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‘Me cuento entre quienes llegaron a pensar que, con la democracia, España mataría la raíz centralista derivada del nacionalismo excluyente que la constituyó. Me equivoqué. El Estado no consigue romper con el imperativo categórico que lo fundó: una sola nación, una sola lengua, un solo nacionalismo reconocido: el españolista de raíz castellana’
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Ferran Mascarell, historiador y ex consejero de Cultura de la Generalidad con el PSC, el 13 de mayo de 2010 en La Vanguardia.
‘Me cuento entre quienes llegaron a pensar que, con la democracia, España mataría la raíz centralista derivada del nacionalismo excluyente que la constituyó. Me equivoqué. El Estado no consigue romper con el imperativo categórico que lo fundó: una sola nación, una sola lengua, un solo nacionalismo reconocido: el españolista de raíz castellana. Muchos pensamos que el pacto fundacional del 78 abría paso a un estado nuevo: una España compartida en la que el Estado reconocía la voluntad nacional de los catalanes, su lengua, su cultura y sus instituciones; reconocía su carácter plurinacional y se adentraba en un proceso federal plurinacional.
Me incluyo entre quienes hoy sienten una notable frustración por la deriva de España. Por la deriva de la derecha. Nunca imaginé que pudiese ser tan corta de miras y destructiva, nunca supuse que su partido se convirtiese en una máquina obsesionada con la conquista del poder político hasta el punto de destruir la política y admitir todo tipo de corrupción. Tampoco supuse que la izquierda española podría ser tan timorata. Se ha dejado comer el terreno de la modernidad, de las ciudades; no sabe cómo encarar la crisis económica, destila frivolidad e impotencia, ha hecho suyo el discurso más inmovilista sobre España, ha convertido el federalismo en retórica. Desgraciadamente para España -lamento escribirlo-, la concepción del Estado de muchos dirigentes socialistas tiende a parecerse como dos gotas a la de los populares. No son lo mismo; es el PP quien ha interpuesto el recurso; pero de nada sirve el autoengaño: la involución españolista afecta de modo parecido a los grandes partidos españoles. La razón parece obvia. La mayor parte de los actuales dirigentes son hijos del propio aparato del Estado. Sus intereses están directamente entrelazados con la idea de España que les ha dado poder y ocupación. El PP no ha dado ninguna razón convincente para explicar su impugnación del Estatut. El PSOE está tratando las maquinaciones del Tribunal Constitucional como si la cosa no fuese con él. Ambos aceptan un tribunal convertido en cuarta cámara legislativa, capaz de torpedear lo que ha sido aprobado en un Parlamento, un referéndum y unas Cortes Generales.
La sentencia liquidará la España del 78. Destruye la mejor España construida y quiebra el Estado. Nada será igual, así lo ha señalado el president Montilla. Saca a Catalunya del consenso institucional, deja a España huérfana de uno de sus principales activos históricos. Vuelve a poner en evidencia la parcialidad del Estado: decide el campo de juego, se identifica con uno de los equipos y pone los árbitros. España reaparece como problema y se refuerza la inseguridad política. La confianza es un lubricante que hace funcionar la sociedad (Joseph E. Stiglitz). La sentencia acabará con la poca que queda.
Después de la sentencia muchos otros catalanes pensarán que España no tiene solución. Sin embargo, soy de los que creen que Catalunya debe insistir en la España que quiere. A Catalunya le conviene defender con uñas y dientes un Estado compartido eficiente y centrado en los problemas reales; como le conviene precisar que si no lo consigue no tendrá más remedio que buscarse la vida en un Estado propio. Sólo la voluntad de los catalanes de cambiar España les dará alas para construir una mayoría social que les garantice el autogobierno y el reconocimiento como nación. Sólo combatiendo a los que creen poseer los derechos exclusivos de propiedad sobre España se podrá construir una mayoría social sólida capaz de defender una España apetecible, o en su defecto una Catalunya independiente.
Los sabios chinos construyeron un signo lingüístico que identificaba por igual la crisis y la oportunidad. De la crisis actual se deriva tal vez la última oportunidad de cambiar España. A los catalanes nos toca marcar el camino. Todo indica que la sentencia expresará una idea regresiva de España. De poco servirá exigir la reforma del tribunal si las reglas de juego le permiten cercenar la voluntad de la ciudadanía expresada en el Parlament catalán, las Cortes españolas y un referéndum. No es aceptable que el tribunal se convierta en una cuarta cámara salida de los trapicheos partidistas. No es aceptable que se complete el tribunal sin modificar su fundamento.
Las próximas elecciones catalanas son también una oportunidad. Los candidatos deberán explicar qué proponen para España, deberán decirnos qué mayoría política van a proponer para hacer frente a la regresión españolista, cómo van a defender el Estatut y el autogobierno. Somos muchos los que pensamos que la independencia es un derecho perfectamente defendible, pero que de poco sirve apelar a ella como un objetivo lejano e impreciso. Se trata de saber cuántos, entre la independencia lejana y la nada, optamos por aprovechar las herramientas que poseemos, entre ellas un Estado eficiente. Así pues, que nadie se confunda. La mayoría de los catalanes queremos un Estado que admita su pluralidad y sea eficaz. Hoy España no lo es. Ese es, de nuevo, el viejo problema’.
