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‘La autoestima de los ciudadanos de Barcelona, y en general de los ciudadanos catalanes, no depende de la erección de monumentos nacionalistas’
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Koldo Blanco, militante de Ciudadanos, en la web de la corriente Izquierda Liberal, el 14 de julio de 2008:
‘En 1919, el arquitecto Puig i Cadafalch diseñó cuatro grandes columnas jónicas, de veinte metros de altura, como pórtico al recinto de la Exposición Universal de 1929. Pero las columnas nunca llegaron a ver la exposición; fueron demolidas cinco meses antes, debido a las modificaciones y ampliaciones de un proyecto que se proponía enfatizar la perspectiva de la cascada acuática entre el palacio de exposiciones y las torres venecianas. Realmente, las columnas restaban perspectiva y proporción a los edificios del fondo, y por tanto fueron eliminadas.
A pesar de que el valor arquitectónico y urbanístico de las columnas de Monjuïc es bastante discutible. El gobierno municipal ha decidido, no obstante, erigirlas de nuevo, 80 años después de su demolición. ¿Por qué? Descartados sus valores históricos y estéticos, solamente resta una explicación: porque es un símbolo nacionalista. Puig i Cadafalch era militante de la Lliga Regionalista, y las cuatro columnas, se dijo, representaban las cuatro barras de la bandera catalana. Se da la circunstancia de que la demolición de las columnas, como la propia Exposición Universal, se llevó a cabo durante el gobierno de Primo de Rivera, lo que resulta perfecto para atizar la siempre bien alimentada llama del irredentismo catalán. Únicamente por este motivo, numerosas entidades nacionalistas han presionado durante años para restituir este monumento. Finalmente, el alcalde Hereu se ha plegado a sus propósitos. Eso sí, la factura la pagarán todos los barceloneses, sean o no nacionalistas. Y seguro que no saldrá barato.
(…) La autoestima de los ciudadanos de Barcelona, y en general de los ciudadanos catalanes, no depende de la erección de monumentos nacionalistas. Tiene que ver con aspectos quizá mucho más prosaicos pero más prácticos, como el buen funcionamiento de las infraestructuras, la limpieza de las calles, la seguridad y la convivencia; es decir, con la mejora de la calidad de vida de sus habitantes. Y también tiene que ver con la responsabilidad y la altura intelectual y moral de sus representantes políticos y de sus profesionales.
El Ayuntamiento de Barcelona está realizando una política de destrucción del patrimonio y reinvención de la historia. Ya va siendo hora que alguien ponga freno a tanto disparate.’
Es bueno que se sepan estas cosas. Gracias por tu trabajo, Koldo!