Puigverd: ‘El éxito de Vargas Llosa es también el éxito de la sociedad catalana’
Antoni Puigverd, escritor, el 11 de octubre de 2010 responde en La Vanguardia a los críticos de Vargas Llosa:
‘[…] La Catalunya política e ideológica apenas lee. No es extraño que el discurso político sea ya tan visceral como el futbolístico. En este punto, la política catalana y la española no se diferencian. Será el sustrato franquista, o será el virus del totalitarismo, que rebrota entre nosotros aderezado con nuevos componentes. El hecho es que el pensamiento libre vuelve a parecer sospechoso. Se desprecia al escritor o intelectual que se atreve a pensar por su cuenta, especialmente si su libre albedrío cuestiona tópicos, falsedades o prejuicios sobre los que se construyen las identidades y las ideologías.
Para el sector nacionalista de la política y la cultura catalanas, las críticas del popperiano Vargas Llosa sobre el catalanismo han pesado mucho más que su fértil compromiso con uno de nuestros mejores clásicos. No importa que el gesto de leer, estudiar y defender el Tirant lo Blanc sea una muy valiosa manera de reconocer la cultura en lengua catalana y de proyectarla internacionalmente. No importa que el tirón publicitario del Nobel pueda también ahora ser útil al Tirant y, por extensión, a la cultura escrita en catalán, a la que no le sobran precisamente valedores internacionales. No importa. Muchos influyentes actores catalanes le dieron la espalda cuando, con razón o sin ella, Vargas Llosa dijo, ya residiendo en otras ciudades del mundo, que el nacionalismo catalán había acabado con la efervescencia, creatividad y libertad de la Barcelona de los años setenta. Vargas Llosa pasó entonces a ser considerado hostil. Craso error. Lo importante no es que Vargas Llosa comparta las emociones o razones del catalanismo, sino que defienda en todo el mundo que Tirant es tan importante para la historia de la novela como Guerra y paz.
[…] El éxito de Vargas Llosa es personal: de su talento y su trabajo, de su imaginación y de su prodigiosa claridad expresiva. Pero, si alguna sociedad merece colgarse alguna medalla por este Nobel, es la barcelonesa y, por extensión, la catalana. El éxito de Vargas es también el éxito de la sociedad catalana. Debemos aplicarnos a la suma –y no a la resta– si queremos repetirlo’.