el éxito personal y preocuparse por los demás, entre optar por el mérito y el progresismo. Creo, al contrario, que es compatible la sociedad del bienestar, definida por quien recibe los servicios denominados sociales y no por quien los da, con la iniciativa privada y la capacidad emprendedora de los ciudadanos; es más, creo que es la única manera de avanzar sólidamente hacia un futuro mejor para la mayoría.