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‘La victoria de los organizadores [del simulacro de referéndum] ha sido posible gracias a la ayuda inestimable del Partido Socialista, que gobierna en Cataluña y en España, y cuya actitud de tácito asentimiento es lo más obsceno de la consulta’
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Arcadi Espada, escritor y periodista, el 13 de diciembre de 2009 en El Mundo por dentro:
‘¡Que Santa Lucía les conserve la vista!
Los periódicos de toda Europa hablan del referéndum en Cataluña, sin añadirle la palabra “simulacro”.
Es, nuevamente, la derrota del periodismo. Pero un gran éxito de los organizadores. Un éxito inesperado. La palabra independencia circula ya sin rebozo por las redacciones de medio mundo. El número de opinantes que se expresen al final de esta noche será irrisorio y dudo que los organizadores puedan presentarlo como una victoria objetiva. Pero la labor ya está hecha. La victoria de los organizadores ha sido posible gracias a la ayuda inestimable del Partido Socialista, que gobierna en Cataluña y en España, y cuya actitud de tácito asentimiento es lo más obsceno de la consulta. Se adorna así, con tal guinda infectada, la estúpida y caótica gestión territorial del presidente Zapatero, entre cuyas galas para la historia lucirá la de haber sido el primer presidente en cuyas propias y desconcertadas narices organizaron una botifarrada popular por la independencia’.
Cataluña en España. Una mirada desde 2009
En Cataluña hay grandes diferencias entre las apariencias –expresadas por los políticos– y la realidad social, suma de los ciudadanos catalanes. Podríamos comenzar por preguntar el porqué de su poco interés por participar en elecciones que no sean nacionales. Comparen el porcentaje de participación en las autonómicas y generales. ¿Dónde está el interés y el desinterés? ¿Y el clamor “popular” por el nuevo Estatuto? La abstención en él fue superior a la participación. ¿Y la Cataluña europea epítome de todo el progreso habido y por haber? En las europeas, si en toda España votó el 46%, aquí sólo, el 37,5%. ¿Dónde están los votantes? A esto deben responder aquellos que van advirtiendo y amenazando de agravios contra Cataluña y clamores contra España.
Los políticos catalanes ocultan su inepcia bajo una densa capa de victimismo, narcisismo y buenismo. La corrupción –¿qué se hizo de la denuncia parlamentaria del 3%?–, el derroche de los grandes recursos financieros, las dudas y los errores en las infraestructuras: AVE, conexión eléctrica con Francia, aeropuerto, IV cinturón, insuficiente red de metro. No son responsabilidad del Gobierno central.
Todo el estancamiento tiene su origen en las diferencias entre la Generalidad pujolista y el Ayuntamiento socialista de Barcelona, y la decisión pujolista de disolver la Corporación Metropolitana en 1987 para frenar la influencia socialista. En esta resistencia nacionalista por reconocer la Cataluña real, se coció el definitivo desenganche en la pugna por el liderazgo de Barcelona respecto a Madrid. Son procesos que se notan a medio y largo plazo. La parálisis e inepcia actual es el peaje del Tripartito a las supersticiones ecológicas de algunos de sus miembros. Hoy la responsabilidad es de los políticos al no querer saber nada de los aspectos negativos de la vida en sociedad. El delirio de aquella política barcelonesa que define a Barcelona como la ciudad más vanguardista del mundo por tener el porcentaje mayor de parejas de hecho sin vivir en matrimonio, mayor número de divorcios, ser la capitalidad mundial del movimiento antiglobalizador y okupa, nos dicen a las claras en qué dirección miran los que nos gobiernan: mantener las fantasías ideológicas, negar y abandonar la realidad.
Si observamos la situación en diversos tableros, la realidad no engaña a quien sepa leerla:
Iniciativa económica. ¿Qué quieren ser la mayoría de los jóvenes en Cataluña? Funcionarios, y en mayor proporción que en Madrid, espejo en que siempre se miran los nacionalistas y asimilados.
Hoy, por diversas causas, Cataluña no atrae materia gris con alto valor añadido, y el sistema escolar está en las últimas posiciones autonómicas. Como ejemplo está que los sudamericanos en edad escolar obtienen peores resultados –10%– que en el resto de España.
