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‘Desmarcándose del Manifiesto por la lengua común, basado en una mentira hiriente, el PSOE trata de aparecer como el campeón de una España plural que, en realidad, no contempla ni impulsa’
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Francesc-Marc Álvaro, escritor y periodista, el 8 de julio de 2008 en La Vanguardia:
‘Diré, como el poeta, que yo era un tonto y lo que he visto me ha convertido en dos tontos. Resulta que, valorado desde Catalunya, el gran éxito del 37.º congreso del PSOE es que la dirección socialista confirma su apoyo a la legalidad en lo referente a las lenguas autonómicas. ¡Albricias! Esta es la gran noticia. Al parecer, cuando el PSOE se presentó, en el 2004, con el lema “Si gana Zapatero, gana Catalunya” todavía no debía tener claro tamaño asunto, pero se está haciendo la luz en la calle Ferraz. Avanzándome a las almas caritativas que me tilden de desagradecido por no ver el vaso medio lleno de la generosidad del talante, diré que no es de recibo presentar como algo nuevo y rompedor lo que es ley desde hace tiempo, por lo menos desde 1983. Claro que este método ya se ha usado. Zapatero tuvo el rostro de convertir la enésima devolución del castillo de Montjuïc a Barcelona en uno de sus gestos señeros de amor electoral a los indígenas.
Seamos serios. Desmarcándose del Manifiesto por la lengua común, basado en una mentira hiriente, el PSOE trata de aparecer como el campeón de una España plural que, en realidad, no contempla ni impulsa. Nunca Zapatero estará tan agradecido a El Mundo, al partido de Rosa Díez y al PP por permitirle quedar tan bien en las comparaciones odiosas, por el módico precio de colocarse junto a la norma democrática vigente, colando de matute -ay, ay- la tercera hora de castellano (con el apoyo de los tribunales), no sea que se le escape algún voto hacia el PP y Ciutadans’.
¿En qué mentira hiriente se basa el Manifiesto? El Manifiesto no pretende promover el castellano, simplemente pide que no se prohíba. El Manifiesto no es sobre una lengua, sino sobre los derechos civiles de las personas que viven en Cataluña, por ejemplo.
Hemos llegado a un punto en que pedir cosas evidentes, por ejemplo, que el sistema educativo no discrime a una de las lenguas oficiales de Catauña, se ve como un delito de lesa patria. Los intransigentes pasan por moderados y los que nos pasamos el día explicando y razonando por activa y por pasiva lo que humildemente pedimos, pasamos por extremistas.