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‘Después de más de treinta años de restablecimiento de la democracia ha quedado demostrado de forma suficiente que Cataluña no puede ser insertada dentro de este Estado actual’
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Miquel Calçada Mikimoto, antes Miquel Calzada, periodista y empresario radiofónico, el 23 de mayo de 2008 en el diario Avui:
‘Después de más de treinta años de restablecimiento de la democracia ha quedado demostrado de forma suficiente que Cataluña no puede ser insertada dentro de este Estado actual. La Constitución española estableció un marco referencial que parecía augurar un encaje de las diferentes realidades nacionales, culturales y lingüísticas dentro de un mismo Estado llamado Reindo de España. Lo que finalmente ha quedado demostrado es que el espíritu del legislador no ha variado desde los tiempos del conde-duque de Olivares, en el siglo XVII. Y este espíritu de entonces a esta parte se ha concentrado en construir un Estado de matriz castellana, integrando -en el sentido eufemístico del término- todas las realidades nacionales que le eran ajenas. Por más que desde Cataluña se han hecho todos los ejercicios intelectuales habidos y por haber (comenzando por Narcís Feliu de la Penya, continuando por Valentí Almirall, Enric Prat de la Riba, Francesc Cambó, el presidente Maciá y hasta la actualidad) para llegar a un buen entendimiento, esto no será nunca posible para la mayoría de nuestros vecinos. Entendámoslo bien porque es muy importante: el Estado español no ha tenido ni tiene la voluntad para entender realidades ajenas. No la tiene ni tampoco tiene ninguna presión para cambiar de idea. El Estado español nos quiere, sí, pero de forma transgénica. Cuando de nosotros sólo quede el nombre. Cuando seamos un recuerdo. ¿Realmente alguien en plenas facultades piensa que hace falta continuar lesionándonos intelectualmente, físicamente, para continuar formando parte de esta impostura? ¿O no es una impostura un Estado democrático que no acepta un igualitarismo convivencial entre naciones, culturas y lenguas ni tan solo formalmente? Por tanto, hay que concluir que solo desde la posición soberana que da un Estado propio tendremos alguna posibilidad de desarrollar nuestras potencialidades en pro del interés general.
[…] Es importante que no nos dejemos embaucar por enésima vez con las proclamas clásicas del españolismo más chabacano aunque quiera parecer elaborado’.
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