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‘[…] Echo la vista atrás y nunca, ni en mis previsiones más pesimistas, pude suponer que el PSOE llegaría a los niveles de deterioro político y moral como el alcanzado ahora’
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Luis de Velasco, ex diputado del PSOE (de 1986 a 1989), ex secretario de Estado de Comercio (de 1982 a 1986) y columnista, en Estrella Digital, el 4 de agosto de 2008:
‘Permítame el lector empezar con una referencia personal. Fui militante del PSOE desde 1976 hasta 1994, en que lo abandoné asqueado de un montón de cosas […].
Transcurridos todos estos años, echo la vista atrás y nunca, ni en mis previsiones más pesimistas, pude suponer que el PSOE llegaría a los niveles de deterioro político y moral como el alcanzado ahora. Puede parecer grotesco, incluso revanchista, afirmar esto de un partido que sigue en el Gobierno y que cuenta, al menos hoy, con el respaldo de la mayoría del país. Para quienes todo lo miden por el éxito electoral, a costa de lo que sea, eso es suficiente. No lo es para quienes piensan, pensamos, que el PSOE, con Rodríguez Zapatero al frente del Gobierno, está causando daños seguramente irreparables.
Dejemos de lado el tema de la archinegada crisis económica (cuya profundidad y duración va a ser superior a los pronósticos oficiales y que está ya recayendo, diga lo que diga el Gobierno, sobre los más débiles) porque, al fin y al cabo, de ella se saldrá algún día, y centrémonos en temas más permanentes. Concretamente, en la política desarrollada por el Gobierno desde el 2000, basada en alianzas con los partidos nacionalistas, ejemplificada especialmente en el tripartito catalán con el PSC al frente de la manifestación y en el respaldo al Estatut, algo que está demostrando ser, y más lo será en el inmediato futuro (salvo que el Constitucional lo remedie, algo poco probable), una enorme fuente de problemas de todo tipo. Primera prueba de esto es la aprobación, esta pasada semana, por el Gobierno catalán de un nuevo proyecto de ley de enseñanza que, como ha dicho muy acertadamente Antonio Robles, diputado autonómico de Ciudadanos, es una ley para la exclusión, para expulsar el castellano de la escuela catalana. Claramente anticonstitucional y franquista. Mientras, el Gobierno del PSOE, Gobierno de España (como dice ese gracioso estribillo inventado antes de las últimas elecciones), mira para otro lado.
[…] El PSOE, que cada vez parece menos un partido nacional y cada vez más una confederación de franquicias, enfrenta un enorme responsabilidad, mayor que el PP por ser el partido de gobierno. La coyuntura política es cada vez más grave. Si en lo económico no se justifican, al menos hoy, unos nuevos pactos de la Moncloa, en lo político la embestida nacionalista y de sus “clones”, sí justifica un acuerdo entre los dos grandes partidos, acuerdo que incluya desde reformas constitucionales rescatando competencias para el anoréxico Estado, hasta una nueva ley electoral más acorde con eso tan democrático de una persona, un voto. ‘
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