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‘El sufrimiento de los animales en la plaza me revuelve las tripas, pero también valoro el esteticismo de la fiesta, la estupenda literatura que produce y el argumento de que sin ella los toros de lidia desaparecían de la Península’
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Javier Valenzuela, periodista, en un artículo publicado en elpais.com el 28 de julio de 2010.
‘[…] Con independencia de las razones que hayan llevado a votar en una u otra dirección a los parlamentarios catalanes, es posible ser abolicionista en España sin ser separatista. No creo que lo sean los madrileños que han firmado la citada petición y conozco mucha gente españolísima que se siente molesta con la sangre y el sufrimiento de las reses en nuestras plazas. Que nuestros parlamentos -antes el canario, hoy el catalán, mañana tal vez el madrileño- debatan sobre asuntos que interesan a una parte sustancial de la ciudadanía es un signo de salud democrática que no debiera inquietar a nadie. Que los grupos den libertad de voto a sus diputados es algo que, francamente, debería generalizarse. Ello contribuiría a mejorar el prestigio de una clase política identificada hoy, entre otras cosas, a la disciplina leninista de partido.
Dicho lo cual, servidor, de ser parlamentario catalán, que no lo es, se hubiera abstenido o hubiera votado en contra de la abolición. El sufrimiento de los animales en la plaza me revuelve las tripas, pero también valoro el esteticismo de la fiesta, la estupenda literatura que produce (va por ti, maestro Joaquín Vidal) y el argumento de que sin ella los toros de lidia desaparecían de la Península. Aún más, me estremezco al pensar que si las corridas desapareciera las dehesas se convertirían en más urbanizaciones, más campos de golf, más de lo que no necesitamos en absoluto’.
Para sufrir hay que tener consciencia y eso es un rasgo que nos diferencia de los humanos de los animales. Los humanos sufrimos o nos repugna si vemos y humanizamos el el dolor y la agonía del animal. Nos puede pasar incluso cuando vemos los documentales en los que los animales cazadores siguiendo su instinto atacan sin piedad a su presa o incluso en los ritos sexuales de algunas especies, que despues del acto,uno se zampa al otro. El argumento del sufrimiento del toro o incluso el de espectaculo de la muerte que se ha utilizado, me parece erroneo. Tenemos espectaculos de muchos tipos, algunos que incluyen en los deporte de riesgo, el verdadero sufrimiento humano, y se trata cómo espectaculo de masas. ¿porqué no prohibilos?
La verdadera razón de la prohibición no es la que mantienen los animaliostas más radicales, que son vegetariano y ni siquiera beben leche, sino un cuestióin meramente política de duiferenciarse de España y presumir de progres. Por que no olvidemos que el “catalanismo oficial rampante es muy culto , progre y es la vanzadilla de la humanidad”, no sé que hariamos sin ellos protegiendonos.
Ostres, això dels Valenzuelas…
Sí, i si s’acabessin les guerres i la fam, la injustícia i la tortura també desapareixerien moltes obres d’art tan pictòriques com literàries, no et fot el tio!
El toro bravo, después de pasarse cuatro o cinco años viviendo como un rey en las dehesas, muere en las plazas en unos pocos minutos, teniendo en cuenta, además, que, ya que fisiológica e instintivamente está preparado para recibir cornadas en el campo de otros toros ( de hecho hay toros que resultan gravemente heridos o mueren en peleas entre ellos en las dehesas, apenas sufre en las plazas, dado que se le apuntilla una vez estoqueado, mientras que en el campo sí puede sufrir si, después de ser corneado por otro cogénere, se tira varias horas en el campo con cornadas graves.
Es más lamentable la vida de una res que se pasa un año o dos estabulada, para ser sacrificada mediante un calambrazo, que en muchos casos los deja moribundos, para acabar en bandejas de polispán en los “súper”.
Por otro lado, en la plaza de toros al toro de lidia no se le denigra, si no que se le dá la oportunudad de demostrar su bravura, incluso se le da la oportunidad de utilizar su instinto agesivo contra el torero, mientras en los toros “embolaos”, “correbous” en esa taifa, los toros no son de lidia, son reses jóvenes que apenas son peligrosos para los borregos que no paran de demostrar su incivismo haciendole toda clase de tropelías a esos toros pegándoles con palos, clavándoles hierros, produciéndoles quemaduras, tirándolos al mar…, aullando toda esa manada de placer, mientras el sr. alcalde que les proporciona esa diversión cuenta con seguir en la poltrona.
Es posible que algún baranda que prihibió, el otro día, los toros de lidia en el parlamento de esa taifa, esté harto de entregar vaquillas a populacho de su pueblo para que las tortures y saquen sus instintos animales.
Mi opinión al respecto es que la fiesta de los toros (que no nacional) debía mantenerse y no prohibirse . No hay ninguna fiesta en que intervengan animales en el mundo que esté más controlada y reglamentada y cuando se produce el momento mágico de conjunción toro y torero (muy ocasionalmente)pocas actividades tienen mayor fuerza plástica.