Opinión
De almas y de estrategias
‘Habrá estrategas que crean que es útil y adecuado mantener el statu quo indefinidamente, aunque creo que en este grupo no abundan los asimilables al nacionalismo, más bien los que, habiendo hecho de la política profesión y modo de realización personal, asumen esa opción sin haber sido capaces de construir un discurso alternativo, limitándose al ejercicio fáctico de la política y a sus beneficios’.
Aunque es un asunto tratado en otras ocasiones, y lo seguirá siendo, dada su trascendencia, me estimula participar en la lluvia de intervenciones sobre el resultado del PSC en las pasadas autonómicas, especialmente tempranas las de los más nacionalistas de ese partido y de otros exegetas de la misma cuerda.
A mi entender, creo que los socialistas de Cataluña estamos en un momento que puede derivar en importante, quizá en tremendamente importante. Incluso hay posibilidades de que el recorrido iniciado con la reunificación, plasmada en el PSC (PSC-PSOE), pueda estar llegando a su amortización.
Para las elites catalanistas-nacionalistas del PSC la solución a sus aspiraciones es convertir el partido en una opción política que continúe ocupando el espectro socialista catalán, pero sin ataduras con el PSOE.
Hay que admitir que los actuales dirigentes del PSC hacen un análisis político bastante diferente al que hacían los del PSC-Congrés y los del PSC-Reagrupament, que fue el que les condujo al proceso de unificación; sabiendo que si no lo hacían así, el resultado electoral mostraría su desnudez de apoyo frente al que conseguiría la federación catalana del PSOE .

Herrera, Montilla, Puigcercós y Mas, protagonistas de la política autonómica en Cataluña.
Actualmente bastantes de ellos deben estar en el convencimiento de que un PSC catalán ocuparía un espacio electoral no demasiado mermado en comparación al que consigue con el respaldo del PSOE. Es más, los hay quienes defienden que un partido socialista inequívocamente catalán, aumentaría credibilidad y resultados, por lo que consideran el apodo PSOE como una rémora.
Hasta podrían tener algo de razón, ya que con frecuencia se olvida que en 30 ó 35 años la población sufre un cambio notable. Muchos de los protagonistas de la transición han desaparecido, otros han vuelto a sus lugares de origen y otros han pasado al territorio del desánimo y de la indiferencia. Además, muchos de los nuevos votantes han nacido en Cataluña, se sienten catalanes y más o menos han asumido las tesis, difusas y acomodaticias tesis, del discurso del PSC.
Para este grupo de dirigentes del PSC, este partido ya ha conseguido su finalidad, si no del todo, en buena parte. Esta finalidad, nunca confesada, pero estratégicamente perseguida, era evitar que un discurso españolista guiara a una parte mayoritaria de la población de Cataluña por senderos y afectos españolistas, no coincidentes con los de obediencia catalana.
Esta finalidad apareció en el pacto de reunificación, obligando al PSOE a asumir el derecho de autodeterminación y expresándola en el ideario y en los estatutos del PSC bajo la fórmula aconseguir la realització plena de Catalunya.
Es seguro que no todos los dirigentes de este grupo comparten la tesis de que ha llegado el momento de la ruptura. Los habrá que prefieran esperar, al considerar muy arriesgado perder el acicate electoral y la canalización de afectos que aporta la presencia fraterna del PSOE en buena parte del electorado. La diferencia sería de plazo, no de objetivos. También deben valorar no sólo lo que resta no ir de la mano del PSOE, sino que, en buena lógica, no podrían evitar la competencia electoral mediante una resucitada federación catalana psoista.
También habrá estrategas que crean que es útil y adecuado mantener el statu quo indefinidamente, aunque creo que en este grupo no abundan los asimilables al nacionalismo, más bien los que, habiendo hecho de la política profesión y modo de realización personal, asumen esa opción sin haber sido capaces de construir un discurso alternativo, limitándose al ejercicio fáctico de la política y a sus beneficios.
Creo estéril buscar más ideología estructurada dentro del partido, salvo que sus portadores estén muy temerosos de asomarse al exterior. En modo alguno ello significa que no haya muchos militantes cuyos valores y sentimientos profundos agradecerían y aprobarían una enmienda a la totalidad en la dirección, pero las circunstancias son las que son, al menos por ahora.
Sin embargo, creo que es un asunto serio y actual considerar la conveniencia de la ruptura del pacto de reunificación; de aspirar a la presencia del PSOE en Cataluña, sin más vocación que ocupar el espacio de sensibilidad política socialista y de sensibilidad de partido de Estado. Debemos añadir además, de sentido europeísta, en un mundo, quiérase o no, globalizado.
Este análisis se debe abordar ya, a pesar de que antes de nacer será condenado y tildado de traidor, facha, españolista, casposo, anticatalanista y demás descalificaciones habituales (que al fin y al cabo son fruto de la altura intelectual y moral de los que las usan). Debe abordarse serenamente, haciendo caso omiso de los anatemas, porque no es asunto de iluminados, sino de personas de izquierda que quieren tener un partido del que sentirse seguros y orgullosos y que actualmente carecen de anclaje para ambos referentes.
