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‘Una sentencia que lamine artículos centrales del Estatuto significaría la ruptura del pacto de Cataluña con España, que cristalizó en la Constitución de 1978’
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Esther Vera, periodista, en un artículo publicado en El País el 24 de junio de 2010.
‘[…] El Constitucional dará un paso de consecuencias políticas que no deberían ser menospreciadas por los defensores de la unidad patria. En primer lugar, una sentencia que lamine artículos centrales del Estatuto significaría la ruptura del pacto de Cataluña con España, que cristalizó en la Constitución de 1978. Si el espíritu de la Constitución no permite una evolución de esta en el marco de una arquitectura de España en la que Cataluña se encuentre cómoda en su singularidad, expresada pacífica y democráticamente, se alimentará el rechazo hacia la idea de España y genéricamente la decepción con la política por tanto trabajo inútil y tanta expectativa frustrada. El PSOE federal de Comillas y el Zapatero dispuesto a aprobar el Estatuto del Parlament han durado poco y al presidente y a sus barones territoriales les ha faltado coraje para no quedar presos del discurso patriotero español del PP.
[…] El PSC abrió el proceso sin saber adónde le llevaría y ha visto el límite de su identidad en relación con el PSOE; CiU pactó unilateralmente en La Moncloa, aunque ahora plantea ya la superación de este Estatuto con el concierto económico; ERC restó solidez al apoyo político catalán descolgándose en el referéndum; ICV se sumó a la puja, y el PP actuó de comparsa de una de las peores campañas contra Cataluña.
[…] Cataluña cada día ve con más naturalidad pasar del “me duele España” al “¿a quién le interesa España?”‘.
El Estatuto en sí ya iba en esa línea, la de la ruptura de ese supuesto pacto. Si no, para qué tantas vueltas a lo de la nación?
Cuánta distorsión de la realidad. Aquí sólo ha habido un discurso patriotero, el de los nacionalistas con los derechos históricos de los territorios y las piedras frente a los ciudadanos partidarios de un estado de derecho que nos defienda de políticos totalitaristas.
Catalunya no hizo ningún pacto con España. El pacto, si así se puede definir, lo hicieron todos los Ciudadanos españoles, incluídos los residentes en Catalunya y por cierto, votaron mayoritaria y afirmativamente el contenido de nuestra Constitución. Todo lo demás, es filosofía interesada y barata….muy barata.
El TC tiene la mision de que ningun estatuto no cumpla con la constitucion.Podemos estar todo el tiempo que queramos diciendo cosas encontra y a favor del estatuto,pero la cuestion no esta en lo que comentemos,sino si el estatuto es constitucional o no segun la constitucion.
Podemos hacer españa en los trozos que queramos,pero lo que esta claro es que con esta constitucion no se puede hacer y si todos los españoles nos parece reformarla se reforma,pero con la participacion de todos.
Los sentimientos no tienen valor juridico.Para eso existen las leyes escritas,porque si uno cambia de sentimiento se le apliquen las responsabilidades.
Ah si, DLM? I per quin motiu es autonoma Catalunya? EN base a que? Per no es va votar amb una sola circumscripció?
¿pero que pacto?, aquí hay gente que tiene mucha imaginación.
El TC garantiza la ley y el orden en nuestro país. Todo lo demás son las típicas pamplinas victimistas de la casta política podrida nacionalista, pamplinas que es mejor ignorar.
Cataluña (los politicos) le dan mucha importancia al Estatut, pero a los catalanes no nos interesa para nada el estatut, ya se demostró cuando se votó.
La ruptura del pacto constitucional se produce desde qu.e con la espiral reivindicativa de los nacionalistas y con su desslealtad institucional, estan rebasando y desbordando la Constitucion continuamente, con el apoyo de los traidores de las antiguas izquierdas catalanas, pasados al soberanismo
¿Cómo va a pactar Cataluña con España nada?, Cataluña es una parte de algo más grande que se llama España. Qué relaciones bilaterales ni ocho cuartos… eso a la imaginación de los independentistas.
Los nacionalistas están muy bien movilizados. Ese 25% de la sociedad catalana simpatizante con el nacionalismo/independentismo/soberanismo (Sí, los estoy metiendo a todos en el mismo saco) tiran las riendas de una sociedad de lo más apática y pasiva, que no se moviliza ni por el estatut, ni por las consultas, ni por la crisis, ni por nada.
Lo único que puede acabar con el nacionalismo es más nacionalismo. Llevando a Cataluña hasta los extremos. Sí, eso es. Más aún. Cuando las empresas, inversiones, trabajadores y estudiantes cualificados desierten Cataluña definitivamente, cuando la corrupción e ineficacia nacionalista sea una causa directa de un desastre y cuando se realice un referendum con validez legal, el 75% restante de los catalanes moverá el culo.