Símbolos emocionales. En Cataluña existe una contenida pero extensa violencia simbólica hacia lo que genéricamente se entiende por español. Pintadas –Puta España–, quema de fotos del Rey, ataques a los que defienden el bilingüismo, insultos a periodistas y profesores –Arcadi Espada, F. De Carreras, F. Caja– que cuestionan los dogmas nacionalistas. Se excluye la bandera nacional de los ayuntamientos, se queman muñecas vestidas de sevillanas, se pita de forma subvencionada y organizada el himno nacional en la final de la Copa del Rey. Todo esto no es compartido, ni mucho menos, por la mayoría. Pero sí es cierto que los separatistas imponen sus banderas y excluyen símbolos de signo nacional en reuniones ciudadanas y actos públicos. Cuando los ciudadanos, sin presiones, han de demostrar sus adhesiones, la cosa varía: ahí está el clamoroso fracaso nacionalista en querer eliminar la E de las matrículas y sustituirla por el CAT; por no hablar del cada vez menos presente burrito, símbolo simpático, plateresco, que los nacionalistas menos cultivados han querido imponer en los vehículos.
Claro está que cuando Rubianes se desahogó contra España, en TV3, y hubo quejas, la Sra. C. Chacón afirmó: Todos somos Rubianes. Es el peaje que algunas y algunos tienen que pagar. Es fácil imaginar la de misas en Montserrat y otros actos “litúrgicos-civiles” que se hubiesen producido si alguien en otra televisión hubiera dicho lo mismo sustituyendo España por Cataluña. Sólo tenemos que recordar el calvario y las forzadas y repetidas excusas que hubo de pedir el diseñador J. Mariscal por sus irónicas declaraciones sobre el exceso de catalanes en Cataluña, antes de la aprobación de su proyecto de mascota para los Juegos del 92.
En 1907, en Barcelona, Francisco Jaume en El separatismo en Cataluña. Crítica del catalanismo según los hechos, escribía: «Se provoca constantemente a los castellanos, y si alguno de éstos, cansado de soportar, responde enojado alguna frase contra Barcelona o Cataluña, se copia esta frase, y se dice: ¡Ved, catalanes, como somos odiados por los castellanos! Insistiendo uno y otro día han conseguido acreditar ante muchos que somos odiados por los castellanos y disimular que son ellos los que odian».
La violencia simbólica ejercida y permitida por los nacionalistas no puede ocultar que la Feria de Abril sea el acto social que congrega más personas en Cataluña; o que los seguidores del R. Madrid y del Español –a pesar de tenerlo todo en contra– sean tan numerosos, aunque se noten menos, como los del Barça.
Cultura. A pesar de la exclusión total del castellano en la enseñanza, administración y medios de comunicación dependientes de la Generalidad, y a pesar de intentar hacer de él un idioma de horteras, de analfabetos y de gente de poco nivel, en la calle, en los trabajos privados, en las relaciones interpersonales, donde hay libertad, la mayoría de las personas lo usan sin problemas ni choques con el catalán. De aquí la impresión que sacan los que viene a Cataluña y sólo conocen la calle y la vida social: ¡que no hay ningún problema! Ignoran la realidad impuesta que excluye y discrimina a los castellanohablantes, prohibiendo el uso de su lengua hasta en los patios de recreo.
El intensísimo y completo adoctrinamiento escolar –lo he demostrado fehacientemente en La España raptada. La formación del espíritu nacionalista– así como el mayor fracaso escolar de los niños de lengua materna castellana, sometidos a la inmersión lingüística, son dos caras de la misma moneda. Son los resultados de fomentar el rencor, falsificar la historia, atizar el desdén, erosionar la tolerancia y la amplitud de miras.
La cultura, por fortuna, no es juego de suma cero como pretenden los nacionalistas, ni se puede mantener una cultura subvencionada y de la sopa boba. La falta de calidad de la literatura catalana está ahí para probarlo. Lo mismo vale para el cine, la música u otros productos culturales. No resultan atractivos para las mayorías. Por ejemplo, no han sido capaces –aunque lo estudiaron– de organizar una Operación Triunfo en catalán, lo que nos habla del peso real de los hábitos de los jóvenes.
El balance global nos remite a la progresiva pérdida de influencia de Cataluña desde la Transición: más cerrazón y más decadencia. El deseo de un federalismo asimétrico, dominar y no aceptar los compromisos constitucionales, es la clave. De momento, tenemos el Terrorismo asimétrico, fruto del pacto de ERC con ETA: en Cataluña no hay atentados. Ignominioso.
En economía, cuando Madrid contribuye con fondos solidarios casi el doble que Cataluña, está todo dicho. El tren de la modernidad circula más lentamente en Cataluña.
La situación anímica y psicopolítica de los catalanes con los gobiernos del tripartito podemos calificarla de Falsificación de la preferencia. Nadie, excepto los gobernantes que cobran sus sueldos –casi el doble que los políticos nacionales–, está satisfecho. Montilla ha asumido y aumentado el discurso tradicional del nacionalismo y ha vaciado de contenido a CiU. Ésta no quiere más nacionalismo sino recuperar el poder; los votantes de ERC quieren más nacionalismo y no a un presidente que, aunque prohibirá los toros, cuando está de vacaciones en su tierra natal va a las corridas. Hay algo falso, hipócrita, impostado: un divorcio entre lo aparente y lo real en Cataluña.
