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‘El dispendio más superfluo e injustificable que el Estado español tuvo el 24 de mayo fue, al parecer, el de los “pinganillos” y los intérpretes del Senado. Ni el vuelo de entrenamiento de un F-15, ni las fotocopias innecesarias en tantos ministerios, ni las dietas de cientos de altos cargos: lo intolerable es gastarse el dinero para que unos soplagaitas puedan hablar, en Madrid, en catalán o en euskera…’
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Joan B. Culla, historiador, en un artículo publicado en El País el 28 de mayo de 2010.
‘[…] Sea como fuere, si la problemática renovación [del Tribunal Constitucional] consiste en sustituir a unos magistrados del modelo “trío de la Maestranza” por otros del tipo de los que propone el PP, no parece que el cambio vaya a deparar al Estatuto un porvenir mucho más halagüeño. Pero donde la jornada madrileña del presidente Montilla resultó decepcionante, desoladora, fue en el territorio del respeto.
La asistencia de presidentes autonómicos del PSOE a la sesión senatorial fue tibia y poco entusiasta (tres sobre siete posibles), y la cúpula del Partido Popular dictó a los suyos consigna expresa de boicoteo y procuró rebajar la importancia del gesto de Montilla enviando a escucharle y a responderle a cargos de segundo nivel. Alguno de ellos -como el consejero madrileño Francisco Granados- lo hizo, además, con las maneras chulescas que le son propias, desdeñando el debate como una “pérdida de tiempo” y menospreciando la trascendencia del Estatuto. Mención aparte merece la intervención de la senadora Alicia Sánchez-Camacho: si su estridente y extemporánea réplica en el sentido de que “¡Cataluña es España!” presagia el sesgo de la próxima campaña electoral del PP de Cataluña, esta va a depararnos muchas tardes de gloria…
Sin embargo, lo peor no fueron las previsibles reacciones partidistas, sino las mediáticas, con su capacidad de impregnación social. Resulta que un presidente de la Generalitat acude voluntariamente al Parlamento español para expresar su preocupación ante la crisis del Estatuto y los síntomas crecientes de ruptura afectiva Cataluña-España. Pero el titular de algún diario es La España de los traductores y, según diversos medios, el escándalo de la jornada lo constituye el coste -entre 6.500 y “cerca de 8.000 euros”- de los intérpretes que vertieron los discursos a las distintas lenguas oficiales, cuando “todo el mundo podía haberse entendido en castellano”.
Es indudable que en las instituciones de la Unión Europea (casi) todo el mundo podría entenderse en inglés. No obstante, lo mismo la Comisión que el Parlamento Europeo se gastan una fortuna anual en traducciones e interpretación de documentos y discursos. ¿Por qué? Por deferencia, consideración y respeto hacia las lenguas -es decir, las identidades- de los 27 Estados miembros. Ahora mismo, la crisis económica hace estragos en el Viejo Continente, pero a nadie en Bruselas se le ha ocurrido, como medida de ahorro, suprimir los servicios de traducción e interpretación ni siquiera del maltés o del esloveno, con el argumento de que los habla poca gente… Sin embargo, el dispendio más superfluo e injustificable que el Estado español tuvo el 24 de mayo fue, al parecer, el de los “pinganillos” y los intérpretes del Senado. Ni el vuelo de entrenamiento de un F-15, ni las fotocopias innecesarias en tantos ministerios, ni las dietas de cientos de altos cargos: lo intolerable es gastarse el dinero para que unos soplagaitas puedan hablar, en Madrid, en catalán o en euskera…
Durante años, desde Cataluña, repetíamos aquello de que “no nos quieren” o “no nos entienden”. Que la número dos del PP considere “absurdo” y “esperpéntico” ver a Montilla usando el catalán en el Senado muestra cómo han empeorado las cosas: nos han perdido hasta el respeto‘.