Así ha funcionado siempre esta tierra, y así seguirá.
¿Cómo que pacto con España? Cataluña nunca podrá romper un pacto con España porque forma parte de ella. Es una argumentación que contradice criterios básicos de la Constitución a la que hace referencia. Vayamos a entender distintas interpretaciones de los textos y al final cuestionar a los jueces que son los encargados reales de justificar mediante sólidos argumentos la constitucionalidad o no de un contrato entre España y parte de su territorio.
cuanto loco tenemos suerto, que sabra esta paloma
de la vida, y las consecuencia que nos pueden acarrear, talibales del sol
Jo animaría al TC a retallar tot i més de l’estatuet.
És una fàbrica molt productiva d’independentistes.
No afluixe-ho TC!!!!
O sea qué si a uno no se le da lo que quiere se vuelve independentista. Pues qué ráppido cambia uno de chaqueta. Bueno, como algunos burgueses catalanes que bien alzaban la mano con Franco y ahora enarbolan la estelada sin complejos.
En fin, los independentistas sois un bucle espacio-temporal, una anomalía extraña.
L,anomenat pacte es va trencar en dos temps,el primer va ser el cop d,estat del 23-F,en que es va acordar que els catalans paguessin els plats trencats per mitjà de la LOAPA.Com que aquell Tribunal Constitucional la va tombar,encara els quedava una mica de imparcialitat,els socialistes van tornar a la càrrega,i a mitjans dels 80 van fer treure una sentència que abolia les competències exclusives de les autonomíes i que posava les lleis estatals per damunt del preceptes dels estauts,que ,de fet,quedaven abolits i a mercés dels capricis del legislatiu espanyol.
El Estatut de “Da Vinci”
Como en el Código da Vinci, entre enigmas y arcanos misterios judiciales y, tras cuatro años de deliberaciones poco luminosas y un tanto espirituales, el Tribunal Constitucional, que es como una fuerza de cualidad divina al modo de la sabiduría, emitió una sentencia de lo más esotérica y tirando a mística, poco práctica y actualizada a los tiempos. Y como queriendo sacarse la cosa de encima, pues parecía que le pesaba como una losa. Dejando en su deliberación y razonamiento sumarial del Estatut, catorce artículos mutilados y tullidos.
El TC, actuando como el Espíritu Santo con su sentencia, describe una “realidad espiritual1 suprema y de definición única, sin llegar a convencer al más apostólico de los progresistas. Quedando la cosa como agua estancada en la charca de la verdad desnuda.
El Partido Popular, actuando como el “Priorato de Sión” con sus ideas cerradas como cerrojos sellados en plomo, cítricos y ácidos como un limón, se jactan en un auge de conspiración y sectarismo. Viendo al Estatut como el Santo Grial y teniendo miedo a descubrir, probablemente, toda la verdad, inventando teorías de complots y confabulaciones pensando que pueden intervenir los poderes ocultos.
Las teorías de Brown no son nada, comparadas con las de la señora Cospedal y el gran“Maestre” Rajoy que, cuando hablan de Catalunya, suelen hacerlo realizando afirmaciones donde sólo ven lo oculto y oscuro, sin aportar pruebas muy convincentes cuando se trata del Estatut, que es como un enigma sagrado para la derecha española. Actuando un poco como el Opus Dei de la novela de Brown. El Partido Popular aquí también estaría presuntamente involucrado en una conspiración para encubrir la verdadera historia del Estatut, que habría vivido dentro de una gran mentira fraguada por la derecha española, más arcaica desde los tiempos de la transición. Debe de ser terrible vivir con miedos paranoicos.
Igual los del Partido Popular se imaginan que en el museo del Louvre de París, o igual en un despacho oculto en las salas ovales de la Generalitat de Catalunya, está dibujada la postura del Hombre Virtuvio (dibujo realizado por Leonardo Da Vinci) con un mensaje críptico escrito en su costado y dentro de un pentáculo, y los artículos del Estatut dibujados en el pecho con su propia sangre. Puestos a exagerar, hagámoslo todos.
Como en la novela, aquí también se proponen dos misterios: ¿qué secreto intentan proteger los catalanes? ¿Quién planteo el asesinato? ¡Por Dios!, de momento aquí no ha muerto nadie físicamente, ¡Dios nos libre! Aunque, probablemente, algunos los paguen con su “muerte política” en las próximas elecciones. Porque tanta “confianza” mal medida les puede llevar al derrotero. Cayendo por afilados riscos para estrellarse en el malecón que domina el paisaje del pueblo soberano.
