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‘Me parece que, tal vez con la excepción de los nacionalistas, la mayoría de los ciudadanos catalanes pensaba que el Estatuto de Sau era antes un punto de llegada que de partida’
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Arcadi Espada, escritor, periodista y profesor de la UPF, el 22 de septiembre de 2008 en su blog:
[…] Cualquier escrito de evocaciones ha de sortear un obstáculo, no por clásico, menos temible, que es el de acomodar la reconstrucción del punto de vista que tenía uno en el momento de los hechos evocados a la evolución posterior de los acontecimientos y, especialmente, a la evolución del carácter y las opiniones del uno, que es, sin duda, el principal acontecimiento. Pero me parece que, tal vez con la excepción de los nacionalistas, la mayoría de los ciudadanos catalanes pensaba que el Estatuto de Sau era antes un punto de llegada que de partida. E incluso la renuencia nacionalista debe matizarse. Es probable que alguno de sus estrategas manejara la idea del conflicto permanente con el Estado, como instrumento y orientación fundamental de su política. Pero tengo dudas de que se tratara de un diseño muy organizado y plenamente aceptado por el conjunto del movimiento. A veces pienso que esa táctica fue mero fruto de una Transición que todo lo decidió andando. De la aplicación del Estatuto y de sus previsibles problemas cualquiera (también los no nacionalistas) eran conscientes. Estaba la experiencia, lejana pero sólo en el tiempo objetivo, del Estatuto de 1932, cuyo desarrollo había sido complejo, polémico, y cruelmente solucionado con la catástrofe de la guerra civil. Pero éste y otros argumentos no prueban que la reivindicación nacionalista fuera a convertirse obligatoriamente en el centro de la vida política española de los treinta años que iban a venir. Se daba por descontado que el Estatuto no colmaría los deseos de los independentistas; y que la cuestión crearía algún problema en Cataluña y, sobre todo, en el País Vasco. Pero, repito y concluyo: el guión de la reivindicación permanente y de la tácita alianza de los nacionalistas con los independentistas no creo que estuviera escrito.
[…] No hubo reacción. Ninguna. Fue la absurda y ridícula confianza, sobre la lengua y sobre otros asuntos, de que los nacionalistas no irían más allá de la pompa circunstancial, tan comprensible, de la recuperación de una libertad frustrada por la guerra y la dictadura. Pero fue, también, y eso solamente es posible verlo ahora, la nula capacidad de respuesta, en términos puramente modernos, de muchos intelectuales y políticos catalanes. No parecieron tener un pensamiento vigoroso (y ¡propio!) para combatir el esencialismo que formulaciones como la de la “lengua propia” prefiguraban. Y es así como el Estatuto del 78, que iba a ser el de la modernidad y el renacimiento, inauguró una nueva Edad Media catalana que, por supuesto, goza ahora de su máximo esplendor arruinado.
Efectivamente el Estatut era un punto de llegada. Todos estábamos convencidos de que por fin se integraba en España a los nacionalistas y se les reconocían sus derechos. Ya podíamos convivir todos. Los no nacionalistas habían cedido y los nacionalistas habían conseguido mucho más de lo que esperaban. Fuimos unos ingenuos.
Los nacionalistas traicionaron el pacto y empezaron a pedir más y a hacerse las víctimas. Ahora su objetivo era la independencia. La izquierda a “comprenderlo” y a ceder para gobernar y alcanzar cuotas de poder. La derecha no lo comprendía pero cedía igualmente para alcanzar esas mismas cuotas de poder.
Estamos atados de pies y manos. Solo nos queda gritar: ESTOY HARTO. YA NO TENGO TRAGADERAS PARA ESE NIÑO CONSENTIDO QUE ES EL NACIONALISMO. O jugamos como él quiere o rompe el juguete. PP, PSOE, IU: RESPONSABILIDAD. Ahora yo tampoco tengo por qué respetar el pacto. Ahora me pongo como ellos. En el otro extremo: Quiero un estado con menos poder para las Comunidades Autónomas.
cualquiera | 24 de Septiembre de 2008 a las 18:06 : el Estatut (de Sau) era un punto de llegada…
Fuimos unos ingenuos.
Estamos atados de pies y manos. Solo nos queda gritar: ESTOY HARTO. YA NO TENGO TRAGADERAS PARA ESE NIÑO CONSENTIDO QUE ES EL NACIONALISMO. O jugamos como él quiere o rompe el juguete. PP, PSOE, IU: RESPONSABILIDAD. Ahora yo tampoco tengo por qué respetar el pacto. Ahora me pongo como ellos. En el otro extremo: Quiero un estado con menos poder para las Comunidades Autónomas.
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Aqui el unico niño mimado es cualquiera.
Un personaje nefasto, maleducado, rompedor, carpetovetónico, obsoleto, egoista, anclado en el franquismo, al que añora con todas sus fuerzas.
L’Estatut de Sau era una parada intermedia. Una componenda que los catalanes tuvimos que aceptar porqué, o eso, o el ejército.
Ahora insultas. Eso quiere decir que tengo razón. No era o eso o el ejército. La última dictadura de Europa lo tenía difícil para resucitar aunque lo intentó. Era intentar convivir.
No había demanda de estado descentralizado mas que por parte del nacionalismo y éste era muy minoritario incluso en las Comunidades históricas. Jamás se habló de independencia. Y el nacionalismo habló de no imponer su lengua. Salieron nacionalistas en televisión hablando de eso.
Si hubiésemos sospechado que era un paso hacia la independencia hubiésemos defendido el estado centralista y cada vez que presentáseis y demándaseis mas competencias nosostros habríamos defendido menos. Aquí no hay nada de añoranza del franquismo y sí mucho de haberme sentido engañado.
Los estados democráticos no tienen por qué ser federales ni autonómicos ni nada. Es una forma como otra cualquiera de organizarse. Vosotros nos habéis traicionado. Y fíjate hasta qué punto sois el niño mimado que solo se habla de vuestras penas. Aquí parece que no hay maqs problemas que las banderas, la lengua, la independencia, las competencias… Muchos ingenuos hemos creído durante mucho tiempo que en realidad lo que queríais eran privilegios. Ahora ya mostráis vuestro verdadero rostro: La imposición y la exclusión.
Y lo de decirte que no tengo tragaderas y llamar a la responsabilidad a los partidos políticos que tienen la obligación de gobernar para todos y no ser prisionesros vuestros ni de vuestros delirios y locuras no me hace maleducado. A tí sí que te lo hace el insultar.