Mi convencimiento para la necesidad de este análisis descansa en que (1) el PSC está irremediablemente perdido para los objetivos antes enunciados, socialismo, democracia, España, Europa. Y que (2) en el PSOE hay mucha gente harta del servilismo y de la tiranía inútil a la que les somete el PSC, sin ventaja alguna para ellos.
A la experiencia de los zapateristas, tras el calvario inacabable sufrido y la erosión electoral causada, dentro y fuera de Cataluña, debe sumarse la decepción acumulada en los antiguos dirigentes, por la deriva del pacto de la unificación, aunque contenida por su responsabilidad en el mismo.
Pero las cosas cambian, Los antiguos dirigentes van desapareciendo de la escena política. El zapaterismo está en fase de liquidación y los que vengan están obligados a sopesar sus apuestas y a corregir errores. Veremos.
El análisis que hacen los dirigentes nacionalistas del PSC, lo hacen más en su condición de nacionalistas que de socialistas, y todo el nacionalismo está instalado en una visión de la realidad en la que hay un componente, sino delirante, sí condicionado por su objetivo teleológico, que es el que realmente guía su alma.
La aparición de nuevos votantes catalanes no se traduce en nuevos votantes del catalanismo en sus diferentes apariencias. Lo que sí aparece puntual es la abstención de cientos de miles de ciudadanos, sobre todo en las elecciones autonómicas, lo que equivale a ausencia de discurso creíble y motivador y a una calidad de la democracia manifiestamente mejorable (y no será porque no se haya avisado constante y reiteradamente, véase, por ejemplo el historial de comunicados, manifiestos e intervenciones de las gentes de Ágora Socialista).
La condición de horizonte utópico del nacionalismo ha decaído. Su naturaleza antidemocrática y excluyente se percibe cada vez más. Sus defensores han perdido crédito intelectual. Hasta sus valedores del poder económico están pidiendo que se centren en la realidad real y no en huídas hacia delante. En realidad, su populismo ha derivado en un discurso miserable de mezquindad y de aislamiento, asimilable al padanismo.
La idea del Estado como valor de garantía para el ciudadano, de respeto de la democracia y de bien a conservar, se ha revaluado notablemente entre el pensamiento de izquierda. La desaparición del Estado vía anarquismo o vía comunismo queda en los rincones de la historia.
El Estado de las autonomías ha caído en descrédito, básicamente por dos razones, por aparecer como un sistema en el que no es posible una acción de gobierno racional y sostenible y porque se ha demostrado inservible para contentar a los nacionalistas. Ellos se han ganado el descrédito a pulso, por la traición al pacto constitucional y porque han explicitado que nada les puede satisfacer, salvo la independencia. Hasta qué punto es sentida, o es el chantaje permanente para arrancar privilegios, acelera su desprestigio intelectual.
Actualmente hay consenso suficiente para que la iniciativa y el calendario políticos dejen de marcarlos los nacionalistas. El repertorio de iniciativas sobre la regeneración de la democracia, de la Justicia, del cierre competencial, del papel del Estado y de otros capítulos, suscitan el acuerdo en privado de muchísimos políticos y muchísimos ciudadanos, tanto del PP como del PSOE, lo que antes o después determinará acuerdos básicos de ambos partidos.
Estamos asistiendo a una crisis que no tiene nada de pasajera, que es intrínseca al sistema, pero que desborda al ámbito político porque se debe a decisiones económicas especulativas y sofisticadas, cuyo ámbito de actuación es global mientras que los marcos reguladores son regionales, nacionales, insuficientes y contradictorios. Es por esa razón por lo que ha adquirido dimensiones desmesuradas y por lo que es tan difícil aplicar actuaciones de remedio prontas y eficaces.
Finalmente, habrá que tomar la iniciativa de decisiones firmes, valientes y democráticas para enfrentarse al proceder de los nacionalistas y a sus conductas de adolescentes mal criados, aceptando sus retos y colocándolos frente a sus propias responsabilidades.
Olegario Ortega es vicepresidente de Ágora Socialista
Parece lo que està pasando ,,El crimen perfecto,,=,,entre todos la mataron y ella sola se muriò,,
Y mientras tanto zapito entretenido en desmontar la Cruz del Monumento a los caìdos y la Piedad.Como si esto le fuese a sacar de apuros.
Em sembla important recordar que l’autor és militant del partit UPyD.
Ho dic perque de l’article se’n desprèn la sensació de que és un membre del partit socialista bucant com millorar les espectatives del PSC.
En realitat és militant d’un partit que ha competit per dorretar als socialistes i que ha obtinguts uns resultats difícils de creure de dolents com van ser.
Sembla que proposar al PSC que segueix el camí i anàlisis de UPyD només pot portar a la desaparació. El que sembla clar és que el discurs espanyolista no sembla atreure ni gota als votants abstencionistes del cinturó de Barcelona.