El divorcio real se da entre los políticos nacionalistas –CiU, ERC, ICV y el cada vez más plegado PSC– y la ciudadanía que de forma creciente se aparta de las urnas, excepto cuando hay que elegir alternativas del conjunto de la nación.
Pero no ocurre por casualidad. El catalanismo, como tantos nacionalismos, es una ideología de la superioridad transida de tabúes y contradicciones, generador de un discurso dual interior-exterior que le impide aceptar plenamente a España como nación. Que no lo haga, que sean españoles de mala gana, que haya quien –los separatistas– proclamen su abierto rechazo, no compete a la mayoría de la población.
Los políticos catalanes, presos de sus tabúes, padecen una insatisfacción por la constante competición en la búsqueda del verdadero camino de salvación de Cataluña. No saben que ellos son su principal obstáculo. Saben, aunque no se atreven a reconocerlo, que no quieren más nacionalismo sino más poder y colocarse en una situación privilegiada: pagar menos que el resto de los españoles y poder condicionar la toma de decisiones, poder intervenir y no ser intervenidos.
Aunque no lo conozcan, practican lo que M. Rubió Tudurí publicó en 1930: Estat espanyol. Societat anònima vers una solució de conveniència. No necesita traducción, se entiende todo.
Les nationalistes catalans organisent un “référendum”, par Jean-Jacques Bozonnet
LE MONDE
Vic (Catalogne) Envoyé spécial
Un isoloir dans un temple romain, cela change des salles de classe ou des annexes de mairie. Le magnifique vestige antique, dans le centre médiéval de la cité, est l’un des neuf bureaux de vote mis à la disposition des 25 000 électeurs de Vic, conviés dimanche 13 décembre, comme les habitants de 168 autres localités de Catalogne, à un référendum pas comme les autres.
Les clés Un scrutin ouvert aux immigrés
Edito du Monde Le mal catalan
Dans le canton d’Osona, le seul où l’on vote dans toutes les communes (34), 126 bureaux sont à la disposition des 118 000 électeurs inscrits. On vote dans des locaux syndicaux et associatifs, dans des salles paroissiales et des théâtres. A Manlleu, la deuxième ville du canton, l’imam avait même proposé sa mosquée, avant de se rétracter. “Sur pression de Madrid”, assure-t-on, sans la moindre preuve, dans les cafés alentour.
Il est vrai que ces référendums locaux, organisés par des plates-formes citoyennes, ont tout pour déplaire au pouvoir central. “Etes-vous favorable à ce que la Catalogne soit un Etat souverain, social et démocratique, intégré dans l’Union européenne ?” : telle est la question que pose cette consultation sans valeur juridique, mais dont tous les partis redoutent les retombées politiques.
Le oui l’emportera, nul n’en doute.
C’est le chiffre de la participation que scruteront les états-majors des partis. Pour l’intellectuel Julià de Jodar, venu à Vic pour participer à une réunion publique en faveur du “oui”, “le résultat donnera une bonne radiographie de l’état de conscience des Catalans les plus déterminés”.
Depuis jeudi, plus de 4 000 électeurs de Vic ont déjà voté par anticipation. Si cette forte participation se confirmait, dimanche soir, dans l’ensemble des villes et villages concernés, cela consacrerait la montée significative du sentiment indépendantiste observé depuis quelques années.
Pour Alfons Lopez Tena, responsable de la plate-forme Osona Decideix, qui a organisé le scrutin dans les 34 communes du canton de Vic, le succès sera au rendez-vous si la participation se situe dans une fourchette de 35 % à 50 %, la valeur de référence étant le référendum pour la Constitution européenne qui n’avait pas attiré plus de 45 % d’électeurs. Cette fois, les urnes sont ouvertes aux mineurs de 16 ans et aux étrangers extracommunautaires. Danjoma, un Ghanéen de 37 ans, installé à Vic depuis 2001, explique dans un catalan impeccable qu’il ira voter ; son “oui” sera franc et massif comme son rire quand il dit se sentir “afro-catalan”. Pour sa communauté, il parie sur l’avenir : “Si on nous permet de voter aujourd’hui, cela signifie que nous aurons le droit de vote dans une Catalogne indépendante.”
La frénésie de référendums sur l’indépendance, tous organisés et financés par des structures issues de la société civile, est née après le succès populaire d’une initiative de ce type à Arenys de Munt, un bourg de 8 000 habitants près de Barcelone, le 13 septembre.
D’autres vagues de consultations sont prévues début 2010, dont une à Gérone, et une autre peut-être à Barcelone. Une génération spontanée qui a “surpris et débordé les partis”, reconnaît Joan Ridao, de Esquerra republicana catalana (ERC), la formation catalane pourtant ouvertement séparatiste.
