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‘El Manifiesto por la lengua común va en la dirección contraria: lejos de reforzar la identificación de los ciudadanos con el proyecto político de España, es una invitación al desapego’
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Albert Branchadell, profesor de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad Autónoma de Barcelona, el 7 de julio de 2008 en El País:
‘El Manifiesto también reclama que se establezca el derecho de los ciudadanos a ser educados en castellano. A diferencia de la anterior, esta propuesta no está en la Constitución. Lo que sí existe es una acreditada jurisprudencia según la cual el derecho a la educación no implica el derecho a elegir la lengua de la enseñanza. Es interesante, por cierto, que el Manifiesto solicite al Parlamento español una normativa sobre una cuestión que parlamentariamente ya está zanjada: el Congreso rechazó recientemente una proposición del PP que incluía el derecho a “estudiar en castellano en todas las etapas del sistema educativo”.
Naturalmente, que el Parlamento convalide el sistema de inmersión lingüística en Cataluña no significa que este sistema sea invulnerable a la crítica. Si el Manifiesto existe es, en buena medida, por el trato escolar que recibe el castellano en Cataluña, que acaso sería bueno revisar. Es posible que en Cataluña no se haya garantizado de manera satisfactoria el derecho a recibir la “primera enseñanza” en castellano, reconocido desde la Ley de Normalización de 1983. En la actualidad, oponerse a la tercera hora de castellano (al mismo tiempo que se admiten asignaturas en inglés) es un grave error político. En ambas cuestiones, cumplir estrictamente la ley podría bastar quizás no para prevenir manifiestos pero sí para aplacar el posible descontento ciudadano.
[…] En los acuerdos con la UE antes citados, se aduce que “los esfuerzos para acercar la Unión a los ciudadanos exigen que, en la medida de lo posible, se facilite tanto a ellos como a sus representantes la comunicación con las instituciones en su lengua materna, elemento importante para reforzar su identificación con el proyecto político de la Unión”. El Manifiesto por la lengua común va en la dirección contraria: lejos de reforzar la identificación de los ciudadanos con el proyecto político de España, es una invitación al desapego. España es un país plurilingüe. Si queremos que siga siendo un país, la receta no es contraponer la lengua “común” a las lenguas “autonómicas”, ni anteponer los intereses de los “ciudadanos monolingües en castellano” a los del resto de ciudadanos españoles’.
Los “desapegados” sois todos vosotros: politicastros e intelectuales de tres al cuarto que con vuestra opinión pretendeis sentar cátedra.
Los separatistas (de la lengua) no son la gente de a pié. Sois cuatro gatos. El problema es que salis en los medios y parece que sois el sentir popular. Penoso y triste, que no sepais ver que la gente de la calle quiere solo ser feliz unos con otros. Pero para ello tenemos que entendernos. Y vosotros solo pretendeis aislarnos a unos de los otros.