El Sr. O. Ortega hace un análisis serio y riguroso de qué la pasa al socialismo catalán.
Es natural que si es de UPD pueda hablar sin “tanta atadura” como lo haría cualquier sociata al cual no se le permitiría corriente crítica de pensamiento.
El PSC traicionó a los votantes socialistas.
El PSC amortizó para sí la figura del PSOE, y ahora unos y otros, ¡¡pero sobre todo los ciudadanos!! lamentamos tamaño error de estrategia.
Pero, PSOE no hizo nada por frenar semejante locura, ¡¡y era lógico!! vista la “altura política del líder Zapatero” que llevó a lo peor del socialismo en España.
Por lo tanto, aunque tarde, que el PSC se haga nacionalista, independentista, mediopensionista ó mahometano, pero que no engañe a sus votantes.
La naturaleza del nacionalismo es per se: Antidemocrática por excluyente.
Y el PSC se transformó en “antidemocrático” por ahondar en la “exclusión”.
Los socialistas catalanes se han empezado a REBELAR.
Pero, necesitan de unas propuestas valientes para dejar al PSC, sólo, abrazando los postulados de los nacionalistas e independentistas.
¡¡REBÉLATE!!
UPyD,està sobre representada a la Voz de Barcelona, ja pràcticament han escrit articles tots aquells que els van votar les darreres eleccions. Volem articles més representatius de la societat catalana com per exemple Carmen de Mairena.
¿Carmen de Mairena representativa de Cataluña?
Imagino que los nacionalistas tenéis cuestros ídolos y yo no los voy a cuestionar.. Carod Rovira, Más, Puigcercós y ahora…. Carmen de Mairena.
Bueno, al menos Carmen tiene principios…
Por qué lloran como niños quienes no supieron defender sus principios como hombres: Villacorta, Olegario Ortega,….. Hay que saberse jubilar a tiempo. No hay cosa más patética que ver los mismos transitando por distintos partidos con la misma canción de la lastima: PSC, Ciudadanos y, ahora, UPYD.
@Català de veritat. Carmen de Mairena representa més catalans que qualsevol de UPyD, així ho demostren els resultats de les darreres eleccions al parlament.
Tanta lletra per dir “¡a por ellos!”
Calumnies, judicis de valor… el tea party va a dreta i esquerra, cada cop és més clar que l’eix nacional passa per sobre de qualsevol altra cosa.
Aquí estarem com sempre, guanyem o perdem.
Creo que el análisis que hace el Sr. Ortega de los resultados electorales es ponderado y con muchísimo más lugar para la argumentación que para las opiniones. Pronostica la aparición de un debate sobre el recorrido, los resultados y el posible final de la “unificación” de los diferentes colectivos socialistas de Catalunya. Todo eso pone la piel de gallina a los comentaristas posteriores a su artículo que, seguramente inquietados por la palabra debate (los debates en libertad les aterrorizan), responden con ataques personales, cuestionan su pertenencia a UPyD, e intentan con gracietas algo patéticas desviar la atención. Sin embargo, la realidad es tozuda y ahí están, sin que ningún nacionalismo “rancio y casposo” –que TODOS lo son– pueda evitarlo, las cifras comparativas de abstención en múltiples elecciones generales y autonómicas.
El nivel de las respuestas discrepantes lo dice todo del nivel de los contradictores del Sr. Ortega.
“Ladran los perros, señal que cabalgamos” puso el genial Cervantes en boca de el Quijote. Y es el ladrido de algunos que se arrogan el derecho a profesar – y a imponer- el “ser nacional”, y que al mismo tiempo se lo niegan al que no está de acuerdo con ellos, el que nos indica que algo efectivamente se está moviendo.
¿ Y cuál es el problema de participar en el partido que a uno le de en gana en función de que responda o no a la ideología de uno? ¿Acaso UPy D no nació de ex-socialistas ninguneados por el aparato del PSOE ,como lo han sido muchos militantes del PSC por no coincidir con las tesis nacionalistas?. Si nos tuviéramos que guiar por los votos de las últimas elecciones autonómicas diríamos que a Catalunya la representa un nacionalismo católico y conservador.
Y en ese sentido tiene mas coherencia que aquel del tripartito que gobernó en nombre de una izquierda traicionando sus propios principios al someterse a la perversión del discurso nacionalista que transforma la lucha de clases en lucha por imponer los privilegios de las “identidades nacionales” en detrimento de otras.
El nacionalismo es la nueva teología moderna, la verdad revelada a los profetas de la política ya sean ortodoxos ( como los Aznares, Carodes o Mases) o a los conversos como Montilla y su Madre que no se llama precisamente María sino Manuela.
Aun que en el fondo, mas que de valores religiosos se trata de algo mas prosaico: hay que mantener el poder que da la silla del Parlament cueste lo que cueste, aunque para ello haya que vender los principios éticos y políticos..
En estos tiempos que corren los ladridos no impedirán que escuchemos,por suerte, otro discurso.
Gracias Olegario por tu texto tan esclarecedor.