Este señor debería cambiarse de gafas y ver qué ha hecho la clase política catalan, a la cual pertenece, a la sociedad catalana. Si hay un sitio donde no se respeta la pluralidad (una lengua, una nación, un equipo de fútbol, et…) ese es cataluña. Aquí sí que parece que no tienen cabida distintas sensibilidades nacionales. Se llega al extremo que una de las dos lenguas oficiales, la mayoritaria de la población, es casi proscrita en la administración pública. Este señor se carga de razones, como los patricios cuando despreciaban a los plebeyos por ponerse a su altura. Claramente, no nos consideran a los no catalanistas ni ciudadanos ni de segunda, simplemente es como si no existiéramos y todas sus políticas van en el sentido de elmininarnos como ciudadanos. Y si algún tribunal hiciera algo por evitar nuestra elminación como ciudadanos (para pasar a ser súbditos del nacionalismo) amenazan con más chantajes y más represión de los disidentes.
Porqué no habían banderas españolas en las celebraciones de la 22º liga conquistada por el barça?
Porqué los jugadores del barça gritaban “visca el barça i visca catalunya”?
Todo esto es culpa del nacionalismo excluyente!!!
JAJAJAJAJAJAJA
Mascarell,sabiamos que el nacionalismo era un cancer en la sociedad donde se instala.
Lo que no conociamos es la cara de los que utilizan la ideologia nacionalista.
La democracia si algo tiene es que al fin la gente se quita la careta y quienes son el cancer de la sociedad les terminamos viendo la cara,como es el caso tuyo.
La ideolgia nacionalista es mala,porque una minoria trata de hacer trampas para imponer su pensamiento y esto es contrario al sistema democratico.
La mayoria de nacionalistas son gente que viven del dinero publico o piensas vivir de el.Nadie se haria nacionalista si supiera que no tendria ningun privilegio social y economico.
Mascarell miente. El nacionalismo catalán no tiene otro objetivo que construir un estado propio. Nadie tiene derechos exclusivos sobre España. Son partidos nacionalistas como el PSC, los que defienden la construcción de una nación basada, no en los derechos políticos de los ciudadanos que la constituyen, sino en unos muy discutibles relatos culturales e históricos, los que reclaman su derecho exclusivo y excluyente sobre Cataluña.
@C4G (anteriormente “Independencia”) ¿Porqué los jugadores dicen “Visca”? Es parecido a tu intervención. Una palabra catalana “Visca” simple de decir y memorizar, en medio de palabras exclusivamente en español.
Mascarell habla con las vísceras, por eso suelta tanto exabrupto, señal que las cosas van por buen camino.
Y por cierto, me sigue haciendo gracia cuando emplean la palabra “federal”, si supieran que Alemania es “federal”, es una sola nación, y esta mas centralizada que España.
En fin, ellos viven en su dimensión paralela, en su Matrix particular, se equivocaron a la hora de escoger entre las dos pastillas.
Castell de perro: JAJAJAJAJAJA
Cuanta razón llevais en joder a los catalanes,nosotros los castellanos somos los unicos que somos españoles puros.
usted señor mascarell se encuentra entre esa gente que en la democracia descubren que son demócratas porque en el franquismo solo eran franquistas, después se descubren independentista porque en el fondo siguen siendo franquistas necesitando de de todas las parafernalias patrioteras que para los nacionalistas es igual que para un creyente sus ritos.
Este hombre es una lumbrera. Los periodistas que dan pábulo a estos próceres de la sociedad civil podrían acompañar su información con el número y cantidades de los sueldos que recibe un político así de la comunidad por su fino trabajo y esfuerzo de elevado pensamiento. Este señor y alguno más debería indemnizarnos por toparnos con su obra y su pensar que él y los que viven de amplificar su pensamiento van dejando tirados por ahí. ¡Pero si es que vive de la gente que suda y trabaja el señor este! ¿Hasta cuando el periodismo sobre la basura del espíritu del primer soplagaitas que hace política? ¿No tiene otra cosa de qué informar que del detritus del pensar de tales parásitos de la sociedad?
Exactamente Ferran, como en Francia.
Només calia llegir Ortega y Gasset (el Nietzche de l’hispanisme): “Sólo cabezas castellas tienen los órganos adecuados para percibir el problema de la España integral” (España invertebrada). Només calia ser una mica llegit i desadotzenat per adonar-se’n d’això. No era el cas d’en Mascarell i del castell de cartes que van muntar els sociates. Si seguim així encara rehabilitaran en Pallach…
Ortega dijo muchas estupideces. Y la mayoría están en ese libro en concreto.
Añado que por su racismo, machismo y su enfoque ontológico netamente idealista no es un filósofo demasiado recuperable.
practicamente deacuerdo con la frase que abre el articulo, solo cambiaria una pequeña parte para que fuera cierto:
“‘Me cuento entre quienes llegaron a pensar que, con la democracia, España mataría la raíz centralista derivada del nacionalismo excluyente que la constituyó. Me equivoqué. El Estado no consigue romper con el imperativo categórico que lo fundó: una sola nación, una sola lengua, un solo nacionalismo reconocido: el CATALANISTA de raíz ANDORRANA’”
de hecho, no se como no se le cae la cara de verguenza. Este tio es un genio en ver la paja en ojo ajeno, pero no ver la viga que tiene en el propio.
el nacionalismo mas rancio llamado catalanista (cuando en realidad es anticatalan), SIEMPRE a buscado la hegemonia de una unica lengua, de una nacion, y de no respetar el resto de opiniones al respecto que vayan en contra del establishment.
que se lave la boca.