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‘[El nacionalismo] pretende ordenar nuestras vidas mediante su política, la hegemonía cultural y los medios de comunicación públicos’
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Joan Ferran, portavoz adjunto del PSC en el Parlamento de Cataluña, el 1 de junio de 2008 en El Periódico:
‘A la vista de algunos debates precongresuales y de las soflamas de algunos líderes, algo debe haber de cierto en esa definición de café. Sí, pero, poca broma, el nacionalismo está ahí con todo el folklore que ustedes quieran y apelando al sentimiento. Pretende ordenar nuestras vidas mediante su política, la hegemonía cultural y los medios de comunicación públicos. Hace pocos días leí –en clave catalana– lo siguiente: “El primer y principal objetivo de todo medio de comunicación público es la creación y mantenimiento de un imaginario nacional con funciones cohesionadoras y coercitivas”.
[…] Las diferencias entre el catalanismo social y el nacionalismo no solo se encuentra en las propuestas programáticas. Las hallamos también en las actitudes, las clasificaciones y los calificativos. El catalanismo históricamente ha tenido un carácter inclusivo que contrasta con la práctica excluyente (nosotros frente a los demás) del nacionalismo. El primero ha gozado siempre ejerciendo de elemento integrador frente al hábito segregador del segundo de todo aquel que no asume la totalidad de la identificación nacional.
El catalanismo hace gala de un carácter políticamente transversal. Todo el mundo, sin distinción, puede adoptar un determinado nivel de compromiso en la escala que mide la catalanidad. Josep Piqué lo hizo y Daniel Sirera también. En el caso del nacionalismo, no hay gradación a la carta: se es o no se es.
[…] La sociedad catalana precisa estabilidad y no hipótesis de futuro basadas en deseos románticos. Abrir procesos que no son asumidos mayoritariamente por la ciudadanía comporta torpedear la convivencia, implica deteriorar el propio concepto de nación y perjudica, a corto plazo, nuestra lengua y cultura. Ahora bien, que nadie se engañe, para que la propuesta del catalanismo federalista llegue a buen puerto precisa buena receptividad en el resto de España. Esa receptividad tiene nombre: respeto al Estatut y una financiación justa’.
¿Catalanismo,”inclusivo”? ¿Nacionalismo, “excluyente”?
Esta diferenciación me suena a música celestial. El catalanismo no es nada más que el subterfugio utilizado por los nacionalistas para no asustar a la grey; la prueba es que la meta de ambos “movimientos” es la misma: la consecución de una nación: la “nación catalana”. O sea, que lo que se pretende es llegar al mismo sitio -la idependencia- por distintos caminos.
El grograma es claro.
Espero que la gente no se deje tomar el pelo.