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‘De ahí que aquello de que “las lenguas no tienen derechos sino los individuos” sea un falso dilema: tienen derechos las lenguas, como los tienen las matemáticas o la música clásica’
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Violeta Demonte, lingüista, catedrática de la UAM y del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CSIC), el 5 de julio de 2008 en El País:
‘Porque las lenguas son objetos tanto del mundo natural como del cultural, y mantenerlas y dinamizarlas (lo de “protegerlas” suena más a parque zoológico) es un deber de las comunidades socio-políticas que pueden permitírselo. De ahí que aquello de que “las lenguas no tienen derechos sino los individuos” sea un falso dilema: tienen derechos las lenguas, como los tienen las matemáticas o la música clásica; y, por supuesto, tienen derechos los individuos.
[…] Así pues, los conceptos de “bilingüismo oficial” (expresión que no aparece en el Manifiesto pero que lo sobrevuela) y de “normalización lingüística” no pueden calificarse como “atropellos”, son simplemente opciones de planificación lingüística históricamente establecidas en los países avanzados; del mismo modo que no son un atropello sino una opción -a lo mejor en algún caso discutible- la educación religiosa, la existencia de aduanas o el tener un Ministerio de Defensa. Normalizar, obvio es, quiere decir convertir en normal y para que dos cosas parecidas sean normales (en este caso dos lenguas) tienen que tener similares condiciones de uso. La normalización lingüística es imprescindible cuando hay fuertes diferencias dialectales o situaciones de diglosia; la definición de esa tarea aparece en cualquier manual elemental de sociolingüística’.
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