Se ve que el desarrollo de la historia de un pueblo requiere la solución de varios acertijos y anagramas, como los artículos del Estatut, que parecen para algunos más arcanos que pragmáticos, ignorando que emanan de la voz del pueblo catalán, que en lícito referéndum votó, en su día, decidiendo por la vía del sufragio, que suele ser camino permitido para expresar nuestra voluntad, dicen que de gran belleza y punto de encuentro de la libertad. Pero los del PP actuaron como los “Iluminati”, presentando recurso delante del TC y creyéndose como los “pura sangre” españoles, que no se detuvieron hasta que el macizo se ha desplomado ente acantilados hasta anular el resonar de los ecos.
Quizás la verdad del Estatut estremecería los cimientos de la Democracia española. Al final del libro del Código del Da Vinci, los personajes se enamoran. De momento, aquí con el Estatut, tal sentimiento no se ha manifestado, ni tampoco parece que tenga intención de que se produzca tal ansia de un amor tan complejo e imposible de reciprocidad y de llama pura.
Los grandes “Maestres” del Partido Popular puede que conozcan la ubicación de la “Clave”, la cual pueda llevar a la verdad del “Santo Estatut”, más de anagramas y de logotipos irracionales enquistados, que de borrador y artículos que respalden una identidad y filiación del pueblo de Catalunya. Aquí podríamos sustituir la Figura de Leonardo Da Vinci por la de “Sant Jordi”, que fue caballero catalán y que nos pilla más a mano.
Se desconoce si los del TC pasaron por alto que algunos artículos están igual escritos con tinta invisible, esa que sólo se ve con luz ultravioleta. Y claro, las incógnitas es lo que tienen, que en su dificultad está su gracia. Pues no sea que lo que de verdad asusta es la evidencia. Y, como en el libro, esta sentencia sea en realidad una gran mentira bien ensayada por las entusiasmadas criaturas de la derecha más conservadora, que visten de pureza y cincel perfilado sus mantos, diciendo que la clave está escondida detrás de un misterioso cuadro o sepultada debajo de cualquier Iglesia gótica. O en un dispositivo cilíndrico que no saben abrir. Los dispositivos que esconden mensajes secretos de este calibre no suelen llevar instrucciones, sería absurdo. Es igual, en sus creencias enajenadas, maquinan confabulaciones inimaginables, haciendo tiempo para esperar revelar al mundo la verdad acerca del “Santo Estatut” en el momento acordado. O tienen un plan de contingencia nunca revelado, que mantiene a la “organización” y su secreto a buen recaudo. Pero confundidos por su condición de criaturas, que les limita chocando contra las paredes del cielo.
“Custodios y guardianes de sus puertas serán para siempre el cáliz y la espada”. O sea, el Estatut y la justicia.
Al final del libro, Langdon, reflexiona sobre el acertijo y, de repente, recuerda los marcadores dorados en las calles de París que marcan el antiguo meridiano. Aquí, los marcadores y señales que muestren el camino pueden estar en una calle oscura de Madrid. Igual por la calle Génova, en una catacumba en los mismos sótanos del edificio. A saber.
“El manto que la cubre en su descanso no es otro que la bóveda estrellada”. Igual, algún día, se descubran los restos del verdadero Estatut, la encarnación de la “Divinidad Catalana”, excluida por la derecha española más agria y atrapada en el tiempo.
El misterio que ha acompañado estos cuatro años a la deliberación y resolución de la sentencia del Estatut demuestra el poder y la fuerza activa de jueces, que han ido puliendo el texto con sílex, que es piedra primitiva pero de puntas cortantes. En cualquier caso, el TC, en su misterio y desconcierto, interviene como el Espíritu Santo que, en principio, es una entidad espiritual de carácter excelso, muy cercana a la divinidad pero en cuestión de soluciones terrenales poco práctica y de desuso próspero, limitado y diferente a los misterios ocultos por su condición de servidores y ejecutores de la ley que está escrita.
La cuestión es si queremos creer en el pasado más enquistado, o bien evolucionar como pueblo mudable y no como nómadas de umbrías sombras profundas que siempre van buscando el camino torrente arriba torrente abajo. Desaprovechando y, a veces, ignorando el rumbo de la brújula que nos guía por la libertad y privilegio de decidir del pueblo llano. Alguien dijo una vez; que la democracia es un sistema de desconfianzas. Porque el Estatut no es una cuestión de fe, sino una parte de la “evolución” política y cultural, de una sociedad moderna dentro de una Europa confundida y con problemas de dineros. Pero eso ya es otra novela.
Sergio Farras, escritor tremendista.