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‘Hay una diferencia crucial entre don José Montilla y yo. Yo puedo insultarlo’
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Arcadi Espada, escritor y periodista, el 6 de marzo de 2009 en El Mundo:
Las elecciones vascas y catalanas gallegas han velado la conferencia que el presidente de la Generalitat de Cataluña pronunció el otro día en conmemoración del 25 aniversario del Institut d’Estudis Catalans. En ella se permitió no ya presionar sino incluso amenazar al tribunal que algún día juzgará la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, y calificó de “indigna” e “hipócrita” la iniciativa de los firmantes del Manifiesto por la Lengua Común. Ya verá qué hace el Tribunal y el Consejo General del Poder Judicial con las palabras del presidente y con tantas otras palabras pronunciadas sobre este asunto por los políticos catalanes. Los jueces tienen cintura de junco con los poderosos. Pero yo no tengo por qué. Ni siquiera con alguien que, probablemente, no sabe lo que dice, como insinúa el uso combinado, en ese contexto, de “indignos” e “hipócritas”: si no lo sabe, que prolongue sus horas de clase y que añada semántica y modales a su aprendizaje de la lengua propia.
[…] El presidente catalán, investido de su autoridad fáctica y de su potencia simbólica, se levanta y señala con su dedo a un grupo de ciudadanos: ¡Indignos! Obviamente estos ciudadanos no han cometido ningún delito ni se han puesto al margen de la dignidad pública o privada, sea cual sea la forma que adopte. Estas gentes firmaron un documento que criticaba la política lingüística en ciertas comunidades españolas. Algunos de ellos eran catalanes, es decir, estaban bajo la jurisdicción práctica y moral del que ahora se levanta y los insulta con repulsiva impunidad. Cualquier inteligencia corriente puede entender lo que supone, en ocasión y auditorio solemne, que la Autoridad se levante y extienda su palabra contra alguien. Si eso pasa en los salones, qué no pasará en la calle. Si eso hace la máxima autoridad institucional, qué no hará el gamberro desestructural. Si eso hace el uno y trino, ¿qué no hará la masa? Yo sé lo que hará. En realidad yo sé lo que ha hecho: seguir las intrucciones.
Hay una diferencia crucial entre don José Montilla y yo. Yo puedo insultarlo.
Si nos fijamos en la fisonomia de Pujol y Montilla,los dos tienen en comun,sus rasgos arabes.Los dos son conversos,creo que podemos entender porque estos dos personajes,pretenden destruir españa.
La entrada completa de Arcadi del 6 de marzo, en su blog:
Las elecciones vascas y catalanas gallegas han velado la conferencia que el presidente de la Generalitat de Cataluña pronunció el otro día en conmemoración del 25 aniversario del Institut d’Estudis Catalans. En ella se permitió no ya presionar sino incluso amenazar al tribunal que algún día juzgará la constitucionalidad del Estatuto de Cataluña, y calificó de “indigna” e “hipócrita” la iniciativa de los firmantes del Manifiesto por la Lengua Común. Ya verá qué hace el Tribunal y el Consejo General del Poder Judicial con las palabras del presidente y con tantas otras palabras pronunciadas sobre este asunto por los políticos catalanes. Los jueces tienen cintura de junco con los poderosos. Pero yo no tengo por qué. Ni siquiera con alguien que, probablemente, no sabe lo que dice, como insinúa el uso combinado, en ese contexto, de “indignos” e “hipócritas”: si no lo sabe, que prolongue sus horas de clase y que añada semántica y modales a su aprendizaje de la lengua propia.
El día que el presidente calificó de “indignos” a un grupo de ciudadanos el dictador Fidel Castro utilizaba el mismo adjetivo para rematar a dos miembros destituidos del que sigue siendo su gobierno. La coincidencia no es sólo temporal; el adjetivo tiene una clara raíz totalitaria que emparenta a los dos dirigentes. Más grave aún en el caso del hombre de Iznájar. Al fin y al cabo Castro insulta a un igual; como Jordi Pujol, por cierto, cuando acusó a Felipe González de hacer una jugada indigna en el asunto de Banca Catalana.
El presidente catalán, investido de su autoridad fáctica y de su potencia simbólica, se levanta y señala con su dedo a un grupo de ciudadanos: ¡Indignos! Obviamente estos ciudadanos no han cometido ningún delito ni se han puesto al margen de la dignidad pública o privada, sea cual sea la forma que adopte. Estas gentes firmaron un documento que criticaba la política lingüística en ciertas comunidades españolas. Algunos de ellos eran catalanes, es decir, estaban bajo la jurisdicción práctica y moral del que ahora se levanta y los insulta con repulsiva impunidad. Cualquier inteligencia corriente puede entender lo que supone, en ocasión y auditorio solemne, que la Autoridad se levante y extienda su palabra contra alguien. Si eso pasa en los salones, qué no pasará en la calle. Si eso hace la máxima autoridad institucional, qué no hará el gamberro desestructural. Si eso hace el uno y trino, ¿qué no hará la masa? Yo sé lo que hará. En realidad yo sé lo que ha hecho: seguir las intrucciones.
Hay una diferencia crucial entre don José Montilla y yo. Yo puedo insultarlo.
El único que ha insultado primero y de forma grave es don José Montilla, president de la Generalitat de Catalunya. Ha llamado “indignos” a los catalanes que firmamos el manifiesto por la lengua común.
Por cierto, ¿Alguien tiene el enlace al discurso del molt honorable al Institut d’Estudis Catalans?
Yedai
Montilla no insulto a nadie.Una cosa es llamar indigna una iniciativa política y otra llamar indignos a quienes la suscriben. Deberías ser capaz de discernirlo.
Yo creo que un manifiesto contra el catalán es un papelucho indigno y miserable. Pero estoy convencido de que muchas de las personas que lo firmaron lo hicieron con la mejor de las intenciones.
También pienso que el cristianismo es una patraña repugnante, pero creo que mi abuela era una persona maravillosa y toda su vida fue muy católica.
No mezclemos.
fandetontos, no hubo ningún manifiesto contra el catalán, no te hagas pajas mentales.
Tontorrón.