Los dos Guantánamo
Yoani Sánchez recuerda que Guantánamo no es solo una cárcel de EEUU en la isla de Cuba:
La zona militar que posee Estados Unidos al sureste de Cuba, también conocida como Gitmo, es el escenario de numerosos dramas humanos que se suceden a ambos lados de unos límites demarcados -e impuestos contra la voluntad popular- desde la lejana Enmienda Platt.
Recientes revelaciones de Wikileaks evidenciaron el alto número de encarcelados dentro de sus campos X-Ray, Delta y Echo que podrían haber sido inocentes. Chóferes, granjeros y hasta cocineros que resultaron capturados durante redadas en Afganistán debieron esperar años para que se aclarara su identidad y poder irse de vuelta a casa.
Quizás alguno de ellos lograba divisar desde su celda los límites de la base naval donde estaba recluido, ver las postas perennes que vigilan la demarcación y fantasear que si lograba burlarlas encontraría -en la otra parte- la libertad.
Falsa ilusión, pues Raúl Castro había declarado en 2002 que si un prisionero conseguía escapar hacia el interior del país, sería devuelto de inmediato a las tropas norteamericanas. “Si es que queda algo”, agregó con sorna, en alusión a los campos de minas que su propio Gobierno se niega aún a desactivar.
Esa pequeña porción del oriente de Cuba es por demás una de las zonas más minadas del mundo, y no solo desde el punto de vista ideológico. En el municipio Caimanera se vive a pocos metros de una frontera plantada de explosivos antipersonales. Una peligrosa franja de muerte cuya existencia contradice la convención de Otawa 1997 que prohíbe el empleo, almacenamiento, producción y transferencia de estas peligrosas trampas que mutilan cuerpos.