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‘Lo que no se acaba de explicar es la utilización que hace el presidente [Montilla] del independentismo como mal letal que hay que evitar. Sobre todo cuando se hace acompañar de los dirigentes de ERC, que le mantienen en el cargo y que se identifican precisamente con esta opción. Solo le faltó decir: “¡O se portan bien o les soltaré al vicepresidente Carod!”’
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Vicent Sanchis, periodista y director de BarçaTV, el 26 de mayo de 2010 en Avui.
‘El presidente de la Generalidad fue ayer al Senado a dar una clase magistral sobre lealtad constitucional. Ya les conviene, a sus señorías. Casi todo el PP y una parte, resignada pero reticente, del PSOE identifican Constitución con España unitaria. Llegan a definirse como “constitucionalistas” cuando en realidad quieren decir “españolistas”. José Montilla les pidió que renueven el Tribunal que saldará el Estatuto y proclamó que el pacto constitucional está “en peligro”.
Por si no tenían bastante con esta parte del discurso, cargada de buenas intenciones y de ganas de hacer amigos, el presidente intentó asustarles con el coco separatista. “Miren -les vino a decir-, si no lo hacemos bien, la desafección acabará dando argumentos a los que querrían la ruptura o el desinterés”. Montilla se refiera a la ruptura o el desinterés de los catalanes respecto a España. El desinterés es explicable; la ruptura, visto lo visto, también o más. Lo que no se acaba de justificar es, precisamente, mantener el interés o la relación. Y lo que no se acaba de explicar es la utilización que hace el presidente del independentismo como mal letal que hay que evitar. Sobre todo cuando se hace acompañar de los dirigentes de ERC, que le mantienen en el cargo y que se identifican precisamente con esta opción. Solo le faltó decir: “¡O se portan bien o les soltaré al vicepresidente Carod!”‘.
Claro, la lección de constitucionalismo que dio Montilla fue magistral. Por eso se hizo acompañar de sus socios, los independentistas, las gentes más constitucionales del mundo, esas que nunca desacatarían una sentencia del tribunal constitucional, ni dejarían de honrar los símbolos constitucionales, como el himno o la bandera, que no admiten otra fuente de soberanía que la del pueblo español, y que con tanta hondura ensalzan siempre la figura del jefe del estado. Tenemos mucha suerte de que Montilla y Carod, los independentistas y el diario Avuí, defiendan con tanta convicción la Constitución Española. Ahora solo hace falta que piensen que nos lo creemos.
El independentismo es la poción ponzoñosa, y el charnego converso, Montilla, es el matasanos que le enchufa el jeringazo con la ponzoña al personal de esa taifa de las grandes ciudades y áreas de influencia, donde se concentra el ochenta por ciento del personal,y donde es mayoritariamente no nacionalista.
Lo que pasa es que, aunque el converso se ponga un sombrero cordobés cuando va a la “fiesta naconal” o mantenga una buena red de paniaguados-komisarios políticos para mantener afecto al citado personal charnego de menos educación sociopolítica, especialmente los de origen andaluz y extemeño, no deja de ser menos cierto que el matasanos se ha propasado en la dosis de ponzoña, e, incluso, a esa gente más adocenada y manipulada por los medios y por la red de komisarios le empieza a escocer el geringazo, cosa mala.