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‘El cinismo como forma de ejercer el poder vienen caracterizando, pienso, los últimos años de la vida política en Cataluña. De ahí el descontento popular hacia los políticos y hacia la política. La sensación de estafa y de espectáculo que solamente tiene sentido para los propios protagonistas, esto es, la clase política, se ha generalizado muchísimo en los últimos tiempos’
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Jordi Canal, doctor en Historia y profesor en la Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales de París, en El Imparcial el 1 de marzo de 2010:
‘[…] Lo más grave, no obstante, es que el cinismo mostrado por el presidente de la Generalitat en estas cuestiones [lingüísticas] no constituye una simple anécdota, sino un elemento más en una particular y aborrecible manera de gobernar. El cinismo como forma de ejercer el poder vienen caracterizando, pienso, los últimos años de la vida política en Cataluña. De ahí el descontento popular hacia los políticos y hacia la política. La sensación de estafa y de espectáculo que solamente tiene sentido para los propios protagonistas, esto es, la clase política, se ha generalizado muchísimo en los últimos tiempos. Otros grupos políticos adolecen de problemas parecidos, pero ha sido el Tripartito el que ha convertido el cinismo en arte de gobierno. Seguramente lo peor ha sido el show todavía no terminado del Estatut, algo que pese a no interesar inicialmente a nadie excepto a los propios políticos se vendió como una cuestión fundamental para la supervivencia “nacional” de Cataluña. El precio a pagar ha sido altísimo —el enfrentamiento con otras comunidades y el desprestigio de Cataluña, por un lado, y la total inacción del gobierno catalán en variados frentes, del social al económico, pasando por el cultural, enfrascado como estaba en el engendro estatuario de marras-, pero les dio igual con tal de salirse con la suya. Aunque los resultados hasta el momento sean pobres (lo único hasta ahora demostrado es que, desde un punto de vista económico, el estilo pragmático de negociación de Jordi Pujol era mucho más efectivo y menos costoso para el “país”), desde los partidos que forman parte del Govern se sigue machacando, un día contra el Constitucional, otro contra el PP y otro más contra las propias bases, sobre la esencialidad del invento’.
És evident que qualsevol comparació entre aquest funest tripartit (ple d’indocumentats i de sapastres)i en Jordi Pujol és a favor d’aquest últim, que guanya per golejada.
Jo encara, quan sento a la televisió “el President de la Generalitat” m’imagino que encara és en Pujol, no sé imaginar-me el que ocupa el seu lloc. Quan veig el personatge que tenim ara, que no sap parlar bé ni el català ni el castellà , i que no té ni el batxillerat, em vénen ganes de no continuar escoltant.
Jo crec que, amb una mica de sort, el tripartit s’anarà en orris la propera tardor. A veure si bufa un vent fresc, de nou, a Catalunya. Pujol els donava 100 voltes en tot. El tripartit és impresentable.