“Il y a eu une explosion à la base. La raison de fond est la frustration d’un peuple”, estime Alfons Lopez Tena. Chacun a ses raisons d’aller aux urnes, mais tous parlent du “manque de respect”, voire des “humiliations” dont souffrirait la Catalogne. Bien sûr, il y a le nouveau statut qui, remplaçant celui de 1979, devait élargir l’autonomie de la Generalitat, notamment sur le plan de la politique fiscale. Les Catalans l’attendent depuis 2003. Proposé par le Parlement régional, voté moyennant quelques restrictions par le Parlement de Madrid, puis ratifié par référendum par les Catalans en 2006, le texte est depuis près de quatre ans en cale sèche au Conseil constitutionnel.
S’il venait à être retoqué, ou seulement raboté dans les prochains jours, comme le laissent entendre des fuites dans la presse, il faudrait s’attendre à une radicalisation politique en Catalogne, analysent la plupart des observateurs. Dans un éditorial commun titré “La dignité de la Catalogne”, douze journaux catalans ont dénoncé, le 26 novembre, “le croissant ras-le-bol de devoir supporter le regard courroucé de ceux qui continuent à percevoir l’identité catalane comme un défaut de fabrication empêchant l’Espagne d’atteindre une impossible et rêvée uniformité”.
Pour les indépendantistes affirmés, comme Julià de Jodar, “le statut, c’est déjà du passé, il est politiquement mort”. Mais pour la majorité, son rejet ajouterait à la désaffection de la société catalane pour sa classe politique, accusée de mal défendre les intérêts d’une Catalogne spoliée par le reste de l’Espagne : de récentes coupures géantes d’électricité ou le chaos du réseau des trains régionaux ont réamorcé la thèse d’une région attardée en matière d’infrastructures alors qu’elle paie pour les autres communautés autonomes.
Le sentiment d’injustice commence à gagner les milieux catalans les plus modérés : “Peut-être que l’histoire va nous amener à demander énergiquement l’indépendance alors que ce n’était pas du tout dans notre intention de départ”, s’interroge l’écrivain Alex Susanna, gestionnaire de la fameuse Pedrera – l’immeuble la plus connu d’Antoni Gaudi – à Barcelone.
Ce que Xavier Cortacans Pujol, le jeune libraire de Vic, résume d’une formule plus abrupte : “Plus le gouvernement de Madrid nous maltraite, plus nous nous sentons indépendantistes.”
Jean-Jacques Bozonnet
Lo han ,,ventilado,,bien por RNE desde las 8 de la mañana,pero del movimiento opuesto en Molins de Rey, NADA DE NADA!!.es ,,la radio pùblica,la de -todos-(a la hora de pagar,no màs).
Cuando hay Elecciones anticipadas?.En dos años màs ,,no queda piedra sobre piedra!,,.
Que termita!
eres bastante pesado, copiando y pegando. ¿A qué juegas, so pelmazo? Pareces un loro. Ya sé que te causa gozo todo lo que perjudique a España. A lo mejor eres un indepen. cat. disfrazado de franchute..
Estoy totalmente de acuerdo con Arcadi. Todo esto se produce por la política del mandar sin tener mas proyecto que el del mantenerse en el poder. Lo que ha hecho que cuatro dispongan de medios y dinero para cosas como la de hoy.
Ahora todos los que no son independentistas votaran en contra de los que han dado amparo tàcito a la consulta. Con lo ue el señor Montilla no sabrá donde esconderse. El PSC lo tiene muy mal, muy, pero que muy mal.
atentos llegan los nacis, preparados, en prevenga, a la mas minima si no estamos preparado nos menten a los democratas en los campos de concentracion, ojo estan buscado cargarse la sociedad de las libertades, ZAPATERO DIMITE YA TU ERES EL RESPONSABLE POR PERMITIR UN TEXTO COMO EL QUE ESTA EN EL ESTATUTO, PUES HAS DADO PIE A ESTO, LA HISTORIA TE JUZGARA POR ELLO, el pueblo quiere paz, trabajo y libertad, estos besugos facistas estan engañando a los ciudadanos de poca inteligencia, para sus fines, en cataluña la unica opresion que exite es la de estos besugos, y sus lacallos nacionalistas, con el celebro comido, por el virus de la ignorancia, no se dan cuenta que como se forme una guerra van a salir por patas el resto de españoles los vamos a aplatar como a ratas nacis.
Totalmente de acuerdo con el Sr. Espada.
Si un ladrón intenta robar en una joyería lo entiendo,es su naturaleza. Pero si el policía le abre la puerta entonces entramos en el terreno de lo escandaloso.