Lo de “soplagaitas” está muy bien traído. Así es como cabría calificar a un cordobés balbuceando un vascuence incomprensible con la única intención de que demostrar que España no tiene un idioma común ni es una nación. Así y de otras muchas maneras que me ahorro la molestia de enumerar.
El desinformado dice:
“Es indudable que en las instituciones de la Unión Europea (casi) todo el mundo podría entenderse en inglés.”.
Pues vuelve a equivocarse, intente averiguar cuantos diputados españoles, italianos, polacos, rumanos, franceses, etc… saben inglés, y si lo saben si tienen un nivel suficiente como para cumplir su cometido con garantías, y se llevará una grata sorpresa.
A continuación, como colofón tergiversador final dice: “suprimir los servicios de traducción e interpretación ni siquiera del maltés o del esloveno, con el argumento de que los habla poca gente…”
Aquí nadie argumenta que no deba haber servicios de traducción en el senado a determinadas lenguas por que las hable poca gente, sino porque todos los senadores son capaces de entenderse en un mismo idioma, ¿capta la diferencia, verdad?.
España no tiene ningun avion F-15
Creo que no se debe desinformar, en el Parlamento Europeo existe traducción debido que si no existiera no se entenderían y en España de momento todos entendemos el idioma común y digo de momento por al paso que vamos a los mejor cuando pasen algunos años a lo mejor no queda más remedio que haya traductores salvo que Upyd ponga remedio a este deabarajuste y despilfarro. Gracias a todos.
Estoy de acuerdo al 100% en que hay muchos gastos injustificables y superfluos, pero es que, el gasto de los pinganillos es, además, RIDICULO. Por cierto, también estoy de acuerdo en lo de los soplagaitas…..muy acertado.
Es absurdo que en el Senado de españa,los Senadores tengan que utilizar traductores cuando todos tienen la misma lengua,el español.
Si los Senadores quieren utilizar traductores que quiten el español,pero mientras el español sea la lengua de todos los senadores,es absurdo utilizar las lenguas regionales.
Si la lengua comun de europa fuera el ingles,seria absurdo que los Senadores en la camara europea hablaran otra lengua.
El nacionalismo catalan en su afan de que en todo el planeta hablemos catalan han perdido los papeles y cuando se pierden los papeles se actua de forma absurda.
Qué argumentación más retorcida e interesada:
“Por deferencia, consideración y respeto hacia las lenguas -es decir, las identidades- de los 27 Estados miembros. Ahora mismo, la crisis económica hace estragos en el Viejo Continente, pero a nadie en Bruselas se le ha ocurrido, como medida de ahorro, suprimir los servicios de traducción e interpretación ni siquiera del maltés o del esloveno, con el argumento de que los habla poca gente…”. Hombre, naturalmente, porque Malta y Eslovenia sí son naciones. Cataluña no. Cataluña ni lo ha sido ni lo es.
Otro nacional-historiador perteneciente a la camarilla de los mismos, subvencionada por la Generalidad, tanto o más que la camarilla de filólogos catalanes, para que se inventen la ficción y los mitos de la historia catalana. ¡Qué asquito dan! Son los primeros que insultan la inteligencia de las personas, y encima piden respeto, y que se les “quiera” y se les “entienda”. Hijos de…
Y por supuesto, el diario de Prisa, puntero del posfranquismo haciéndoles el juego.
El el mundo de matrix del Sr. Culla no existe una lengua común a todos los españoles, incluidos los catalanes, que, por cierto al menos la mitad además de común es su lengua materna. Su propia lengua.
Respeto es lo que falta en esta comunidad autónoma por los catalanes castellanoparlantes en todos los organismos autonómicos y locales. Y en su parlamento regional.
Echamos en falta traduccion simultanea de Montilla al catalan…
Desde el respeto a todos los hablantes de cualquier lengua del estado ¡ por favor ,sentido del ridiculo!que el senado va a parecer un circo y yo es lo suficientemente insoportable el parlamentarismo español para clavarle otro par de banderillas.